domingo, 1 de enero de 2012

Feliz 2012

Keep on dancing til the world ends. Alrededor de las 20.30 hrs salimos desde la casa de la Eve rumbo a Viña del Mar en busca del espectáculo pirotécnico más importante de Chile -y, según dicen, de Latinoamérica y uno de los más importantes del mundo- frente al mar. Siempre he dicho que el año nuevo es de Valparaíso y que la plástica Viña del Mar solo ha querido imitarlo, pero este evento se ha traducido en una fiesta ciudadana que nos inunda de santiaguinos y de otros connacionales: después de todo, Chile es de todos y bienvenidos a ver lo linda que es nuestra zona. Caleta Abarca comenzaba a llenarse de gente a la espera de los fuegos artificiales que comenzaron alrededor de las 23.30, anunciando que ya quedaba poco tiempo para el 2012. 

Despedir el año 2011 me producía cierta confusión: en gran medida, el año no estaba terminado del todo, faltaban cosas. Lo que sobran son sueños y eso siempre es bueno. Era extraño pensar que llegaba un año nuevo: rápido-lento. Es extraño pensar que hace un año ya lo habíamos pasado juntos con la Eve y, por un instante, recordé esos sueños de infancia en que los años pasaban volando y podía sonreír al ver estos momentos. Llegó Machuca al poco rato para unirse a nuestra vigilia en la arena: challa, espuma en aerosol y cotillón alegraron nuestra espera. La medianoche nos encontró abrazados, felices y ansiosos: son tantos los proyectos y sueños que pueden cumplirse este año que lo único que queda es pedir energía y fortaleza para enfrentar cada nuevo desafío.


Los fuegos artificiales iluminaron nuestra costa por alrededor de 20 minutos en un show que, para ser sincero, no me dejó del todo conforme: Valparaíso, desde lo lejos, demostraba la supremacía con respecto a Viña del Mar, sumado a que el punto frente al cual nos encontrábamos, de un momento a otro, dejó de lanzar fuegos artificiales. Un pequeño fail de la ilustre municipalidad viñamarina o quizá un regalo atrasado de día de los inocentes. De todas formas, eso no impidió que lo pasara bien y que disfrutara muchísimo del ambiente, de la gente, del ruido, de la fiesta. Ingresamos al Bar 89 a eso de la 1 de la madrugada cuando el local aún estaba un poco vacío. Sin lugar a dudas, la música era excelente, con vista al mar. Así nos dieron las 7 de la mañana, cuando la ciudad ya amanecía.

No regresamos a Valparaíso, pese a que era el plan inicial. A veces salirse de los planes resulta entretenido. Regresamos a Quilpué en el primer tren que pasó a las 09.10, repleto de gente enfiestada. Llegué a casa a dormir a eso de las 10.30 de la mañana, trayendo a cuestas el cansancio de una noche de año nuevo espectacular, con ganas de seguir bailando y festejando. Con ganas de regresar por más fiesta dentro de poco: si empezamos el año bailando, seguramente, lo pasaremos ídem. 

Un abrazo gigante en este nuevo año 2012, que sea el momento en que nuestros sueños lleguen a buen puerto y, por supuesto, jamás dejar de soñar. Felicidades.