La niebla comienza a cubrir el horizonte humedecido por el avance de ese otoño caluroso que no acaba. Las luces sobre la ciudad iluminada que se alza sobre las alturas de un mar inquieto y las calles olvidadas por el paso del tiempo: la tormenta, el carnaval, la gente, los terremotos, el mundo. La civilización ha dejado estragos sobre esa piel tan limpia, sobre esa mirada tan pura, sobre esas palabras que emergen desde los rincones pintados de colores.
Los fantasmas bailan abrazados sobre las olas que revientan en la costa. Los espíritus cantan canciones de cuna.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario