Salgo en la mañana de mi casa y veo que están cayendo gotas en el techo: ¿la primera lluvia del año? Y resulta que seguía, a ratos disminuía y después volvía. Tenía que ir a Valparaíso así que salí con chaqueta y todo; al poco rato veo que hasta parece despejarse un poco, llego a Valparaíso y me siento acalorado por andar con la chaqueta: lo típico, ¡para qué la traje! y la recurrente queja de por qué el tiempo cambia tanto entre Quilpue y la costa.
Llego a mi casa de regreso y el cielo sigue oscuro, nuevamente caen gotas de agua sobre el techo. Y así estuvo un buen rato hasta que tuve que ir a Viña; iba mirando por la ventana y veo que las gotas se hacen un poco más grandes y empiezan a mojar el suelo con mayor rapidez: al parecer, lo de chubascos iba en serio. Pero seguía pensando en lo que había leído en la página del tiempo: “lluvia en los valles centrales”, por lo cual, la costa no debiese verse afectada. De todos modos llevaba la chaqueta puesta mientras vi que en todos lados ya comenzaba a acumularse el agua y mojar las calles.
Llego a Viña y veo que todavía sigue lloviendo… y bastante fuerte: parecía de estos chubascos propios del invierno, de esos que anuncian en las noticias y toda la gente anda vuelta loca al día siguiente; algunos cubriéndose con lo primero que pillan, otros vendiendo paraguas y haciéndose “la América” con la venta de un producto muy utilizada en este caso. Llego al paradero mientras veo las gotas que hacen ondas en las pozas, veo gente paseándose de un lado a otro y gente que aparece con paraguas. Y lo chistoso es que en la mañana había sol, todo parecía predecir que sería otro día de calor del verano que ya se está acabando. Lo primero que dije: “hay un poco menos de sequía y ojalá que el agua esté llegando al lugar de los incendios”. Me daba risa ver toda la gente acumulada bajo el paradero y me acordé de los inviernos en que llovía mucho.
Caminamos toda la tarde con unos amigos y nos mojamos bastante; debimos encerrarnos en el mall a ver cómo mucha gente hacía lo mismo para cubrirse de esta lluvia que muchos no estaban esperando. Y todo estaba tan oscuro con las nubes que parecían anunciar un incontrolable temporal. Así fue la primera lluvia del año, en verano, como ya ha ocurrido varios años. Dicen que hasta hubo truenos, pero yo no sentí nada. En fin; 5 milímetros de agua caída que no lograron salvarnos del racionamiento energético ni levantar la alarma de sequía, pero que alivianaron un poco el problema y que ayudaron a controlar el incendio de Quintay.
Llego a mi casa de regreso y el cielo sigue oscuro, nuevamente caen gotas de agua sobre el techo. Y así estuvo un buen rato hasta que tuve que ir a Viña; iba mirando por la ventana y veo que las gotas se hacen un poco más grandes y empiezan a mojar el suelo con mayor rapidez: al parecer, lo de chubascos iba en serio. Pero seguía pensando en lo que había leído en la página del tiempo: “lluvia en los valles centrales”, por lo cual, la costa no debiese verse afectada. De todos modos llevaba la chaqueta puesta mientras vi que en todos lados ya comenzaba a acumularse el agua y mojar las calles.
Llego a Viña y veo que todavía sigue lloviendo… y bastante fuerte: parecía de estos chubascos propios del invierno, de esos que anuncian en las noticias y toda la gente anda vuelta loca al día siguiente; algunos cubriéndose con lo primero que pillan, otros vendiendo paraguas y haciéndose “la América” con la venta de un producto muy utilizada en este caso. Llego al paradero mientras veo las gotas que hacen ondas en las pozas, veo gente paseándose de un lado a otro y gente que aparece con paraguas. Y lo chistoso es que en la mañana había sol, todo parecía predecir que sería otro día de calor del verano que ya se está acabando. Lo primero que dije: “hay un poco menos de sequía y ojalá que el agua esté llegando al lugar de los incendios”. Me daba risa ver toda la gente acumulada bajo el paradero y me acordé de los inviernos en que llovía mucho.
Caminamos toda la tarde con unos amigos y nos mojamos bastante; debimos encerrarnos en el mall a ver cómo mucha gente hacía lo mismo para cubrirse de esta lluvia que muchos no estaban esperando. Y todo estaba tan oscuro con las nubes que parecían anunciar un incontrolable temporal. Así fue la primera lluvia del año, en verano, como ya ha ocurrido varios años. Dicen que hasta hubo truenos, pero yo no sentí nada. En fin; 5 milímetros de agua caída que no lograron salvarnos del racionamiento energético ni levantar la alarma de sequía, pero que alivianaron un poco el problema y que ayudaron a controlar el incendio de Quintay.
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In Between - Paul Van Dyk
Saludos!
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kinkan ®
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