Llegó el gran día de conclusión de mi carrera universitaria y, para hacerlo en grande, correspondía la defensa de mi querida tesis. Aunque parezca extraño para muchos y demasiado nerd para otros, el trabajo en mi tesis fue la única actividad académica que realmente disfruté, ya que mi práctica fue una experiencia muy negativa y ocupé esta instancia para disfrutar de la vida: fue así que realmente me sentí feliz de leer miles de textos y de pasar varias horas a la semana escribiendo, corrigiendo, redactando y buscando nuevas formas para desarrollar el estudio. Me encanta la investigación y creo que esa es la línea que me gustaría seguir, pero ya veremos qué es lo que dice la vida.
El reloj despertador suena a las 06.10 a.m. y vuelo a la ducha en estado zombie, inerte y muerto de frío: los valles intermontanos son mucho más fríos de lo que yo mismo creía. A las 07.30 pillaba la micro rumbo a Viña para llegar a 5 oriente a eso de las 08.15, pillar un colectivo que me dejara en el Campus María Teresa Brown de Ariztía fue rápido e ingresé, expectante, a eso de las 08.30. Media hora para la presentación de tesis y todo sereno, ni un alma, todo duerme alrededor, se congela el mundo y todo lo demás. El séptimo piso del edificio del ILCL nos esperaba con el proyector enchufado, a la espera de mi computador para ordenar todo. Llegó la gente, las fotos, los abrazos, la buena vibra, los buenos deseos... pero me mantuve tranquilo y, extrañamente, sin nerviosismo. A eso de las 09.10 ingresamos a la sala para comenzar la exposición que me tomó poco más de 20 minutos y continuar con una ronda de casi 30 de preguntas: sufrí, tirité, pero sobreviví. Luego fue el turno de Nicole y mi tortura académica de esperar por mi nota (y la evidente tortura académica de la Nico de esperar por su presentación). El reloj marcaba las 10.30 de la mañana cuando al fin pudimos salir de la sala rumbo a ver a nuestra gente: miedo. Los cinco minutos de deliberación fueron eternos y mi corazón se aceleró todo lo que no se había acelerado durante la preparación: tuve miedo de la nota porque las preguntas habían estado bastante intensas. Finalmente, nos llamaron para darnos el veredicto final: un 7 en el trabajo semestral y un 7 en la presentación que fue catalogada como "excelente". No me lo podía creer.
Abrazos, felicitaciones y genialidad: acabó mi carrera y comienza la vida profesional. Alegría, risas y un almuerzo en La Colombina de Valparaíso coronaron la celebración. Fue genial ver a mis amigos y familiares acompañando este logro... y ahora quedan muchos vuelos más por emprender. Gracias por todo.
2 comentarios:
Un besote para mi licenciado favorito jejeje
Un gusto y orgullo acompañarte ese día.
#corta.
xau
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