A veces pasa que llegas sonriente y hasta feliz a hacer cosas que, en realidad, no te agradan: quizá sea esa capacidad innata en el ser humano de actuar o, más positivamente, la habilidad de adaptarnos a los diferentes ambientes y tratar de trabajar de la mejor manera posible en ellos. Incluso, ahora que lo leo, suena tan lindo que a veces me lo creo, pero muchas veces la realidad aparece de una forma totalmente opuesta. Y es que ya no entiendo nada: es claro que no me gusta, que no me siento cómodo y, dentro de las "tinieblas que están nublando mi percepción", es poco lo que puedo ver para intentar salir adelante. He recurrido al conteo estadístico de semanas y clases para intentar darme ánimo y ver todo el tiempo valioso que pierdo en esto, cuando en realidad lo único que me interesa de este semestre es mi tesis. A veces tengo miedo de que mi desempeño teórico se vea mermado por esta situación de práctica y todo el desgaste energético y emocional que significa, pero claro, es parte de ese proceso que vi tan lejano -intentando olvidar de que no me gustaba- y que ahora me toca vivir en la carrera por tener un "título".
Y en el marco de los títulos, el día de hoy creo que he andado con subtítulos electrónicos en algún idioma propio que nadie más entiende. Si mi conciencia tuviera voz física, creo que varios se asustarían. O quizás sería mejor, para que la gente realmente supiera lo que pienso de ellos y de que muchas veces me dan ganas de mandarlos a la mierda. Creo que son necesarios esos minutos de furia aunque a veces te puedan costar muchas cosas, pero hay gente que se lo merece. Me sentí demasiado frustrado al ver cómo mi ánimo y mis intenciones de desarrollar una clase terminaron en el suelo ante la reacción negativa del curso: ¿Qué más hago? ¿Me visto de payaso, qué? Me hacen pensar que lo que hago no sirve de nada y realmente me deprime. ¿Quiero estar en esto todo el resto de mi vida? Debe ser como la décima -quizás más- vez que lo digo: no. No me siento capacitado y, realmente, es algo que me pone de mal humor. Es lamentable ver que mi potencial acaba en el suelo, reducido a una sala de clases donde no quieren ponerte atención y debes luchar contra ellos. Obviamente, para que luego digan que tú lo haces mal, pero nadie considera que a ese alumno le importa un comino. Si lo echas de la sala, le quitas su derecho a educarse, ¿pero dónde queda tu derecho a estar en paz para ejercer tu trabajo? Definitivamente, los autores que hablan de comunicación no tienen idea de lo que hablan y en vez de gastar papel, deberían pegarse un tiro: salvaríamos árboles.
Sé que es parte del proceso y que a veces no nos tocan días buenos. En fin. Quizá mañana piense diferente y reflexione respecto a cómo hacerlo mejor. Solo quedan 8 semanas y ya está. Será una experiencia de la cual hay que aprender. Probablemente pueda cumplir mi deseo de decir todo lo que me he callado, simplemente, por no quedar mal con nadie.
1 comentario:
Aprovecha el fin de semana largo para olvidar los malos ratos.
Te amo.
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