martes, 30 de diciembre de 2008

Adiós 2008, aunque me cueste creerlo.

Qué difícil me parece en estos momentos darme cuenta de lo rápido -y lento a la vez- que se ha pasado este extraño año, cuya numeración corresponde a 2 - 0 - 0 - 8. Me cuesta creer que haya vivido tantas cosas en un año muy agresivo, extraño, "sufrido", alegre y extravagante.

Por más que diga que fue un año de mierda, no puedo decir que lo fue del todo. Si bien cometí errores graves que iban contra mis propias palabras, haciéndome pecar de incoherencia, creo que siempre se puede rescatar lo bueno.

En lo académico no me quejo, pero sí siento que aún tengo una gran deuda conmigo mismo respecto a lo emocional. ¿Ya habrá tiempo para ello, llegará su momento? Algunos me dicen que me siente a esperar, pero ya me doy cuenta de que es momento de dejar que las cosas pasen, de vivir y ser feliz; en el camino las sorpresas alegres abundan, sólo hay que saber aprovecharlas.

Este año conocí grandes personas, grandes amigos y también me di cuenta de otros que no lo eran tanto: la naturaleza vuelve al equilibrio y todo recupera su orden y armonía en el universo. Sí es que estoy en lo correcto, creo que también estoy descubriendo cosas que no sabía que podía hacer.

Finalmente y que tal vez se convierta en el suceso más extraño -para muchos una enorme sorpresa, algo que no se esperaban y que era casi virtualmente imposible-, es un suceso de anhelada (pero no reconocida) reconciliación. Sí, creo que lentamente comienzan a cerrarse heridas del pasado para dar paso a un nuevo ciclo, mucho más alegre: eso es lo bueno de las caídas, que uno aprende a levantarse.

Un año que tuvo de todo. Un año que no pasará en vano, pero que si deja gusto a poco, que hubiese sido mejor. Pero me quedo con lo bueno, con lo que me hizo crecer y me alienta a continuar en esa misma línea el 2009, que según el horóscopo me sonríe.

Adiós 2008, aunque me cueste creerlo: se cierra una página con un punto final, pero que sabe que volverá a ser releída.

viernes, 26 de diciembre de 2008

Cambio y fuera

Teenager-end
Tweenty-start.

Se va todo de pronto, nadie lo entiendo. ¿Acaso yo?

------Silencio------

Teen... twenty... what do I know?

...................................

Se acaba un año, comienza otro con la manecilla del reloj que ya avanzó. ¿Cuál es el pasado, cuál es el presente y cuál el futuro? La línea que los divide es efímera; a cada instante se vuelve a mover dejándonos con la duda de qué es lo que sucedaré otra vez.

Y no lo sé.

Tampoco Elvira me quiere decir la respuesta, aunque sé que ella ya lo sabe.


Una nueva forma de ver el mundo, una nueva forma de conocer.
¿Una nueva forma de saber? La sustancia y la forma alteradas en un sentido desconocido

(Sólo dejo que mi alma fluya tal y cuál es,
que diga lo que quiera,
lo que piensa y lo que siente)



SÓLO SÉ QUE NADA SÉ.
¿Qué es lo que sabes tú?


------------------Stop, cambio---------------

Todo fluye, ¿fluye todo?
Cuál es el sentido del sin-sentido... ¿estar perdidamente entretenido?
en un juego de palabras perdido.


No sé cuándo sea el momento en que hablaré otra vez.
TODO A SU TIEMPO, todo a su tiempo.

Teenager-end.
Twenty-start.



CAMBIO Y FUERA.-

domingo, 14 de diciembre de 2008

Some words to try to make you fall in love.

Yesterday is a Beatles song,
yesterday night is when I started to think about you without fears.

Fears?
Of course I've got fears... too many.
I'm afraid to stay only in a fantastic dream. What's a dream?
You're a dream.

You're just like a dream like The Cure song sings.

I look outside the window and I wonder how to make you love me?
How to make you live the same dreams?
How to make you feel the same feelings?
How to make you look at me?

My head's just an atomic bomb close to destroy the world.
Do you know how to dismantle an atomic bomb? Ask U2 if you want to get some guidance.

Do you want to come here to watch my dreams?
Do you want to know what's my best dream?

Bécquer said that you're the poetry,
but I say that you're my best dream.

sábado, 13 de diciembre de 2008

Realidad

Son los susurros de tus palabras los que no se me olvidan al dormir y me hacen tener tan dulces sueños en los cuales me acompañas a caminar por el mundo, en los cuales eres lo que me falta y me guías a esos paisajes oníricos que tantas veces te he escrito: me haces sentir que lo que escribo tiene atisbos de realidad.

Me haces sentir vivo cuando estoy muerto, me haces querer la muerte cuando no te tengo, me haces escribir sin pensar y me curas de mis heridas en el momento preciso. Pero no sé lo que tú piensas en realidad.

Eres música para mis oídos, una gran película ante mis ojos, un cuadro perfecto y sonoro, una metáfora nueva y perfecta, tan deliciosa como el sonido de tu nombre. ¿Quién eres en realidad?

A veces sé que pasa a mi lado tu sombra, a veces sé que lo sueños se pueden cumplir. Pero a veces no se si eres quien creo en realidad, ¿eres real?

Tal vez sólo otro de mis sueños, otro de mis versos, otro de mis llantos.
Tal vez eres otra de mis ilusiones, otra de mis ensoñaciones, otro de mis mejores deseos, otra de las veces en que mi mirada no quiere dejar de seguir la tuya.

miércoles, 3 de diciembre de 2008

El pasado que vuelve a tocar mi puerta

Es el pasado que vuelve a tocar mi puerta, desde una manera silenciosa y un poco temerosa, mirándome de reojo con intenciones de decir algo más, pero atento a las palabras y miradas adversarias que yo pueda darle, atento a cómo someterse ante mi régimen dictatorial entregado por el poder que la razón me ha dado en el tiempo. Razón, ¿qué razón? Si el pasado que vuelve me quiere decir que todo error siempre ha tenido una solución que no cuesta tanto, sólo un poco de tiempo, sólo un poco de tu parte, sólo un poco de mi parte, sólo un poco de tiempo para escuchar eso tan importante que sé que puedo oír: tal vez sea lo que quiero escuchar, tal vez no, pero creo que ya es el momento de limpiar la mancha de aquella página que escribí sin darme cuenta y que ahora no quiero arrancar. Creo que es parte del libro de mi vida y ahí está para quedarse, ahí está para demostrarme que he crecido, ahí está para demostrarme que en algún momento fue una sonrisa... ¿puede volver a serlo?


Quiero creer que sí; estoy dispuesto a trabajar porque así sea. El pasado golpea a mi puerta y, ¿debo hacer oídos sordos? Una vez más peco de incoherencia, pero siento que es lo mejor. Será un respiro, será un alivio, tal vez una lágrima, un abrazo, una palabra, una sonrisa... seguramente volverá a ser una sonrisa y una página muy bien escrita, releída y subrayada; una lección de vida que perdura.

Sí, eso es lo que quiero.

viernes, 28 de noviembre de 2008

Part of my best dreams

When I'm with you I forget about what I am...
I forget about what I used to be,
I forget about what I did yesterday;
I only know what my heart feels:
It's something different, but it's nice to feel it that way.

When I'm with you I forget about my problems,
I forget about the last night bad dreams,
CursivaI forget about the fears I've felt all my life;
I only know your voice and your words making a new world to me:
It's something I enjoy more and more each time.

When I'm with you I remember all the good dreams,
I remember all God's good promises,
I remember all happy songs I've heard;
I feel like a stage of my life's smiling to me:
It's really good to know you and to get you as a part of my best dreams.

martes, 25 de noviembre de 2008

?A-me-op nu se¿

La inspiración de-construccion-ista y los re-(cuer-dos) del pas(a-do) que no se en(tiende) y no sé por qu-é...

Par-ece un re(cuadro) mal fabri(ca-do)

Pa-re-ce un sil(aba)-rio semi-(huido)-brian-o, pero no lo tien(do)-en


¿Es un po-e-m-a?
?A-me-op nu se¿

Un me-ns-a-je oc-ult-o q-ue no se e-n-t-i-e-n-d-e....

