Cierro los ojos y mi mente observa lo que sucede alrededor: es un viaje. Un viaje de colores diversos, de líneas continuas que cambian una y otra vez de color, triángulos que aparecen sobre mi cabeza para indicarme cuál es el camino a seguir. Triángulos que me dicen que todo va bien, que el camino está lleno de piedras, de caídas, de sustos, pero que son parte del aprendizaje. Todo temor, por pequeño que sea, es para enseñarnos que somos capaces de sobrellevar aquellas situaciones complejas; que si queremos, siempre tendremos el apoyo de nuestro lado. Porque, si somos capaces de abrir nuestras mentes a las luces provenientes del universo, descubriremos un mundo nuevo lleno de alegría, de bienestar. Allá donde la luz no se acaba y los espíritus son capaces de encontrar la armonía, la conexión.
Un viaje de energía, el regreso al punto de origen. Un ciclo, inicio y final, inicio que no acaba y final que no existe: una línea continua, un destino.
1 comentario:
Tenemos pendiente una escapada a la playa, a mirar más allá, a buscar respuestas y a olvidarnos del mundo un rato.
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