Una vez más me doy cuenta de que cometo un error al mantener en mi cabeza todo lo que se supone que voy a hacer estrictamente ordenado paso a paso. Claro, si las cosa funcionan como uno tiene previsto resulta genial ya que no te pierdes y no se te olvida nada; el problema surge cuando, por enésima vez, se te olvidó planificar que probablemente toda esa planificación se iría a la punta del cerro en un dos por tres, con una llamada telefónica media atrasada que corta como si todo se tratase de un finísimo hilo. Todo buen planificador debe pensar en un plan B si es que el principal no funciona, pero me doy cuenta de que siempre se me olvida hacer eso y luego me quedo todo el día sentado mirando el techo sin saber qué hacer, más encima sintiéndome extraño, como que todo se me dio vuelta y se enredo: definitivamente, eso de planificar todo es algo que me juega en contra si aún no he logrado ser bueno en esto.
Me levanto temprano (a las 9 de la mañana) por 3er día consecutivo, siendo que debiese estar aprovechando los últimos días de vacaciones que me quedan; algo quiere que no sea así y que me vaya acostumbrando, aunque sea, a levantarme temprano. El día de hoy tenía una cita al médico, una hora que me dieron ayer y que no pude rechazar porque después va a ser un poco complicado en época de clases. Con mucho sueño y desgano me levanto; 10 minutos más en la cama y luego a correr. Se me pasa rápido el tiempo, se me olvidan cosas y la hora va pasando más rápido de lo que pensaba… me devolvía mil veces. Finalmente salgo de mi casa y tomo una micro hacia Valparaíso; cancelo el pasaje, me siento y saco el iPod para escuchar música. Menos de 1 minuto y mi celular comienza a sonar: “Casa, llamando”. Contesto: Me corrieron la hora del médico para el día siguiente. ¡Qué! ¿Y haber perdido mi tiempo para poder dormir? Claro, no tiene precio… ¡y tampoco tiene recuperación! La solución que me dan al problema: la misma citación, pero mañana y 45 minutos más tarde. (Oooh, más tiempo para dormir, pero el pasaje ya no me lo devuelven). La micro da una vuelta y el desplazamiento (en términos de física) es similar a 0, una vuelta por mi población durante la mañana y de regreso a casa. ¿Lindo viaje no?
El problema no fue tanto eso, sino el hecho de que mañana tendré la citación. Mis planes para el día de hoy eran para salir en la noche y ahora ocurre que no puedo, porque no puedo ir con “caña” (efecto que se produce, por lo general, después de “carretear” y beber una cantidad de alcohol que aún no he podido contar con seguridad). Eso quiero decir que una hora al médico corrida me arruinó todo el día: no hay sueño hasta tarde, no hay carrete, no hay día y me quedo una vez más sentado mirando el cielo… o sea, escribiendo otro comentario jajaja. Y claro, ahora se me tendrá que ocurrir un plan B porque es temprano, pero toda esta odisea quedará de todos modos en mi retina. Algo saldrá, espero; no quiero estar todo el día mirando la ampolla de mi dedo, que me salió ayer después de quemarme al intentar hacer un huevo duro (¡cómo tan inútil!). Y esta se convierte en otra de las anécdotas del día a día que me hacen ser como soy… ¿algo positivo? Aproveché el día y eché a volar la mente como me gusta jajaja.
Me levanto temprano (a las 9 de la mañana) por 3er día consecutivo, siendo que debiese estar aprovechando los últimos días de vacaciones que me quedan; algo quiere que no sea así y que me vaya acostumbrando, aunque sea, a levantarme temprano. El día de hoy tenía una cita al médico, una hora que me dieron ayer y que no pude rechazar porque después va a ser un poco complicado en época de clases. Con mucho sueño y desgano me levanto; 10 minutos más en la cama y luego a correr. Se me pasa rápido el tiempo, se me olvidan cosas y la hora va pasando más rápido de lo que pensaba… me devolvía mil veces. Finalmente salgo de mi casa y tomo una micro hacia Valparaíso; cancelo el pasaje, me siento y saco el iPod para escuchar música. Menos de 1 minuto y mi celular comienza a sonar: “Casa, llamando”. Contesto: Me corrieron la hora del médico para el día siguiente. ¡Qué! ¿Y haber perdido mi tiempo para poder dormir? Claro, no tiene precio… ¡y tampoco tiene recuperación! La solución que me dan al problema: la misma citación, pero mañana y 45 minutos más tarde. (Oooh, más tiempo para dormir, pero el pasaje ya no me lo devuelven). La micro da una vuelta y el desplazamiento (en términos de física) es similar a 0, una vuelta por mi población durante la mañana y de regreso a casa. ¿Lindo viaje no?
El problema no fue tanto eso, sino el hecho de que mañana tendré la citación. Mis planes para el día de hoy eran para salir en la noche y ahora ocurre que no puedo, porque no puedo ir con “caña” (efecto que se produce, por lo general, después de “carretear” y beber una cantidad de alcohol que aún no he podido contar con seguridad). Eso quiero decir que una hora al médico corrida me arruinó todo el día: no hay sueño hasta tarde, no hay carrete, no hay día y me quedo una vez más sentado mirando el cielo… o sea, escribiendo otro comentario jajaja. Y claro, ahora se me tendrá que ocurrir un plan B porque es temprano, pero toda esta odisea quedará de todos modos en mi retina. Algo saldrá, espero; no quiero estar todo el día mirando la ampolla de mi dedo, que me salió ayer después de quemarme al intentar hacer un huevo duro (¡cómo tan inútil!). Y esta se convierte en otra de las anécdotas del día a día que me hacen ser como soy… ¿algo positivo? Aproveché el día y eché a volar la mente como me gusta jajaja.
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By this river - Brian Eno
Saludos!
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kinkan ®
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