Corramos una y otra vez a través de las praderas del ensueño, más allá de la penumbra de una noche que comienza. Corramos y seamos tan veloces como las aves que cruzan el cielo en un segundo, con la mirada puesta en esa meta que, pese a la distancia, les es completamente cercana. Corramos, alcemos el vuelo, que nuestros pies sean alas que se superponen al espacio y al tiempo: que seamos capaces de ver mucho más allá del presente para poder sonreír de ese futuro próspero y prodigioso hacia el cual avanzamos.
Cortar el tiempo, el espacio, mirar al cielo y sentir la brisa que se cuela entre las nubes hasta llegar a nuestras sonrisas satisfechas de saber que algo bueno está próximo a comenzar. No sé cuándo, ni cómo, pero que nos hará sonreír y descubrir que el camino no puede ser más certero y que la vida misma se encarga de conducirnos al lugar ideal. Corramos a través de la naturaleza, del verdor de los pensamientos, de la infinitud de los sueños. Seamos aves que vuelen tan alto como nuestros sueños: seamos las aves que sueñan el sueño y nunca dejemos de soñar.
2 comentarios:
Tuve una extraña y agradable sensación visionaria al leerlo...
:)
Tuve una extraña y agradable sensación visionaria al leerlo...
:)
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