L-a-s pal(a-br-as) de Condullum (inter)-fi-r(ie-n(do)) c-on su -lu-z

(v-i-s-i-o-n)-a.r->ia<

Pequeño y macro

Me dormiré soñando con esas historias nacidas de improviso, que cuelgan de los cerros de luces antojadas por doquier al silencio de un susurro de sirenas de barco que vuelan por los cielos celestes del puerto. ¿Hacia dónde van los misterios de tu urbe tan soñadora? ¿Hacia dónde viaja el silencio de un mundo pequeño y macro a la vez, donde nace el canto de secretos marineros que a veces sin viajar, pueden conocer y tener todo el mundo en sus sueños?

Hoy no me dormiré, lo sé. Hoy me quedaré pensando en ese futuro que recuerdo de ayer, ese pasado que me da nostalgia de un mañana, esa luz que un día vi cuando el sol de verano cantaba Orinoco Flow. Dejo mi alma caminar por las intimidades de su historia y las profundidades de sus abismos, allá en el mundo nocturno que algunas veces pude ver amanecer.

Y Valparaíso es tan bello que no puedo dormirme pensando en él, en sus plazas, en su gente; en los cerros nevados de luces por las noches que proyectan su historia hacia el Pacífico, hacia el mundo.


sábado, 22 de noviembre de 2008

Fue inevitable

Fue inevitable sentir esa presencia femenina tan cordial y tierna que me miraba, me acurrucaba y me acariciaba por la mañana; aunque sólo fuese un bello sueño, un nanomatraje onírico que me hizo despertar sonriendo. Yo dormía tranquilo cuando el sol me golpeaba en la cara a través de la ventana, el mar tranquilo reflejaba la inmensidad del cielo y en el horizonte las luces de un mundo paralelo. Las luces de la noche y el ruido de la fiesta aún sonaba en mis oídos mientras dormía, sólo quería dormir. Sentir ese espíritu de tu nombre que me sonreía y me motivaba a seguir vivo, sí, eso era lo que quería. Dormía abrazado a esos pensamientos.

Y fue inevitable verte en medio de mis sueños, como un nanometraje onírico improvisado.

Fue inevitable despertarme sonriendo.

viernes, 21 de noviembre de 2008

El camino del alma

Los respiros de mi alma se oyen en el aire según he señalado de antemano y alguna vez alguien ha tomado en cuenta, que ha escuchado y adoptado para sí como forma de ver esa inherente intertextualidad de las palabras que ayudan a forman un concepto y entregar un sentido. Sí, mi alma corre loca y descuidada hacia caminos que nunca pensó conocer, corre hacia un destino incierto que no sabe si logrará obtener y teme por todos los sueños que la hacen despertar cada mañana para continuar respirando la paz de un mundo sereno lleno de colores y vida.


¿Hacia dónde va el forastero que camina perdido entre sus ideas e inquietudes? ¿Hacia dónde camina el amigo que se aventura en un bosque oculto a la espera de encontrar su camino? No lo sabe, pero cree que entre todos los matorrales encontrará una luz hacia la cual huir. Mi alma canta canciones de cuna por las noches y escribe historias secretas durante sus sueños; mi alma le canta a su musa de carne y hueso de cuya sonrisa despierta un onírico beso.

Es lo que hay.

No pensaba que aquella identificación fuese a ser tan real... incluso, hasta el último momento, lo pensaba y repensaba como si no me convenciera bien de aquella extraña e improvisada decisión de adherirme a ese pequeño cúmulo de pensamientos, ideas y sentimientos tan cercanos a los míos. Y es claro que a veces se nos olvida que no somos los únicos en el mundo que estamos pasando por lo mismo; en cierta medida, es alegre saber que son al menos 4 personas más las que se encuentran en una situación muy similar. Después de todo, no es tan malo: de una u otra forma, la gente te estima y le simpatizas.

Pequeñas cosas improvisadas a las que no le tomo importancia en el momento me hacen pensar en las nuevas cosas que puedo aprender. Sí, definitivamente soy ese corderito que teme descarrearse y caminar a la deriva en su soledad, un cordero que sigue a un pastor porque sabe que en él encuentra una guía. Sí, un cordero indefenso, sumiso y que no inspira miedo... pese a que él si lo sienta en su interior. Un cordero que sonrié aunque esté mal, un cordero que está siempre dispuesto a ayudar aunque por dentro pueda explotar. Un cordero que se olvida de sí mismo y que en su constante laissez faire olvida que a veces debe hacerse escuchar.

Y, en realidad, no quiero cambiar. Simplemente, es lo que hay.

sábado, 15 de noviembre de 2008

Ganar o perder


Las estrellas en el cielo yacen ocultas bajo el manto de un silencio celestial cósmico de palabras que no saben qué decir ni en qué momento han de acabar, las nubes las cubren por completo y no temen soñar libres de cara al mundo cubierto de luces que proyectan sus almas coloquiales hacia el infinito interestelar. Abro la ventana y te miro desde lejos, creo por 5 segundos que tú también me ves a mí como antes solía creer. But I can't, I can´t... y ni siquiera sé por qué.

Tal vez a litle bit of spirit in my life, a litle bit of adventure in my thoughts, a litle bit of you here in my days. ¿Cómo voy a saber cuál es el momento exacto para todo? Las estrellas alineadas en el cielo me lo decían hace tanto tiempo y parecían equivocarse o, al menos, el tiempo del cual me hablaban no era el que yo pensaba que era. ¿Qué es lo que ocurre ahora? Mis ojos temen mirar hacia el horizonte y perseguir esas pisadas pequeñas, pero mi alma palpita con fuerza cuando percibe esa ternura... tiene tanto miedo, pero quiere correr. Aunque sólo sean dos las opciones disponibles: ganar o perder.

viernes, 14 de noviembre de 2008

Mal síntoma

Sí, debe ser un pecado capital de esos de los cuales es imposible escapar sin quemarse eternamente en el infierno, como la canción de los Pet Shop Boys, pero sin un tono reminiscente de épocas pasadas. Aunque, en realidad, tal vez un breve espacio de esa palabra me recuerde a ese sintetizador 80's - 90's cuya real data no recuerdo con exactitud y mucho menos me daré la lata de buscar... no tiene sentido en este momento.

Debe ser que nuevamente estoy perdido en mis pensamientos, borrando y defragmentando discos duros de ideas que hacía poco tiempo creía completamente desechadas. Pero, nuevamente y en parte por desgracia, me doy cuenta de que no las he borrado del todo. Es algo que me motiva, pero que me deprime al saber que no puede ser cierto, que parece no ser correspondido. Y no sé si me da más miedo decirlo todo de una vez -aunque ya es obvio que muchas personas ya lo saben- o que pueda obtener una respuesta inesperada (afirmativa).

¿Es un mal síntoma sentir que cuando pienso en el tema me sonrío para mi interior y, de una u otra forma, me vuelvo a sentir contento? ¿Es un mal síntoma darme cuenta de que mi vida no se ve coartada cuando lo pienso, sino que se ve completamente complementada y nuevamente vuelve a sonreír? Pero, ¡qué mierda es todo esto! Algún día me iba a tocar ver a mí el lado negro de la moneda... sigo pensando en ello, pero a veces una lágrima no evita caer de mi mejilla reclamándome por mi cobardía.

miércoles, 12 de noviembre de 2008

Estable, resignado, aburrido.

Y claro que puedo decir demasiadas cosas; mantener una sonrisa relativamente decente, mirar a los ojos porque no tengo miedo de mostrar lo que realmente soy, sostener una conversación -que en momentos se puede convertir en algo asfixiante- o decir, efusivamente, que estoy demasiado feliz de todo lo que está sucediendo. Pero en realidad, es que ya no queda otra cosa que resignarse cuando el viento no sopla a tu favor y ya tienes los brazos agotados de tanto remar contra la corriente, cuando parece las olas se abalanzan sobre la cubierta y poco a poco comienzan a hundir el barco de manera aparente. Lo bueno del asunto es que, al menos, los brazos van adquiriendo un poco de fuerza para una próxima regata.

Pero son tantas los pensamientos y demasiado poco el tiempo. Son tantos los deseos y muy pocos los medios. Tanto el material y poco el dinero. Tantos personajes hablando las mismas estupideces y pocos que realmente saben algo, pocos que realmente son visionarios que dicen algo coherente. ¿Hablo cosas coherentes? Me lo cuestiono día a día, hora a hora, minuto a minuto y segundo a segundo... tal vez en una milésima no alcance.

