La natación, sin lugar a dudas, es mi deporte favorito debido a la impecable sensación de flotar en el agua y de dejarme llevar por el relajo de aquellos movimentos rítmicos que ponen al cuerpo al servicio de un fin común que es desplazarse, dejarse llevar y alcanzar las esquinas. Juan Luis Guerra lo describiría como quisiera ser un pez, pero creo que con ser un nadador me parece suficiente: pelear de vez en cuando con la profesora de hidrogimnasia y su particular forma de aplaudir que hace doler los oídos mientras espero que se acabe luego se clase para poder nadar tranquilo y recuperar las pistas que ocupa su clase, nadar, nadar y seguir nadando hasta ver que pasa la hora y ya las cruzado varias veces.
Pero, claramente, luego de llevar varios meses en lo mismo, es lógico que los implementos empiecen a ceder: desgraciadamente, todo tiene vida útil. Fue así como descubrí que hacía tiempo que necesitaba cambiar mi traje de baño que ya llevaba en mi poder por casi 3 años. Y así fui dejando para después la compra hasta que, esta semana, la vida misma me informa que no todo se puede postergar: los lentes acabaron destruyéndose frente a mi cara de sorpresa a poco de ingresar a nadar, pero un arreglo simple me salvó por dos días más. Hasta que, finalmente, hoy día miércoles me decidí a embarcar en aquella extraña misión de conseguir un traje de baño en pleno abril, cuando el otoño hace creer a las tiendas que la gente no hace deportes relacionadas con el agua y luego se cuestionan el aumento de la obesidad. ¡Es lógico si no son capaces de proveer de indumentaria!
La fase "recambio" de indumentaria comenzó ayer martes con la compra de una nueva gorra para el nado: primer paso, cleared. Lo segundo, la compra de lentes a un módico precio inferior al que yo pensé que saldría (la referencia del gimnasio superaba el costo real y me alegré de ver que lo pude conseguir a un precio más amigable): paso dos, cleared. El tercer paso era la compra del traje de baño para lo cual decidí que hoy acudiría al mall en busca de aquel vestimenta, aprovechando de la gran variedad de tiendas existentes dentro de aquel edificio que, además, es residencia de la Universidad de las Américas: ¿una universidad en un mall? Sí, todo es posible (excepto calidad y credibilidad, en el caso de aquella 'minimum' institución). Búsqueda de tiendas deportivas mode on: maui, reebok, adidas y no me acuerdo cómo se llamaba la otra, pero la respuesta fue siempre negativa, agregando que ya no íban a llegar. ¿Qué acaso la gente no puede hacer deportes de agua si no es verano? Obesos todos, sedentarios y cardiópatas. Uno que quiere vida sana y el mercado estar en contra. Continué mi búsqueda con amurramiento progresivo, descubriendo que en aquel centro comercial no encontraría lo que estaba buscando. Holy crap.
La solución no era Jenny, como anunciaba un antiguo cartel en la ciudad de Quilpué, capital de la provincia de Marga Marga y epicentro de la muerte de animales en el Zoológico por la mala gestión de su personal. La solución era una tienda deportiva perdida en el small de esta pequeña localidad "que avanza", aunque haya que andar apurando a la gente en la calle que no se da cuenta que hace taco. Muuuu. Muuuucha sorpresa me llevé al darme cuenta que en aquel lugar, escondido en una esquina... ¡había una oferta de 150.000 por 1! En realidad solo 2x $10.000 y 1x $6.990: great. Me probé dos: uno que no entraba - ¡por mis hijos! que me dolió no poder llevarmelo, porque me gustaba el color y todo, pero en fin...- y el segundo que me quedaba, según yo, un poco suelto, pero que salvaba por el momento: es lo que hay. Lo compré y salí, sin creer que acababa de encontrar algo en aquella misteriosa ciudad en la cual duermo, pero que parece que no existe dentro del mapa mental de mi diario vivir.
(a)"Tienes que ir a la calle X" b)"¿Dónde queda eso?" a)"¡En el centro po!" b)"¿Quilpué tiene centro?" (cuec)
(a) "Bájate en la paredero X". b) "¿Dónde queda eso?"
(a) "Bájate en la paredero X". b) "¿Dónde queda eso?"
a) Etc.
En fin. Quilpué tenía lo que el Mall Marina Arauco no tenía y eso ya merece un aplauso. Esta compra dejó en evidencia una falencia propia: necesidad de pompas que podría originar, futuramente, otra operación con resultados insospechados nunca antes vistos en la televisión.
1 comentario:
Y dónde quedan los créditos para quien te dijo desde un principio dónde encotrarías tu traje de baño? ah?
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