Que sepas que, al final del camino, me tendrás tomado de la mano,
abrazado con fuerza a tu regazo
mientras contamos las estrellas y nos olvidamos del mundo.
Que sepas que, de todas formas, me tienes a tu lado
y que nada estan terrible como para quitarnos la sonrisa,
esa que dibujamos cada día en nuestros rostros iluminados.
Que el pasado prometió mucho y el camino llevó a otro destino.
Que las estructuras son débiles: el lenguaje está lleno de ellas.
Que la gente cambia... cambia, todo cambia.
Que los lugares se hacen distintos, que vuelas en el aire,
que vuelas conmigo,
que el mundo se olvida del tiempo cuando nos ve caminar.
Diste todo lo que tenías que dar y quizás más,
que las cosas no son siempre como queremos,
pero que, al final, acabaremos riéndonos de todo, como siempre,
emborrachándonos por el aire de una tarde junto al mar,
junto al cerro... o donde sea.
Embriagándonos de estar el uno con el otro.
Porque al final, me tienes de tu lado.
Se fue un tren, pero el siguiente ya viene en camino.
Fotografía: 20 de diciembre de 2010 en Viña del Mar.