jueves, 22 de noviembre de 2012

Dimensiones

¿Cuánto tardaríamos en saltar de un planeta a otro? Quizás un destello, quizás un momento tan breve como el latido del corazón. Allá, a lo lejos, se pierde el horizonte estelar desde el cual se perciben las luces de algo que parece ser un objeto, no sé si humano, no sé si extraterrestre, no sé si divino. Allá, desde la lejanía, las luces de una dimensión nueva comienzan a abrirse para dejarnos entrar. ¿Cuánto tardaríamos en llegar hasta esos lugares dibujados, quizás, solo en nuestras composiciones oníricas de la primera infancia? Esos recuerdos de los cuales seguramente ya ni nos acordamos, cuánto tiempo tardaremos en redescubrir esa energía que comienza a nacer desde nuestras pieles, desde la vibración de nuestras cuerdas vocales cada vez que articulamos alguna palabra, al azar. 

Una, dos, tres, cuatro... no sé cuántas dimensiones que toco con una mano, luces aparentemente inexistentes sobre las cuales comienzo a correr sin preocuparme de nada más. Somos energía, como aire, somos agua, somos fuerza... ¿qué es lo que somos? Cuestionamientos van y vienen, no sabemos dónde acabaremos después de todo esto. Una, dos, tres... un reloj que avanza y no se detiene, que a veces retrocede para dar inicio a cosas nuevas, que a veces se acelera de manera tan violenta que el suelo baila a nuestros pies. Estira y encoge, de allá para acá, hacia adelante y hacia atrás y en cualquier momento comenzamos a bailar. Cuánto tardaríamos en descubrir que desde la tierra se abren nuevas dimensiones que nos invitan a trascender. ¿Cuándo acabaremos de descubrirnos a nosotros mismos?

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