Hoy sí. Ya ha pasado el tiempo suficiente para sentarme a reflexionar y poder ver las cosas con un poco más de claridad, porque es obvio que en un primer momento lo primero que se tiende a ver es lo oscuro y confuso que se presenta el camino. Pero la vida continúa y luego de un mal día, vienen mucho mejores y, al final, de todo siempre se puede sacar algo bueno.
Cabe considerar que este día jueves no fue precisamente el mejor, aunque sí puedo dar cuenta de muchas anécdotas que en el mismo momento me hicieron reir. La primera de ellas es que al llegar a la piscina a las 9 de la mañana me entero de que no estaba funcionando por mantención: primer cuec. Lo segundo fue irme caminando por el paseo Wheelwright en dirección a Barón y se me ocurre la idea de pasar al Rincón Jumbo para ir por algo parecido a desayuno: no me gustó nada. Lo siguiente era pasar al siempre infalible Rincón Criollo en busca de alguna empanada de champiñón queso, pero también estaba cerrado: cuec número dos. Quizás sería una buena opción ir a Starbucks en busca de un café del día, tamaño Venti, para dármelas de sofisticado y llegar al colegio con mi vasito de café Starbucks: al llegar al lugar, me encuentro con que está cerrado por un corte de agua. Cuec número tres y comienzo a reir de mi mala suerte. Caminar por Avda Valparaíso y descubrir la opción de sopaipillas fue una buena idea, pero no consideré que me caerían mal al estómago producto del estrés por el cual estoy pasando: cuec número cuatro. Eran las 11.20 y quería regresar a Valparaíso para ir a mi último día de práctica y, como no tengo el pase, mi opción era el metro que ¡pasaba en 14 minutos! impidiéndome llegar a la hora: cuec número cinco. Llegué justo al colegio luego de tomar la micro, a tiempo para darme cuenta de que mi profesora mentora no estaba: cuec número seis. Me acabé comiendo los chocolates que le llevaba de regalo a la profesora: cuec seis y medio.
Acabé dándome cuenta de que había sido un mal día y que, más encima, no había podido despedirme de mi profesora mentora que, por lo demás, tampoco manifestó ningún interés por la despedida: me dio la sensación de que estaba esperando que se acabara pronto para librarse del cacho del practicante. Salí bastante deprimido, considerando que a muchos compañeros les habían hecho despedidas o los habían felicitado. Definitivamente, no me sentí valorado en ningún momento y eso influyó en mi ánimo y motivación para el proceso que, finalmente puedo decir, fue una experiencia bastante negativa. Aunque de todo se puede sacar un aprendizaje: estoy claro que el modelo de mi ex profesora mentora no es el que quiero seguir y, por otra parte, creo que aprendí a enfrentarme a un ambiente de pesadeces, con gente que habla a garabatos de sus propios alumnos que luego saluda con la cara llena de risa, de ese sinismo docente que espero no llevar a cabo. Aprendí a desarrollar instrumentos de evaluación y a que la planificación inicial siempre cambia de acuerdo a lo que vaya sucediendo en el transcurso del tiempo.
Confío en que las siguientes experiencias no serán tan nefastas como esta que recién pasó, la que hubiese esperado que fuese agradable considerando que se trata de mi alicaído futuro laboral más próximo. Ufff... quedé con un sabor bastante amargo, de sentir que todos los años de estudio quedan reducidos a convertirme en un domador de circo. De momento, a esperar las cosas buenas que traiga la vida y a saber enfrentarse a las cosas malas.
1 comentario:
Cuidado con tantos cuek xD
pero.... ya terminó!!! :D
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