Sí, digo que estoy contento, pero no sé si es verdad: la palabra sería estable, resignado, aburrido, agotado y con ganas de dormir, de avanzar por inercia hasta el consecuente final. Y ya no sé si sea mucho más tiempo el que pueda soportar así: pensando en el futuro que se ve tan bello, pero que las líneas de la mano no intentan siquiera decirme. A veces creo que no seré lo suficientemente fuerte y paciente como para esperarte por tanto tiempo. A veces creo que mi situación, en un determinado momento, simplemente, no dará para más y puede que la solución esté en ese Disparo que rompió la pared y sacó al prisionero de su jaula.

martes, 11 de noviembre de 2008

Tengo ganas de escribir

Hoy tengo ganas de escribir, pero no tengo ni la más remota de cuál será el tema que mueva mis líneas en la búsqueda de un final relativamente coherente. ¿Alguien me ayuda? ¿Alguien me da alguna sugerencia? No sé cómo empezar, como continuar ni cómo finalizar... ¿qué es lo que se debe hacer en este caso cuando son muchas las intenciones y son pocas las neuronas inteligentes que con falaces conexiones sinápticas intentan dar a luz algún concepto abstracto que me permita volar hacia el mundo de los sueños? Sueños, quisiera poder tener más tiempo para poder olvidarme del mundo y quedarme en ese mundo, sí, sueños, para poder dormirme tranquilo pensando en que nadie vendrá a imponerme lo que debo hacer.

Hoy tengo ganas de escribir y no sé cómo voy a empezar, al fin y al cabo, ¿qué es lo que importa? ¿Acaso Bajtín se levantará de su tumba a criticar si mi prosa es poética, prosaica o quién sabe qué? ¿Acaso Jakobson se reencarnará en un espejo y me dirá que debo potenciar mi función poética? ¿Acaso Huidobro y Apollinaire vendrán a decirme que debo ser más vanguardista? ¿O acaso la Mistral vendrá a proclamar mi muerte con alguno de sus sonetos? Quiero creer en Julio Verne y en el mundo que vive bajo la tierra, quiero creer en Cortázar y en su capítulo 7 que espero poder pronunciar algún día, quiero creer en la poesía de Bécquer... quiero creer en mí mismo y en las palabras que fluyen casi sin pensar.

viernes, 31 de octubre de 2008

Silencio, espera, desconcierto, no sé...

La noche oscura y las estrellas en el cielo cubiertas de nubes que pasan de vez en cuando. El aullido del perro del vecino que no se calla, que quiere salir a la calle a morder a la gente. La tibia brisa que mueve las cortinas mientras escribo. "Boof N Baff N Biff" de Thievery Corporation sonando por los parlantes con su estética lounge autoproclamada. Silencio, espera, desconcierto, no sé...

Dicen que en las nubes vuelan las almas de otros mundos, las que ya partieron, y que en cualquier momento puede ser tu momento de saludarlas: de preguntarles cómo están. Seguro han de tener muchas historias, pero quién sabe si son de verdad. Las nubes corren por encima de la Luna, tratando de decirme algo quizá. ¿Acaso llegará el esperado momento en que se habra un halo de luz en el silencio para decirme cuál es el paso que seguirá? Si la cabra que anda perdida en las alturas quiere bajar al valle, por fin, para saber cuál es su nueva vida, ¿qué será eso tan importante que los astros le tienen que contar?

domingo, 26 de octubre de 2008

Mi deseo electoral

Suena el despertador a las 9.30 de la mañana y el sol ya entra por mi ventana: es día domingo y no son muchas las ganas que tengo de levantarme tan temprano. Apago la alarma y me doy vuelta, esperando seguir durmiendo, pero oigo voces desde el living de mi casa: el movimiento ya ha comenzando y no podré seguir durmiendo ya que en cualquier momento vendrán a decirme que ya es la hora.

Al fin y al cabo, de nada servía levantarse tan temprano si no tomas tu lugar en la ducha; la excusa del desayuno no es muy productiva a la larga, cuando te dan casi las 11 de la mañana y todavía esperas. Finalmente -y en una situación que pocas veces se produce- me demoro menos de 10 minutos en la ducha y en algo así como 3 minutos ya estoy vestido, esperando que baje mi madre del segundo piso para partir.

Hace calor: el anuncio de un día nublado falló otra vez. Salimos los 5 a esperar locomoción colectiva, pero nos encontramos con la sorpresa de que lo poco que pasaba a esa hora estaba ya lleno. ¿Colectivos? Llenos. ¿Una micro? Repleta. La solución mesiánica de mi padre que anuncia que irá en busca del auto; 3 minutos después nos subíamos al vehículo de color rojo (rojo puto, según llaman algunos) para partir hacia el centro de un lugar llamado Quilpué.

Una ciudad colapsada llena de carabineros y calles cortadas. La puerta dice "mesas 99 - 132". Sonrío: estoy en la 131. Veo uno que otro anuncio, busco el lugar y me encuentro con una inmesa fila que a poco me hace creer que el segundo piso va a colapsar. Son las 11.40 cuando soy el último de una enorme fila. Sigue llegando gente, son las 12 y lo que he avanzado es considerable: faltan 2 vueltas más. Son las 12.30 y al fin veo la mesa de vocales que me entregan el bendito papel que expresará mi primera decisión cívica que, a la larga, ¿servirá de algo?. Entro en la "cámara secreta" -que en realidad debe estar llena de cámaras a través de las cuales identifican tu postura- y marco mi elección: 15 segundos, con suerte. Voy a la urna y deposito mi voto: ¿alguien me va a tomar una foto? No, no soy de farándula... ok.

Y al final, cumplí mi mayor deseo electoral: acabé muerto de la risa y de calor, comiendo grissines que me recuerdan la primera vez que vi eso de votar, como a las 6 o 7 años.

viernes, 24 de octubre de 2008

No me des la razón

No me des la razón, te lo digo por tu propia seguridad. No mes des la razón aunque tengas la más absoluta certeza de que la tengo, no lo hagas por tu propio bien o tendrás que asumir las consecuencias de haberme dado ese poder incontrolable que ahora me hace acreedor del mundo y de mil verdades escondidas que antes sólo eran fruto de mi observación y mi molesta; de mi mala experiencia y de la tristeza que en algún momento me hizo ver el mundo gris. Puede que de un momento a otro me sienta un Dios capaz de modificar el camino y las especies; un Dios al que muchos querrían adorar y apoderarse del verdadero culto para apoderarse de todas tus acciones y ponerlas en su propia favor, olvidándose de su motivo inicial. Todo esto podría suceder si de un momento a otro me dices que sí, que sí tengo la razón y de que mi forma era la mejor; que pese a que era cierta, nadie más la había podido ver y ahora que tú también la sabes, me dices que en realidad era un vidente. Ten cuidado, si me otorgas el poder de la verdad puede ser tan nefasto que el mundo puede comenzar a girar en dirección contraria.


No, no me des la razón aunque yo te lo diga una y otra vez, aunque sepas que lo que te digo es verdad, aunque mi vaticinio sea 100% certero y de que lo que diga se cumpla. Dime, tal vez, que sólo fue una coincidencia y de que mi estoy volviendo un demente, de que lo que digo son sólo estupideces de un ser corroído por las deseos que le arrebataron cuando quiso ayudar a una humanidad que no piensa más que en sí misma y que difícilmente pensaría en ayudarme de vuelta. Dime que es sólo una forma de ver el mundo y que puede que me esté equivocando. Aunque sé y sabes que lo que digo es verdad, aunque también has comprobado que lo que yo decía era cierto.


No mes des la razón, no me des el poder de tener la verdad, no me des el poder de ser un pseudo Dios automático con forma humana, no me des del poder de decir que sabía lo que iba a pasar. Dime que fue sólo coincidencia: no me des el poder de saber que lo que ya pensaba era una realidad porque, pese a saberlo desde siempre, no pude intervenir para que eso no ocurriese más.

viernes, 17 de octubre de 2008

La primavera graciosa ha muerto.

Se han dormido las esperanzas,
se han dormido los sueños,
se han dormido las ganas que tenía de verte.
Se han dormido todas las noches que te soñaba
y las mañanas de angustia cuando despertaba
porque el recuerdo de tu celestial mirada sólo era un sueño,
se ha dormido cada palabra que te dedicaba en secreto.

