Es evidente que con tanto ruido, alguien se estresa y quiera mandar a la punta del cerro. Y es cierto: a veces dan ganas de decirles que se introduzcan aquel objeto sonora por algún lugar de su cuerpo y que, luego de tenerlo ahí, lo hagan sonar. (Qué manera más sutil para lanzar una expresión tan coloquial).
Fotografía: Condell, Valparaíso.
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