Ojos perdidos, pupilas enrojecidas y miradas esquivas: ¿dónde voy? ¿Qué es lo que soy o quiero llegar a ser? Una nube volando en el cielo, un pedazo de cielo flotando sobre el mar, una masa de agua cubriendo la tierra, un poco de vida dando vueltas por ahí. Dime lo que no veo, qué es eso que está más adelante que yo ya no alcanzo a ver: mi vista nublada me impide avanzar y el silencio me retumba en los oídos sin dejarme hablar. No me salen las palabras y me enredo otra vez.
Una nave a la deriva que se hunde en el torbellino formado por un tsunami en el mar, flota un cadáver aún vivo que mira el cielo buscando la luz de la salvación que está tan lejos, que está ausente. Números y letras, expresiones inciertas, horarios que no acaban y semanas eternas, pero todo tiene que acabar. Alejarse de un ambiente circular de ironías y sonrisas falsas, con abrazos de cartón y de plástico, cantando himnos de alabanzas a un ídolo falso que dice ser Dios, pero que no lo es. Porque la virtud no está en lo que dices, sino en lo que haces y tu Biblia no te va a salvar de todas las culpas que has cargado con actitudes deshonestas.
Una nave a la deriva, pero ahí no volveré más. Esto va a acabar, solo es un momento de oscuridad, quiero luz, quiero luz, quiero aire. Quiero mar, quiero verde, quiero chocolate, quiero viajar, quiero un camino, quiero encontrar. No sé qué es lo que busco, pero ya lo voy a averiguar.
1 comentario:
Un camino de cocholates y pastelitos podría ayudar mientras esperas?
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