¿Quieres acaso decirme qué fue lo que pasó?
¿Quieres acaso darte un tiempo para los dos?
Pero estás tan ocupada entre papeles y dibujos
mientras sueñas con algo que no sabes si va a llegar;
se ha agotado la espera y es mi momento de marchar.

Se han dormido mis deseos de tenerte,
se han dormido los días,
se han dormido las caricias con las cuales quería sostenerte.
Se han dormido los silencios de mis propios pensamientos
y la música dulce que en ese trance te componía
para ver si algún día las escucharías y te vería sonreír;
se ha perdido la vida que a tu lado quería vivir.

¿Quieres acaso decirme si fue mío o tuyo el error?
Dame fuerzas silenciosas para acabar una historia que nunca empezó,
dame una mirada y una mano para levantarme
porque el viento sopla fuerte y no puedo contra el sol.
Se ha agotado la esperanza y el cuadro se destruye en su dolor.

Tu irritable mirada se ha perdido entre palabras descuidadas;
la rosa del huerto se ha secado,
la primavera graciosa ha muerto.

miércoles, 8 de octubre de 2008

Soñar todo el día sin dormir

No pensaré en lo que estoy diciendo,
no pensaré si es que acaso estoy haciendo lo correcto.
¿Para qué gastar el tiempo en mirar ese presente pasado
en vez de dejarlo ser libre y correr?
No pensaré siquiera si me dirigo hacia la montaña o hacia el desierte,
no pensaré en que mi cuerpo me exige descansar.

No te diré las palabras que tengo en mente,
no te diré los pensamientos que se escapan cuando los pretendo escribir.
No intentes acercarte para que te responda:
es inútil, nada de esto tiene solución...
y tampoco quiero que la tenga.
Soy feliz de correr libre entre los versos que no controlo,
soy feliz de soñar todo el día sin dormir.

Y no duermo pensando en lo que te voy a decir,
soñaré todo el día algún día podré estar cerca de ti.
¿Es acaso un pecado desearte con locura?
¿Es caso un pecado no querer dejar esa pasión correr?
Puedo escribir mil palabras en tu nombre,
pero la historia sólo en tus ojos comienza a nacer.

Tú yo, musa celeste que no me deja dormir.
Tú y yo, palabras que vienen a mi mente sin regulación.
Tú y yo, sinceramente no pienso en cómo pueda acabar esto que digo.
Tú y yo, un abrazo apasionado entre las letras y el mundo verosímil que te soñé.
No es necesario pensar que el camino queda atrás,
las huellas en la nieve me sonríen a la espera de verme avanzar.

No es necesario que me hables:
sabes que puedo mirarte a lo ojos y saber lo que me vas a decir.
No te vayas de mi lado, no te alejes de mí,
¿que no ves que es a ti a quién canto hasta en mis sueños?
¿que no vez que de tu mano no me suelto?
Soy feliz de que me abraces entre valles oníricos por los cuales hemos de correr,
soy feliz de soñarte todo el día sin dormir.

sábado, 27 de septiembre de 2008

Ausencias y recuerdos.

Ausencias y recuerdos, presencias de momentos que han quedado atrás y ahora vuelven a saludarme. Ausencias y recuerdos y no sé qué es lo que va a pasar: es el fantasma de todos mis silenciosos deseos y sueños que amanecen día a día junto a mí, que me pide a gritos que los cumpla, que se agota en la espera al igual que yo. Me mira como si no supiera que pensamos lo mismo, que sentimos lo mismo, que vivimos de una forma muy parecida… como si se le olvidara de que yo también estoy aburrido.

Y es inevitable que vuelva a correr las líneas para llegar a ese sonido que tan dulces momentos me trae: 2 años atrás cuando creí ver el cielo y sentir la gloria en mis manos, ver hacia el horizonte y encontrarme con esos espíritus que jamás me han dejado. Pero no puedo olvidarme de ese momento en que nuevamente apareció el fantasma de la soledad para decirme lo que soy, para mostrarme en un espejo cuál es mi eterna situación, para probarme y verme llorar delante de todos en un momento de aparente alegría. El fantasma da vueltas alrededor mientras oigo esa canción que, por el destino, llegó a mis oídos justo en ese período tan importante y que ahora se ha transformado en icono de una celebración. La escucho y la vuelvo a escuchar, me encanto en su sonido y mi memoria arde con las promesas que he escuchado y que aún sigo esperando.

Y es que nadie sabe lo que realmente va a suceder: un arma de doble filo que trae consecuencias favorables y desfavorables. Temas sensibles y fibras a punto de cortarse si se intenta caminar por sobre ellas, miradas ansiosas que esperan un futuro que les pertenece y el sistema les niega, miradas que no saben qué más hacer… y yo que sigo sentado en mi cama, mirando el techo, esperando ese evento estelar que parece estar próximo a sonreírme. Ojalá fuese, esta vez, algo más que un mero sentimiento de espera y ansiedad: espero que esta sea el momento que he estado esperando. Sí, desearía saber qué es lo realmente correcto: ya he cometido tantos errores y alguno de ellos me atormentan cuando no debiesen, pero lo hacen de todos modos. Sólo el aire me ha traído más y más confusión y el primaveral sentimiento de alergias y emociones a veces me quita el sueño… y la inspiración.

Ausencias y recuerdos que vienen a caminar delante de mi mirada cuando el playlist ya ha pasado a la siguiente canción.

martes, 23 de septiembre de 2008

23 de septiembre, 2008: Primeras Impresiones.

(Este artículo es parte mi bitácora profesional docente y corresponde a mis reflexiones respecto a las prácticas. Me parecía interesante publicar mis pensamientos luego de mi primer día de observación).
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Luego de la tan anhelada espera de semanas, ha llegado el momento en que comienzo esta temida “práctica inicial” ya de manera más concreta. No todo comenzaría a la manera que yo quería: con desagrado y molestia por la lentitud del tránsito vehicular a esa hora, es que me retrasé 10 minutos. Afortunadamente, el profesor no me puso mayores problemas y me aceptó en la clase de manera muy agradable. Por un instante, el ingresar a una sala llena de alumnos (vestidos de ropa normal, sin ningún tipo de uniforme), me trajo el recuerdo de aquellos años de trabajos en colonias, pero ahora la situación era muy diferente a ese entonces. Una anécdota que creo imposible de olvidar fue que a mi ingreso, los alumnos presentes más que mirarme como a un agente extraño (alumno universitario, observador, etc.), me asumieron como un “infiltrado”, razón: todos vestíamos ropa que no correspondía a un uniforme. Esta situación, en un primer momento, me causó un cierto choque entre la concepción de colegio y de “disciplina” con la cual me formé durante 12 años, pero rápidamente fue pasando a segundo plano.

Si he de describir mis sentimientos en mi primera observación, fácilmente podría resumirlo en 3 palabras: ansiedad, temor y –por muy exagerado que pueda parecer- paranoia.

Ansiedad al pensar en la importancia del trabajo que estaba realizando, de pensar en las implicancias que mis apuntes pueden tener en el futuro y del inminente deseo de que esta investigación resulte de lo mejor posible.

Temor por no saber muy bien a lo que me estaba enfrentando y por culpa de los constantes cuestionamientos de si es esto lo que realmente quiero hacer durante el resto de mi vida. Temor ante cualquier situación extraña que pudiese llegar a suceder y de las reacciones, temor ante ese grupo de alumnos (tan diferentes en su forma de ser a mis compañeros de colegio) al no estar acostumbrado a ese trato, etc.

Paranoia, y éste es el punto quizá más jocoso de lo que fueron mis sentimientos durante esta jornada. Y era el hecho de sentirse observado desde todos los ángulos de la sala, como si fuese yo el objeto de estudio y no el aula, pese al intento de pasar lo más desapercibido posible. Y principalmente esto de sentirse observado, de que todos –incluido el profesor- estaban atentos a cada uno de mis movimientos y a cada una de mis notas.

