Parece que las cosas no están resultando como quería, pero por algo será: la práctica final en el Colegio Salesiano de Valparaíso - que según ellos estaban asegurada por ser ex alumno y blah blah- nunca fue aprobada debido a la pésima gestión de sus administrativos y varias excusas de mala calaña. Es por eso que he andado varios días en busca de algún establecimiento dispuesto a aceptarme, pero he tenido mala suerte ya que no he recibido respuestas y, en algunos casos, las secretarias te saludan y ya te dicen "hasta luego". Me molesta esa actitud; prefiero mil veces que me digan que no de una a que se hagan los simpáticos cuando en realidad la respuesta será la misma. En fin, así son las cosas y no queda más que esperar.
El fin del verano llegó de una manera que, claramente, no era la que esperaba y en que me he dado cuenta que la vida tiene muchas más dudas que certezas pero, después de todo, es parte del proceso. ¿Qué sería si solo tuviésemos cosas que ya sabemos? Creo que no tendría sentido buscar, no habría espacio para el riesgo y la emoción de esa espera que a veces odiamos. He intentando no caer en desesperación y creo que, hasta el momento, no lo he llevado tan mal. Al fin y al cabo, debe haber una solución.
Marzo se está convirtiendo en una aventura desde el inicio y ya debo dejar lista la mochila con instrumentos para poder enfrentarlo. Por más que quiera decir "semana de mierda", creo que no ha sido mala del todo y tengo varias cosas que rescatar: hay que buscar motivación, ya que incluso en la oscuridad hay un poco de luz (es simple, prueba apagar la luz de tu pieza y verás que, luego de algunos minutos, podrás ver algo). Necesitaré un poco de reflexión, pensar en el para qué de las cosas: siempre hay algo que aprender. Siempre habrá alguna nueva sorpresa esperando en el camino.
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