martes, 2 de octubre de 2012

Insignificante

Las figuras eran abstractas a través del cristal, los gritos eran casi inaudibles a tal altura. Quizás un centímetro de longitud pueda parecer un rascacielo y un metro, la inmensidad de un Dios. Nadaba a la deriva dentro de una taza de té, confundido entre el calor del oleaje y del atardecer que se posaba sobre su mirada. No sabía cómo había llegado hasta allí, sólo era una imagen inerte que flotaba, de manera microscópica en medio del cosmos.

A sus pies, el planeta Tierra se veía completamente pequeño y él, insignificante ante el infinito.

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