Al parecer, el profesor pareció darse cuenta de esta situación, por lo que pasados 15 minutos se acercó a mi lado para preguntarme qué tal iban las cosas. Sentí cierto temor de que leyese las notas que llevaba hasta ese momento, puesto que no eran muy favorecedoras en lo que respecta al ambiente en que se desarrollaba la clase (demasiado bullicio). Lo que me llamó la atención fue la tranquilidad con que el docente abordaba el bullicio y el trabajo en general: durante todo el tiempo en que estuve observando sus clases, en ningún momento parecía alterarse por el constante ruido, sino que pedía silencio de una manera aún muy cercana que hasta podría llamar amistosa. Creo que de haber estado yo en esa situación, lo más probable es que me hubiese alterado a los 10 minutos y habría expulsado a más de la mitad de los alumnos de la sala… pero confío en que el tiempo me dará la paciencia y las herramientas para proyectar esa tranquilidad y ese agrado por enseñar. Para finalizar esa clase, el docente se despidió de manera muy cordial, señalando que “fue un gusto” hacer clases, pese al constante desorden. Inmediatamente concluí que me encontraba frente a un profesor realmente apasionado por lo que estaba haciendo.

El otro lugar que pude observar fue la biblioteca: realmente me sentí decepcionado por este lugar tan carente de bibliografía. De lo que alcancé a ver, sólo existía un pequeño estante con unos cuantos libros, que correspondía a los textos escolares entregados por el ministerio y diccionarios. Dos mesas y 9 sillas en total. De todos modos, era un establecimiento pequeño, pero aún así debería existir otro tipo de textos de interés. Por otro lado, creo que es muy bueno que haya una relación de confianza de los alumnos con los trabajadores del colegio, no obstante, ¿no será un poco fuera de contexto de que una alumna converse de su vida personal, casi íntima, con la encargada de la biblioteca? No sé si estoy siendo demasiado conservador o si acaso me formé en un ambiente muy frío, pero me pareció fuera de contexto.

En conclusión, en este primer día de observación me encontré con varios puntos dignos de reflexionar y continuar observando: no me cabe dudas que el aula es una caja de sorpresas interesantes que no deben ser pasadas por alto. En pocas palabras; por un lado, fue un buen momento para poner a prueba mi tolerancia por la diversidad de expresión y, por otro, me motivó bastante ver a un profesor que parecía feliz de hacer su trabajo: en el transcurso de las observaciones veré qué tan ciertas eran mis primeras impresiones.

sábado, 20 de septiembre de 2008

Compilado dieciochero

Y continuando con la inspiración al estilo periodista de algún diario no tan serio es que llega el resumen de lo que fue mi celebración de estas festividades tan chilenas: algo así como lo único realmente chileno que hago, situación que creo se repite en la gran mayoría de los habitantes de este largo y angosto país. Cómo olvidar su visita a las ramadas de la mano de la mamá con ese olor a pino y millones de personas -que no tienes idea de dónde aparecen- caminan dando vueltas y levantando polvo, cómo olvidar esa época en que con tan sólo $100 uno creía que tenía el mundo a sus pies, cómo olvidar ese olor a perro asado… perdón, anticuchos de la calle que la gente come con tanta demencia confiando en la sonrisa del vendedor y, claro, como olvidar el típico borrachito dando vueltas en torno a una botella mientras todo el mundo se ríe de su borrachera: al menos, por un segundo, es un personaje famoso digno de aparecer en programas de farándula.

Para comenzar, las infaltables empanadas de pino se vieron acompañadas de su asadito loco y su ración controlada de alcohol. Aunque sea increíble, pero es cierto: durante el 18 y 19 fue bastante poco lo que bebí en comparación con el año pasado. Será porque la ingesta de alcohol se adelantó un fin de semana con sus respectivas consecuencias fotosensibles… La semana de vacaciones que todos tuvieron se convirtió en 2 días de actividades académicas normales para mí: no seré tan llorón, puesto que tampoco fue tan normal… el ambiente dieciochero les afecta a todos y nadie quiere siquiera tomar un libro.

La conmemoración de la primera junta de gobierno me vio en un Olmué nuboso con escasos claros de sol que entibiaban suavemente el ambiente: Fonda Pizarro’s y Cia. Ltda. Un día muy grato en compañía de amigos: comida chilena, juegos chilenos y música de todos los estilos. También hubo piscina y un momento para pensar en que quedan pocos meses para el verano y hay mucho por hacer (jajaja). Infaltable vaso de chicha, un poco de vino y su ración de ron cola a eso de la medianoche.

Día siguiente, o sea, 19 de septiembre, llego a mi casa a mediodía a almorzar. Duermo casi toda la tarde para volver a salir en la noche. ¿Alguien se acordó de que tengo prueba el lunes que viene? A eso de las 9 salgo a esperar la micro, no pasa, me voy en colectivo, me bajo en la estación del metro de Quilpué y ocurre lo impensable: de la nada, por obra y gracia de algún espíritu demoniaco obeso y obsesivo es que me ataca un perro. Así es, a partir de ese momento es que me uno a la comunidad de gente que en algún momento ha sido atacado por un can callejero sin siquiera motivos de la bestia. Me dolió, me asusté, llamé a mi mamá: al parecer fue mucha exageración de mi parte. La gente me mira con caras estúpidas: ningún imbécil se acerca a preguntarme si me estaba desangrando o si acaso debían llamar a una funeraria. Me subo al metro y llego a Viña para ir a algún lugar junto al Seba y a Trini. Destinos que nadie sabía hasta que nos subimos a una rueda de las ramadas del Sporting para gritar hasta que casi nos daba sueño. Vueltas por la ciudad jardín adormecido por el carrete del día anterior para acabar bebiendo Absolut en el depto de Trini.

Lejos, lo más freak de mi compilado dieciochero, no es el haber visto a un borrachito bailando en torno a la botella ni haber bebido mucho menos de lo esperado: es algo mucho más metafísico y es el ataque de la bestia demoniaca obesa y obsesiva sin motivos aparentes. Pero son cosas que suceden… get ready for partying at new year!

jueves, 18 de septiembre de 2008

Tiki tiki tí

El olor a asado, el ruido de las paredes vibrando por el ruido de alguna cueca que tocan en la casa de al lado y los primeros síntomas de indigestión luego del consumo excesivo de calorías (cada empanada tiene, algo así, como 300 o 400 calorías… no quiero ni pensar cuántas voy a comer durante estas fechas) parecen ser lo que me motivan a hacer este nuevo comentario y, lo digo, cumplir mi necesidad de escribir algunas líneas para no sentir que mi blog ha quedado abandonado. Qué complicado me resulta pensar en que tengo que estudiar para una prueba que tendré el lunes –sí, justo después del carrete dieciochero y todas las consecuencias de ello- y no sólo eso, sino que también anda dando vueltas en mi cabeza la redacción de el “lema personal” para un ramo de psicología y uno que otro taller. ¿Acaso los profesores no piensan en las fiestas? ¿Acaso no se van a pegar su “rayuela corta” y su buena comilona hasta reventar? Bien deberían recordar que no hay ningún ánimo de trabajar luego de pasarlo tan bien en una fecha destinada para ello y en la que, desgraciadamente, muchas veces hemos de ver algunos excesos que ya se han convertido en una parte más del festejo.

Inevitablemente, al pensar en esta festividad de dos días seguidos en que celebramos la primera junta de gobierno –me da risa cuando entrevistan a la gente y dice, con mucha fe en sus palabras, que estamos celebrando la independencia de Chile… no me extraña que, dentro de poco sean los pokemones, en su constante incultura, me salgan con una respuesta de que se celebra alguna cosa como el ponceo fondero o no sé qué, la libertad da para todo- me recuerdo, también, celebraciones anteriores. Con el tiempo, confieso que he pasado de una celebración inocente de niño pequeño a una celebración cada vez más distorsionada. Del clásico asadito en casa comiendo como cerdos hasta reventar, sin una gota de alcohol (porque eso era de grandes) y con invitados de los papás en que uno tiene que “hacerse amigo” de los hijos de los amigos de tus papás -aunque no tengas nada en común con ellos-; a celebraciones en que lo que menos hay es carne en la parrilla y la prioridad en el consumo es el alcohol (ahora sí, ahora soy “grande”). Recuerdo una de las mejores celebraciones inocentes cuando estaba en Punta Arenas (no había nieve ni nada de eso, aunque igual se pegaba sus nevadas cercanas a esa fecha). Y este recuerdo me trajo de golpe a la actualidad con ese sentimiento de “se me cayó el carné” y la planificación de qué es lo que se hará este 18, con el constante murmullo del fantasma que “sabe lo que hiciste el 18 pasado” y con la disposición de repetirlo.

