Puede ser excentricismo, ocio o, simplemente, una intención de guardar momentos en caso de que la memoria falle. Es así como, desde hace un tiempo, soy un coleccionista de recuerdos anotados en clave musical para que, al finalizar el año, pueda hacer un recuento de cuáles fueron aquellas canciones que me marcaron durante cada etapa. El mes de mayo, sin saberlo, se ha convertido en un mes especial debido a su transición: se acabe el penúltimo mes de universidad y ya estamos a pocas horas de comenzar el último. Es lógico que un contexto como este, todo se vea envuelto en una atmósfera melódica con nuevos y constantes descubrimientos que detallaré a continuación.
1. To the lighthouse de Memoryhouse. El sonido envolvente de esta canción me llevó a universos paralelos en pocos segundos, con el simple hecho de poner los auriculares en mis oídos y dejarme volar. Compañía de creaciones literarias y académicas, de paseos por las noches iluminadas de Valparaíso y de sueños. Definitivamente, la canción que marcó este mes.
2. Somebody that I used to know de Gotye. El sonido suave de esta canción que escuché de improviso en MTV mientras tomaba desayuno era el adelanto de un disco que, sin pensarlo, llegaría a mis manos desde Buenos Aires gracias a la gentileza de Sebastián Machuca, quien tilda al artista como hipster. Una canción que en pocos días escuché una y otra vez caminando por la ciudad. De acuerdo a las indicaciones del señor mencionado en este párrafo, hago una mención especial a la espectacular voz y versatilidad de Kimbra, que es la artista invitada en la canción.
3. Hours de Tycho. Otra melodía a base de sintetizadores y ya puede pensarse en la recurrencia de mis gustos electrónicos. La descubrí de improviso mientras indagaba en youtube por música para acompañarme durante los diversos trabajos y llegué a otro puerto de despegue a mi imaginación y mi mente. Para volar.