Un camino silencioso por el Queen's Walk y el paisaje recurrente de un cuento londinense, allá donde las rueda gira todo el día y se duerme cuando atardece. Allá por donde los vagabundos se cobijan del hielo bajo cero, allá donde las nubes amenazan con cubrirnos de nieve. Un camino equivale a mil millones de miradas que pisan cada baldosa dormida, cada escalón construido hace cientos de años en que la tierra ha dado más de mil vueltas, por mi cabeza han pasado más de un millón de pensamientos, cuando he bebido más de cien mil litros de agua y he olvidado más de mil cosas que tenía que hacer. Los años pasan y se cumplen a lo menos cien pequeños sueños cuando giras la cabeza y te das cuenta de que ha pasado el tiempo y que comienzas a abrir las alas.
Y no se sabe por qué quedan las palabras escritas en un mural que luego alguien verá y le tomará una fotografía que cruzará el universo durmiente, naciente, somnoliento, despierto, ilusionado, soñador.
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