Y el mismo hecho de la simple y aparentemente vana celebración del 18 es que me he dado cuenta que, poco a poco, me he ido independizando de mi familia. No, no, tampoco voy a ser un patudo que diga que soy libre, porque todavía pido plata a mis padres y sería una aberración de mi parte decirme independiente mientras ellos me mantienen. Pero resulta que antes dependía de lo que ellos dijeran para saber qué era lo que iba a hacer y eso sucedía hasta no mucho: tengo recuerdo de cómo 3 años en que ya he salido y he celebrado en otros ambientes (no quiere decir que los anteriores haya bebido tanto que no lo recuerde, pues mi carrera etílica lleva no más de 2 años jajaja). No sé qué es lo que será el próximo año, pero no es el momento de pensarlo… así como mucho pensar en el año nuevo que parece llegar de la mano con las empanadas de pino (prefiero las de queso en todo caso, pero tampoco lo hago mal empachándome de todos los kilos que durante octubre intentaré disminuir para lucir bien el verano… es patético, pero suele sucederme jaja).

Ahora me preparo para las actividades en las que –he de confesar que no me caracterizo por ser muy patriótico en mis costumbres- lo que menos tengo planeado es bailar un “pie de cueca”. Soy una vergüenza de chileno que no sabe bailar la danza nacional, pero tampoco es un problema tan grave puesto que creo que habemos varios en la misma situación ¿o me equivoco? Es cosa de recordar a Lagos Weber hace dos años en que era vocero de gobierno, cuando dio lástima con su cueca extravagantemente moderna y actualizada. Ya, ya, tampoco lo pelo tanto si el tipo igual se revindicó de acuerdo a lo que mostraron en las noticias. Beber, comer, beber, comer, beber y seguir comiendo para luego aventurarse a carretear donde jamás piensas. Sí, eso describe mi futura celebración dieciochera: aventura.

Tiki tiki ti…

jueves, 11 de septiembre de 2008

Primavera

No tengo razones para nada, pero muchas cosas suceden de improviso cuando pasan los días y pretendo entenderlas. Tan sólo una semana y en un día mis ojos señalan el cansancio de todo un año casi sin respiros, tan sólo un nuevo mes y mis pensamientos vuelven a dar vueltas en un espiral interminable… otra vez. ¿De dónde vienen los motivos de estas nuevas constelaciones: del giro pragmático, del giro cognitivo, de Copérnico, de Saussure, de Maturana y Varela o tal vez de Parodi? “Sólo sé que nada sé” me respondería un cliché que a veces es útil y otras veces sólo se concibe como una suma del cúmulo de pensamientos deprimentes que pretenden levantar un poco el ánimo… sólo sé que el sol comienza a aparecer un poco más temprano sobre mis hombros y nuevamente mi sombra me dice que no estoy solo, que la época oscura parece alejarse. ¿Alejarse? Más bien, reprimirse hasta que llegue otro momento en que se manifiesta con su asfixiante voracidad.

Y me vienen tantos recuerdos mientras dilucido los nuevos pasos que debo seguir: como siempre, el afán de un ser humano “cuadrado” como yo es mantener todo controlado, supuestamente con la intención de evitar cometer los mismos errores de tiempos pasados. Pero, inevitablemente, volvemos a caer, volvemos a creer en ilusiones que lentamente se rompen sin querer, pero esa sensación de angustia agrada hasta un punto que cuesta imaginar. Tal vez comience a manifestarse el problema del “mito personal” ahora que me resigno a no haber alcanzado entrada para ir a ver a Madonna y la idea de verla desde galería me haga retroceder en el intento, tal vez nuevamente el polen de las flores que vuela por los aires me haga estornudar y produzca la molesta irritación en los ojos de años anteriores con el consecuente sentimiento de reencantamiento por los encantos femeninos que caminan en una vía muy cercana a la mía: ese encanto con el que sueño y que algún día espero poder abrazar. No desisto de lo que sueño aunque a veces todo se vaya cuesta arriba y una simple palabra ambigua pueda hacerme pensar algo que tal vez no es. Cuánto mayor sea el conjunto de palabras que envuelven al concepto, menos posibilidades de error en su significación más o menos eficiente.

Algunas semanas en que mi sistema mental no logra conectarse con el wi-fi de algunas clases y me pierdo en los signos abstractos que mis manos dibujan en el papel… ¿tienen algún sentido? Paranoia alegre de sentirme observado, desde otros lugares, por quien quiere que me observe. ¿Una sonrisa del destino? ¿Una señal para la concreción del “mito personal”? Otros cuantos días de desánimo; otros días de pronto en que la luz me hace sonreír con armonía… ¿Quién entiende? ¿Cómo sigo? ¿Es el momento de empezar con eso que en momento planeé y de lo que ahora me retracto por temor, por comodidad, por no querer hacer el ridículo?

Un cúmulo de signos: alergias, sueños visionarios, ojeras antes de tiempo, desanimo, alegría al verte pasar a mi lado y al mirarte sin que te des cuenta, esa extraña sensación que me produce tu mirada, tú. Un beso en mi mente, un susurro en tus sueños, un momento para decirlo todo de una vez: encender una llama. Un cúmulo de emociones, una obra dramática que no tiene conclusión en sí misma si no que se escribe a cada instante… todos pensamientos que nacen y renacen con el inicio de una adelantada primavera.

viernes, 5 de septiembre de 2008

Doble Perfecto

Como gritos que salen de sus parlantes estereofónicos
Mientras el pasado que no muere da vueltas alrededor,
Se aparece como fantasma que acarrea cadenas,
Se convierte en la amenaza de otra jornada sin inspiración
Que se aleja de su pretensión de ser doble perfecto
Cuando los años han pasado y el sueño parece más concreto.
Son los gritos de miles de patrañas adormecidas
Que como moscas se acercan a comer de las fecas
O que se acercan a oler el olor a podredumbre
Cuando las verduras de la comida han perecido
En algún abortado intento de pintarlas en un cuadro,
Si creía que lo tuyo sería un gran invento
Verás que ahora que ya estás muerto tu voz hace dormir:
La mejor canción de cuna para tocar el sueño.

Pasan los años como vuelan los trenes,
Como corren los avines al salir de su riel,
Como navegan los vehículos en el mar,
Como los barcos corren por las carreteras a alta velocidad.
Me miraban desorientados sin saber qué decir
Mientras la metamorfosis de Kafka renace
Y sale de las páginas en que fue escrita.
Suman y siguen los números de las cadenas que carga
Haciendo chirridos aterradores que oigo desde mi cama
Aunque me cubría para no tener miedo,
Suman y suman buscando su doble perfecto
En que la ambigüedad de sus propuestas caen al vacío
Con su voz patética grabada virtualmente
Al rescate de la enciclopedia que parecen contener.
Mirar nuevamente al pasado con codicia;
Mirar al presente sin temores, con delicia;
Soñar con el futuro más cercano, hortaliza
Y se rompe con un trueno lo que creías una osadía.
¿Dónde se pierden los puntos de tus ideas?
¿Acaso la interrupción ha sido plena?
Me sigues, me sigues… ¿Dónde?
Sólo cuando vez que apareces más grande,
Sólo cuando vez que pareces haberte fortalecido,
Sólo cuando crees que alcanzarás la cima
Y te desplomas cuando se alza la montaña
Desafiándote a continuar escalando…
Pero no te rindes:
No te cansas y sigues adelante
Con el sueño radiante como estandarte
Que portas con gloria y valentía,
No te rindes.
De seguro has aprendido;
Si alcanzaste algo parecido a la perfección
Te reto a seguir creciendo…
Regresa a casa siendo doble perfecto.

Cristian Briceño González

sábado, 30 de agosto de 2008

Ya no sé

Ya no sé cómo mirarte. Ya no sé qué hablarte. Ya no sé cómo acercarme y temo que esta distancia tan tortuosa se transforme en ese eterno silencio de verte pasar a mi lado sin siquiera referirnos un protocolar saludo. Ya no sé qué es lo que me está pasando: a veces siento que la flor que regaba día a día se está ahogando por el excesivo cuidado y pronto me dejará solo otro vez, haciéndome perder otra vez el sentido y haciéndome divagar sin saber hacia dónde voy a llegar. ¿Sabes tú cómo voy a acabar?

