Hace unos días, a propósito del Festival de Cine Chileno de la Provincia de Marga Marga, fui a ver la película chilena que hacía poco prometía causar bastante polémica debido a su publicidad y aparente irreverencia. "Joven y alocada", efectivamente, es la historia de una adolescente bastante alocada, encendida y, por qué no decirlo en buen chileno, caliente en el más puro y completo sentido de la palabra: quizás insaciable al punto de "ir a todas". Y cuando decimos "ir a todos", se nos viene a la cabeza el concepto de "le sirven todas las micros" y uno nuevo que me llamó mucho la atención: "le gustan las empanadas de pino y de queso". Y ya veremos de qué se trata este tipo de gustos culinarios.
La historia comienza cuando Daniela se despierta en una fiesta adolescente, recostada sobre un muchacho semidesnudo que duerme: al parecer, la fiesta ha sido demasiado intensa que todos han acabado durmiendo unos con otros. No se explica nada más, pero es claro que se ha tratado de un carrete desenfrenado de esos que dejan recuerdos de todo tipo... o quizas, amnesia completa. Cuando acaba de despertarse y ver que su madre la ha llamado una y otra vez, Daniela da cuenta, por primera vez, de su insaciable apetito sexual, del "choriflais en llamas", introduciendo su mano en su entrepiernas. El contraste se produce cuando la joven acude a una celebración evangélica en la cual todos cantan y bailan, como típica imagen de fanatismo religioso. Es expulsada del colegio porque alguien le avisa a la directora que ella ya no era vírgen (qué pecado perder la virginidad antes del matrimonio, ¿verdad?) y que no representaba los ideales del colegio, que era una vergüenza para Dios y para sus padres y blah blah blah. Lo típico. Su madre la quiere enviar a Ecuador, pero su tía intercede por ella. Su principal apoyo es el personaje denominado como tía, mientras su madre parece ser el enemigo máximo.
Se salva del viaje a Ecuador, pero acaba trabajando en un canal evangélico junto con Antonia y Tomás, jóvenes igual que ella que se convierten en sus amigos. Luego de un tiempo, comienza una relación de pololeo con Tomás, nombre de apóstol que le llama la atención, y no tardará en aburrirse de que aquel novio mantenga la convicción de la virginidad hasta el matrimonio. Así es como comienza a gustarle Antonia, lo que acaba en una consumación sexual. Luego continuará con Tomás a quien finalmente convence. Y así, comienza a entablar una relación con dos personas a la misma vez, desarrollando su gusto por "la empanada de pino y la de queso". Todas estas historias quedan registradas en su blog jovenyalocada, suponiendo que nadie de sus cercanos se enteraría, hasta que todo colapsa cuando Tomás se entera de la verdad, al igual que su madre: excomunión de la familia. Un dramón.
Si bien, la película tiene partes entretenidas que te hacen creer que estás frente a una comedia, poco tiempo pasa para que te des cuenta que la historia misma no sabe bien hacia dónde va. Es un tanto difícil entender si lo que la directora quiere hacer es una comedia, un drama, una película de acción o quién sabe qué diablos: es como si hubiésemos tomado una cerveza, un satélite, un Biblia, una micro del Transantiago, un celular, un ticket del Metro de Madrid, una zapatilla, un pelota de fútbol... etc, para hacer un guión. No se sabe bien cuál es el propósito de la película y eso que tenía varias líneas en torno a las cuales poder polemizar: el excesivo fanatismo religioso, el desenfreno de la juventud, el amor homosexual en un ambiente acomodado, etc.
Dentro de los aspectos destacables, a mi gusto, es la banda sonora con artistas chilenos emergentes e independientes, alejados de lo meramente comercial. De igual forma, las reflexiones de la protagonista resultaban interesantes en cuanto al cuestionamiento a ideales religiosos tan extremos y cerrados.
En definitiva, una película cuyo guión pudo haber sido trabajado de manera más profunda, porque abarcar demasiado no siempre resulta.
1 comentario:
a-troz...
jovencitos pecaminosos everywhere...
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