lunes, 2 de abril de 2012

Navegación

Navegación. Abrir y cerrar los ojos, el vuelo de los pájaros, el ruido del tren y el chirrido de las bocinas que se detienen en un semáforo en rojo. Acción. Compulsividad, obsesividad, paranoia, histeria, locura, bulimia, anorexia, retención, detención, inercia, temblor, sudor, salto, rana, ardilla, calor, frío, otoño, abril. Abril, lluvias mil y las gotas de agua se quedan condensadas en un ambiente que no fluye, en una nube congelada que no avanza y flota en el cielo al momento en que las miradas divagan a lo lejos, gritando, canciones olvidadas por el paso del tiempo. La lluvia vendrá, la lluvia caerá, los tranques volverán a su nivel, no habrá sequía, no moriremos de sed: moriremos de calor, moriremos en el olvido, moriremos producto de nuestro propios errores. Causa-consecuencia y no se puede hacer más.

Navegación. Sumergido entre las olas que van y vienen, alza un brazo hacia el mar y mueve el cuerpo deslizándose por un mar de profundidades celeste de invierno, de otoño, de frío y de nieve. ¿Y la nieve? Ya no cae, porque acá nunca ha caído aunque los cielos arrojen temperaturas bajo cero y asesinen el invierno con 33º en pleno marzo, ya no se sabe, ya no se entiende, ya no se predice lo que pueda pasar. Agua, botellas, pío pío, el zumbido de un zancudo, un grito, un plumón volando por la sala, el mismo plumón atacando la cabeza de un alumno que no está atento, una mosca que se quedó pegada ante la imagen de aquellos dos euros que se me olvidaron una vez, mi pecho apretado que a ratos olvida respirar, la tensión, la tensión, la tensión... ¡explosión! Y vuelve a temblar, vuelvo a tener miedo, vuelvo a escribir y mirar al cielo. Perturbación.

Explosión, detención, canción, suspensión, alimentación, respiración, circulación, ración... navegación hacia parajes cercanos lejanos que confluyen en la luz blanca de una pizarra acrílica que, en cualquier momento, podría quedar marcada para siempre con un plumón permanente.

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