Todos los días hay aunque sea un instante en que tu recuerdo viene a mi mente y no puedo contener la tristeza de no poder tenerte a mi lado como en mis sueños. Claro, los sueños, los sueños de la humanidad que los hacen creer que el futuro vendrá con una sonrisa. A veces les creo, a veces ya no. A veces me escudaba en esas ilusiones que nacían cada noche cuando te besaba en los sueños, cuando te besaba en mis líneas, cuando te besaba y a veces sentía tus labios que se acercaban a los míos. Sí, todo era un sueño del que me costaba despertar, del que despertaba escondiendo las lágrima al darme cuenta de la realidad. Por instantes he vuelto a creer en la idea de que la vida es un absurdo continuo que no tiene fin, ¿hasta dónde vamos a llegar?

Pretendo tener una imagen tan fría como la tuya cuando me acerco, pero no puedo. Pretendo sonreírle al viento pensando en que todo esto va a mejorar algún día, pero ya no puedo soportarlo más. Pretendo creer que llegará ese anhelado momento, sí, en que tú sonreirás y nuestras miradas van a coincidir tan alegremente, pero te has encargado de hacer que cada una de mis bellas ilusiones se destruya como cuando un vidrio se rompe por un golpe. Mis ilusiones se están destruyendo en el suelo y las veo caer a mis pies: aún puedo ver mi semblante sombrío que se refleja en ellas, pero ¿puedo acaso resucitarlas una y otra vez? Creo que sí, es eso lo que quiero y me cuesta renunciar a esa llama que por tantas noches me hizo soñar.

Ya no sé cómo voy a mirarte cuando te vea mañana. Ya no sé cómo voy a hablarte cuando pases a mi lado corriente para evitarme. Ya no sé cómo voy a quedarme en silencio cuando acaso te acerques de casualidad. Ya no sé si es que seré yo quien saldrá corriendo para evitar toparme con tu rostro y tu sonrisa para hacer que la ilusión acabe de destruirse en el suelo, para ser yo mismo el que la pise y deje manchado de sangre el suelo. Ya no sé cómo va a ser el final…

miércoles, 20 de agosto de 2008

Sucedáneos

El sabor amargo de un buen trago me recuerda, cuando ya ha pasado esa noche de lujuriosas ambiciones, que hay algo que ha venido desde el pasado para pintarme de nuevo ese mundo surrealista con el que soñaba por aquellos entonces. Sabía de mis debilidades, sabía ese fantasma que en cualquier momento podría apoderarse de mi y de mis acciones para hacerme caer rendido a su disposición… y por un momento lo logró, por un momento me hizo tropezar con algo que no quería: algo con lo que siempre dije que no volvería a ocurrir. Pero no pude resistir ante la insistencia de ese fantasma del pasado que me niega a dar un paso adelante y emprender nuevos rumbos: me desperté esa mañana con el sabor amargo de ese trago que de ahora en adelante intentaré evitar cuando esas historias del pasado quieren volver a enternecerme por acaso un segundo: ahora me volveré aún más frío que el hielo –y que el pasado- para marcar los límites que señalan mi armadura, para que ese fantasma no vuelva a interrumpir mis planes, para no volver a caer producto de mi distorsionada estupidez…

Y vaya que lo supo hacer bien. Y vaya que por minutos caía en ese juego: vaya que por minutos pensé en tantas cosas y me arrepentí de otras cuántas, vaya que pensaba en que el tiempo pasaba tan rápido ante su presencia, bajo la influencia del sabor de ese trago envenenado que se apoderó de mi astucia. ¡Cómo sería posible volver a verme derribado, con el rostro del fantasma pegado al mío: siendo uno solo! ¡Cómo sería posible ser víctima de mis recuerdos! Y el fantasma bien lo sabía… se aprovechó de eso. Lo que él fantasma olvidaba era que todo era producto de ese momento: acaso creía que respondería lo que estaba esperando que respondiera. ¡No! Aún así pude mantener mi autonomía, aún así ahora recuerdo ese momento con cierto recelo. ¡Cómo fui capaz de hacerme doblegar por un falso instinto! ¡Cómo puede el ser más inteligente convertirse en animal por 30 minutos y acaso ver que su vida se convierte en un torbellino del cual no puede escapar!

Ahora que despierto y me enredo entre las sábanas pienso en todas las cosas de un noche lujuriosa de mentiras en que sólo el objetivo fue capaz de hacerme olvidar el medio… y el costo. Ahora que el sabor amargo en mi boca me recuerda algunas cosas que no debí hacer, que debí dejar de lado, que debí ser fuerte como creí que podía ser. Ya no sé si volveré a ser fuerte otra vez: es lo que anhelo. Tengo sueños que me mueven a continuar luchando, no quiero verlos disminuidos por un arrebato de estupidez.

Tal vez mis sueños sean cada vez más y más difíciles, pero espero lograrlos aún teniendo en cuenta que el viento me golpee en contra con tanta fuerza y cada vez mi meta parezca verse más distante. No quiero más consuelos baratos, no quiero utilizar sucedáneos para satisfacer mis necesidades…

viernes, 15 de agosto de 2008

Examen de sincrónica

Recuerdo que dormí tan mal durante esa noche: en los rostros de mis familiares ya se veía ese supuesto stress que decían que yo tenía. No lo recuerdo, pero para todos era ya un hecho de que los había hecho dormir pésimo cuando me daba vueltas de un lado a otro chocando con la pared o desordenando las sábanas. Y es que presentarse por primera vez en tu vida universitaria para dar un examen no es algo que te pueda dejar tranquilo, la ansiedad y la angustia ante la idea de que puedas reprobar es algo con lo que cuesta lidiar.

Todo comenzó cuando llegaba de Pichindangui, el 4 de agosto. Durante el fin de semana, que estuve descansando en las cercanías de esa tranquila localidad al sur de Los Vilos, sólo había recibido buenas noticias. Eran ya 6 los ramos aprobados, de los 7 que estaba cursando durante este semestre. Pero la espera se hacía eterna para saber qué era lo que ocurría con respecto a ese que permanecía en un enigma. Y lo único que me decían en MSN eran rumores: “te vas a examen”, “no, de más que te eximiste”, “no, yo creo que te fuiste a examen, si las notas estuvieron súper malas”. Angustia, hasta que finalmente me confirmaron que me presentaba con un 4,8. Estaba en colapso: la idea de tener que volver a releerme los textos de una de las asignaturas más ingratas del semestre –y quizás de toda la carrera- me causaba tristeza: definitivamente no podría optar a mis anheladas dos semanas de vacaciones que tanto había esperado. No se si sirve de consuelo saber que más de la mitad de quienes cursaban el ramo estaban en la misma situación que yo.

Toda la semana estudiando: miento, pero sí dediqué bastante tiempo a releerme algunos textos tan ilegibles que me hacían pensar en la estupidez de algunos autores al intentar complejizar cosas que no lo son tanto. Por ejemplo: a qué ocioso (como Gili Gaya) se le ocurre hablar de los tipos de oraciones de acuerdo a sí son de duda, interrogativas, etc… ¿acaso, al crear una oración, estoy pensando en eso? Oh, esto que estoy diciendo es aseverativo… definitivamente, no tenían nada mejor de que hablar y nos condenan a leer sus palabras. Lo odié durante tantos días hasta que la ayudantía para el examen me hizo ver que la situación era cada vez más compleja: todo era cuestión de suerte con respecto a qué tipo de preguntas fuesen a pillarte en el examen. Si te equivocas, el ramo se dicta nuevamente el 1er semestre de 2009.

Me presento el día miércoles a eso de las 09.30 de la mañana, sintiendo el dolor de estómago que comienza a gestarse cuando ya estoy llegando a Viña. A medida que veo el Gimpert, mi corazón se agita. Me hace reír demasiado el hecho de haberme encontrado con tanta gente que me encontrara disfrazado de formal. Y todos estábamos igual. Llega el momento en que mencionan mi nombre y la puerta se cierra conmigo y otro compañero de curso junto a las profesoras. Esto fue una sorpresa por la cual rogué demasiado tiempo: “¿quiere quedarse con su nota o dar el examen”. No lo pensé dos veces. Salí tan feliz al ver que el último ramo que me faltaba por pasar ya estaba listo. Y después de todo, el stress era sólo parte del proceso. Me río al ver que todos estábamos disfrazados para un evento que parecía mucho más que un simple examen.

domingo, 10 de agosto de 2008

Una vez más

Tengo miedo de que todo se vuelva a transformar en silencio, como ese que rodeaba mi vida de una manera tremenda e interminable cuando luchaba por encontrar ese sonido que le diera ritmo a los latidos del corazón. ¿Qué es lo que está pasando? ¿La luz se apaga antes de encenderse de verdad? No sé qué es lo que estaba pasando por mi mente en esos momentos de soledad, no sé por qué siento que te vi y desde ese entonces he soñado contigo cada noche: te he tenido en mis recuerdos a cada momento, te he escrito miles de historias en que tú, princesa angelical, has sido la protagonista y heroína que me salva de los monstruos de mi inconsciencia. Tal vez será que ahora comienza a estar consciente de lo que realmente está ocurriendo y te veo a cada momento más distante: cada vez se me hace más difícil dirigirte una palabra o preguntarte cómo estás, cada vez se me hace más difícil pensar en acercarme para decírtelo todo de una buena vez. Tengo miedo de que todo se transforme, nuevamente, en ese silencio que más que acompañarme me asustaba, que me protegía en el interior de mis pesadillas y no me dejaba escapar para volver a ver la luz de un amanecer lleno de buena energía. Hay una llama que se encendió de pronto y no he podido controlar, no quiero que se apague, pero parece que el viento está soplando con fuerza. ¿Cómo puede apagarse una llama que aún no se ha encendido de verdad?

