Lo primero que uno piensa cuando ingresa a primer año es que quiere que todo salga bien, que la carrera sea lo que a uno le gusta y que pueda terminarla correctamente. Pero siempre está el fantasma de la famosa bienvenida que te dan los de segundo año… una bienvenida que a lo largo y ancho del país a veces no es tan agradable y amigable cómo debiese, convirtiendo la recepción en algo humillante de lo cual todos intentan huir. Recuerdo que fue tanto el miedo que tenía al ver el susto de sus mensajes y de las veces en que íban a molestar a las salas… el mismo miedo que intentamos ese año producir en los “mechones” que ahora ocupaban nuestro lugar. Y de verdad que se siente bien, como descargarse.
Desde un primer momento apoyé la recepción, pero di mi opinión de que no debía ser algo exagerado, que debía ser algo divertido; el año pasado el nuestro fue lo suficientemente agradable como para recordarlo y reírnos de una que otra estupidez. Todo comenzó (para mí, ya que muchos de mis compañeros estuvieron desde las 8 de la mañana preparándolo todo) a las 10.30, cuando salgo de la clase de Seminario en Comunicación y nos reunimos todos para ir a buscarlos a las salas. Equipado con la cámara, entramos a la sala e interrumpimos la materia: fue divertido, tomar fotos por doquier, ver las caras de susto de algunos y las risas de otros. Luego de sacarlos a todos, caminamos hasta el Muelle Barón, en donde continuaría todo.
Desde un primer momento apoyé la recepción, pero di mi opinión de que no debía ser algo exagerado, que debía ser algo divertido; el año pasado el nuestro fue lo suficientemente agradable como para recordarlo y reírnos de una que otra estupidez. Todo comenzó (para mí, ya que muchos de mis compañeros estuvieron desde las 8 de la mañana preparándolo todo) a las 10.30, cuando salgo de la clase de Seminario en Comunicación y nos reunimos todos para ir a buscarlos a las salas. Equipado con la cámara, entramos a la sala e interrumpimos la materia: fue divertido, tomar fotos por doquier, ver las caras de susto de algunos y las risas de otros. Luego de sacarlos a todos, caminamos hasta el Muelle Barón, en donde continuaría todo.
Al llegar, los sentamos a todos y los ensuciaron un poco. Les enseñaron el supuesto grito de la carrera, que no tiene mucho de dificultad, y luego procedimos a la siguiente actividad. Cabe destacar que no éramos los únicos que estábamos mechoneando en el mismo lugar… Luego de llevarlos a un lugar avanzando por el Paseo Wheelwright, procedieron a las actividades de trivia, penitencias y risas. Luego continuamos hacia la cerca de la playa en donde se realizó el apadrinamiento. Todo estuvo bien, sólo que duró mucho (hasta la 1 de la tarde) y luego a buscar las cosas. Me recuerdo corriendo por avenida Argentina hasta llegar a la fotocopiadora en donde estaban los textos que tengo que leer para el lunes… punto aparte es que olvidé devolver el libro y debí pagar una multa de $600: demasiado cara para mi gusto, pero reglas son reglas.
Luego siguió la fiesta mechona en La Torre: litros y litros de cerveza, baile, fotos y snack para picar. Tuve la oportunidad de conversar con los mechones y de conocernos un poco más: personas muy simpáticas y alegres de los cuales ahora seremos… ¿ejemplo? No sé que tanto jajaja. Y luego de la fiesta se concretaron mis otras 2 ahijadas; espero ser buen padrino y no repetir la experiencia que tuve yo (nunca volví a saber algo de mi madrina).
Todo en una semana más o menos complicada. Buen término; lo pasé bien y se repite la idea de tener más carretes como curso… en dónde sea, con tal de pasarlo bien. Ahora a ponerse las pilas y focalizarse en un año que nunca se sabe lo que pueda traer entre su rollo de meses.
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Fallin' High - Safri Duo
Saludos!
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kinkan ®
1 comentario:
menos mal no quedaron en la josemi.-
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