Despertarse en el silencio, observar a través de la ventana y descubrir, con desgano, que la lluvia ya se había ido con la violencia con que golpeaba los techos la noche anterior. Ya había estrellas en el cielo a eso de las 5.30 a.m cuando caminas rumbo a despertar totalmente. No hay ducha que pueda contra el cansancio de tanto tiempo, no hay desayuno que logre darte ánimo cuando estás alicaído. Solo el reloj de arena que marca el paso del tiempo, que te avisa con alegría que lo malo se está yendo y que pronto, muy pronto, comienza un tiempo muy bueno. Que la incertidumbre es parte del viaje y que, en definitiva, es lo que estoy buscando.
Que cada vez me preocupo menos porque, de una u otra forma, ya sé cuál será el final de muchos. Que al final deja de importarte todo y ya no luchas contra la corriente, simplemente caminas a un lado. Comienzas a vivir el día a día y lo que suceda después, ya se arreglará en su momento.
1 comentario:
Esto me suena a que estás más tranquilo :)
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