Se va el frío, vuelve el frío, llega el calor con su engaño septentrional. Que cambia la hora, que cambia la estación y me resfrío: no entiendo. ¿Será la alergía, será la ansiedad, será de que pronto quiero salir corriendo? O bien, será que me estoy acostumbrando a que la vida no era tan terrible como pensé alguna vez y a que es perfectamente realizable. Quién sabe, quién sabe, quién sabe: preguntas retóricas cuyas respuestas nadie tiene, quizás en el inconciente, quizás un eco. Puras quizás, probabilidades inciertas que no conozco, qué pasará, qué pasará.
Se va agosto... los perros ladran, los gatos se congelaron en el techo de alguna casa vecina. (No estás a mi lado en este momento, pero igual te hablo, te siento, sé que me sientes, porque sientes mi abrazo que te cubre cuando tienes frío, cuando necesitas fuerza). Se va agosto y se quedan las dudas, el trabajo que sigue, la experiencia de eso que queremos evitar, la experiencia de saber que deseamos con más anhelo poder cumplir nuestros sueños. Y quizás, quizás, quizás. Nada de quizás. Lo sé, lo sé, lo sé, porque lo siento, porque veo tu sonrisa, porque siento tu abrazo cuando estoy lejos y me cubres a la distancia, cuando nos unimos en el sueño, cuando encontramos la misma estrella. Y lo sé, lo sé, lo sé y lo vuelvo a saber cada vez: los sueños se van a cumplir. Resistir: es todo.
1 comentario:
Ahora mismo siento tu abrazo y espero con ansias ver cómo nuestros sueños se van cumpliendo :)
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