miércoles, 28 de noviembre de 2012

Caleuche: El llamado del mar.


La historia del Caleuche es una de las leyendas más conocidas del sur de Chile, específicamente de la mítica isla de Chiloé donde, según la tradición, habitan brujos y hechiceros que han teñido algunas zonas con su magia. No es extraño que en este contexto existan personajes mitológicos como el Trauco o la Pincoya que adornen el ambiente con el misticismo de sus presencia que está íntimamente ligada con lo que sucede en la isla. Al ser una zona fuertemente influenciada por el mar, muchas leyendas también surgen en torno a las inclemencias del tiempo y a los barcos: El Caleuche, que para algunos es la adaptación del Holandés Errante (que aparece, incluso, en Bob Esponja). 

Acudí a ver esta película porque el trailer de la película me pareció interesante y porque la leyenda misma me ha resultado siempre atractiva. Dentro de su categoría de leyenda, la imaginación permite mucho y una historia vinculada me pareció interesante, por lo que luego de varias semanas buscando una fecha para ir, finalmente llegué a la sala del Cine Mall de Quilpué para tener una función casi privada (no habría más de 20 personas en la sala y, como dato curioso, mencionar que a  ratos escuchábamos los ruidos de la película de la película que se exhibía en la sala aledaña). Y así fue la cinta en HD atrapa por los paisajes increíbles de la Isla de Chiloé y por una dirección de fotografía contra la cual no tengo ninguna queja. Ahora, el problema comienza cuando no sabemos si definir la película como "terror" o "suspenso", porque durante un largo instante parecía ser una película para el sueño. Sí, una trama excesivamente aletargada y forzada en que la protagonista está en Estados Unidos con una serie de personajes cuyo inglés me pareció similar a las actuaciones de Luciano Cruz Coke en "Se arrienda" (en español estándar: para nada convincente). 

La llegada de Isabel representa el típico tópico del hijo pródigo que vuelve a su tierra de origen, pero sin tener la real conciencia de lo que está haciendo: se comenta que se encuentra realizando una investigación marina y que por eso han llegado hasta Chile, pero, casualmente, Chiloé es la tierra de origen de sus abuelos. Si bien, ella lo sabe, lo que no sabe -como en toda historia que promete cierto suspenso- es que está envuelta en una historia muy grande que va a cambiar su vida. Es así como llega a la Isla Millalobos -al igual que su apellido- llevada por Simón, un lanchero de bajo perfil. Al llegar al lugar, se encuentra con Doña Aurora, quien reconoce a sus ancestros y la invita a quedarse en la casa. Es ahí donde comienzan los acontecimientos raros, en que Isabel comienza a sentirse mal producto de una rara enfermedad que afecta a su piel -una enfermedad genética, heredada de su padre- y que requiere de cierto tratamiento médico. Es en este lugar donde comienza el cliché de Chiloé, en que la joven se ve expuesta al Tetué, a la niebla que antecede la llegada del barco, las voces extrañas e incluso, al Trauco que seduce a una mujer cerca de un árbol. Esta última imagen me pareció totalmente innecesaria, digna de Teatro en Chilevisión (por su contenido vulgar y de excesiva facilidad de entender). 

¿Qué es lo predecible? Una pista: el nombre completo de la película. El llamado, una mujer que viaja desde Estados Unidos hasta su origen en Chile. La mujer tenía relación con el Caleuche y la leyenda la está buscando a ella. Así es, ella tenía que llegar de regreso a la isla porque era el destino y blah blah blah. Predecible. Uno que otro momento en que me mantuvo atento, pero creo que la película prometía demasiadas expectativas que no se cumplen. Las actuaciones califican en el rango de "suficiente", aunque la aparición de Catalina Saavedra prometía algo que no cumple (convirtiéndose en la interpretación típica de un teatro escolar de mala calidad, en que el personaje intenta ser de miedo)

En cuanto a efectos especiales, quedó más que claro que estamos completamente lejos de las superproducciones hollywoodenses y no solo por la calidad, sino por el desatino. Creo que hubiese sido mejor poner una caja flotando en una laguna antes que poner una imagen excesivamente computarizada, con guerreros blindados en metal que simulaban ser del Barco Fantasma. Y el broche de oro fue la escena final en que una supuesta protagonista convertida en sirena recibe el ramo de flores arrojado por su novio, produciendo una sensación extraña: angustia (cómo tan penoso de poner una imagen que es falsa por donde se la mire), risa ("sin comentarios"), decepción absoluta ("¡mátate!") y hasta repugnancia. 

En conclusión, una historia que pudo haber sido interesante, pero que no logra cumplir su promesa.

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