Y no te culpo, no. La culpa es mía. ¿Por qué has de tener la culpa, si todos tenemos la libertad de elegir hacia donde van nuestras miradas? No te culpo, ni tampoco te voy a culpar: soy el único culpable de cada una de las estupideces que he intentado hacer. No sé qué es lo que me va a deparar el futuro, pero espero verte feliz a ti algún día con todos tus sueños cumplidos: yo buscaré los míos y quiero creer que algún día también los encontraré. Sé que vas a ser grande y lo veo en tus ojos, lo veo en tu rostro dulce y angelical cuya alma adoro.

Pero, espera. No, aún no es el momento de decir adiós. ¿Acaso sientes que es lo que estoy diciendo? Afortunadamente, no. Aún tengo cuerda para rato. Aún tengo sueños por cumplir, aún tengo motivos para levantarme cada día por la mañana: aún sigues siendo tú aunque tal vez nunca te alcance. Pero no me voy a rendir, es necesario intentarlo una vez más hasta que esa llama alcance a encenderse con fuerza, ¿quién sabe si en algún momento lo podamos lograr?

martes, 5 de agosto de 2008

Choques sinapticos neuronales-funcionales-semánticos-sintácticos-prosódicos...

Probablemente una de mis costumbres más ancestrales es dejar mi mente volar: paso la mitad de mi día – si es que no es la totalidad- pensando en cada cosa que pasa por delante de mis ojos intentando encontrarle un significado que a veces es superior a la mera sintaxis y su principio de recursividad, me la paso todo el día buscándole un sentido hasta a las flechas de las avenidas que indican que se puede transitar para ambos lados mientras en mi mente se revuelca la idea de “pese a ser polisémico, es sólo un sentido el que se debe ocupar en un espacio y un tiempo determinado”. Es una costumbre que siquiera me enseñaron –al menos no recuerdo a alguien que me haya dicho que esté pensando todo el día, a excepción del dicho popular de pensar las cosas antes de hacerlas o decirlas- y que se cultiva día a día en un sinfín de preguntas retóricas que a veces me tienen al borde del colapso magistral: un vómito de palabras y pensamientos esparcidas como pintura en una pared blanca que espera plasmarse de todo ese universo diegético que existe en el interior de un cerebro que funciona hasta cuando está dormido, a veces pienso que no me resigno a que dormir es para descansar: me parece otra instancia más para continuar soñando lo que no alcancé durante el resto del día.

“Pensando en ti” podría ser la frase que más me identifica al respecto. Por muy cliché y mamón que pueda parecer, es una verdad que ya estoy acostumbrándome a asumir. Por más que diga que no soy un ser romántico, me he dado cuenta de que todos llevamos un poco de Werther en nuestro interior. Sé que no es la primera vez que caigo rendido ante una bella mujer que me ha robado los pensamientos y los respiros, hasta me he atrevido a creer cosas por las cuales en algún momento habría reprochado a otras personas. Me he atrevido a suspirar y pasar horas pensando en esa hermosa mujer que me ha robado tantas veces los sueños, esa mujer en la que inconscientemente pienso aunque a veces parezco evitar. Sí, pienso en ella, pienso en que algún día dejaremos de cometer errores y acabaremos esa búsqueda con un beso tan perfecto que hasta el universo se detendrá a observarnos, a hacer eterno ese momento…

Pero, lejos, lo que más me frustra es la aparición de las ideas: justo cuando uno no tiene papel o algo en donde escribirlas. No queda otra que ejercitar la memoria –comer pasas, tomar agua, no sé… pero a veces uno se colapsa durante una hora reteniendo una idea pequeña, queriendo lanzarla al papel de una buena vez para verla crecer y echar raíces entre las líneas. O típico que cuando encuentro el famoso papel para escribirla, ya se me ha ido la idea…

Todo es un delirio; constante y eterno delirio de choques sinápticos neuronales funcionales-semánticos-sintácticos-prosódicos y a veces inconexos que buscan un sentido en la realidad.

lunes, 28 de julio de 2008

Así de fácil, así de sencillo.

Todo se ha convertido en un revoltijo, haz lo que puedas por salir de este revoltijo. Yo, por mi parte, te lo digo: así de fácil, así de sencillo… toma un revólver y pégate un tiro. Un tiro que haga volar los sesos por los aires hasta alcanzar la distancia que jamás habías pensado, hasta alcanzar ese silencio deseado que por las noches no lograbas encontrar: ese silencio atormentado por las voces de antaño y las luces oscuras enrojecidas que daban vuelta alrededor de tu vista alucinándote, sí, alucinándote en una corriente de la conciencia interminable de la cual sólo buscas un punto final que no llega sino algunos minutos después cuando ya la noche se avecina con sus tormentas y los pensamientos locos del día siguiente ya te pretenden ordenar lo que debes hacer y lo que no debes hacer y el aire que tenías ya no lo puedes controlar cuando intentas continuar y continuar y continuar en esas líneas coherentes y semánticamente ordenadas que pretendes entender pero ya no puedes porque no sabes qué es lo que seguirá. ¡Uf! Un respiro, un silencio, el acorde de una guitarra electrónica y el sonido del sintetizador house que hace bailar el deseo de no saber quién recibirá lo que debe recibir, ¿quién recibirá su merecido?

Y mañana todo será como yo te digo, todo ocurrirá según lo escrito; es una apócrifa Biblia el papel que escribe con señales que orientan un perdido camino que en realidad nadie sabe dónde acabará. Pero todo así sucederá, yo te lo digo, todo sucederá porque yo ya lo he escrito y es inútil saltarte un paso… puedes caer al vacío, sí, yo te lo digo: toma un revólver y pégate un tiro. Mañana sonará el despertador a las 8, mañana te levantarás dormido y caminarás descalzo por el suelo frío. Mañana no te acordarás de lo que has soñado… ¡no me contradigas en lo que te digo! Mañana no tendrás ganas de despertar, mañana querrás seguir durmiendo. Caminarás hacia algún lugar, harás lo que yo te diga: el agua te hará abrir los ojos y verás el mundo nublado. Mañana, sí, mañana hará mucho frío… tanto que creerás ver el pasado blanco que pisabas cuando eras niño, sí, mañana, ese mañana que es igual en el sur y en el norte, un mañana temporal universal que no acaba con los límites del transporte urbano mal hecho ni con las palabras de alguien que a todo pretende darle respuestas incoherentes. Mañana partirás a donde vas siempre y harás lo que haces siempre: pensar. Sí, mañana vas a seguir pensando como piensas todos los días y las ideas van a correr locas de una manera que te cuesta controlar como ahora que no paras y no paras queriendo encontrar alguna solución a las ideas locas que te vienen de repente y no sabes hacia dónde te van a llegar o si acaso vas a lograr todas esas cosas que tenías planeadas cuando todo el torbellino que te persigue desordena tu camino trazado y el aire se hace poco y efímero y no sabes qué es lo que vas a decir y te detienes a mirar tus manos agotadas y tu rostro ojeroso que no ha dormido ni quiere dormir ni quiere hacer nada sólo continuar soñando con que muchos de sus sueños serán oníricamente reales cuando la luz de un cometa caiga sobre su propia cabeza y le muestre que el silencio no acaba ni dice nada más que cosas incoherentes que cuesta entender y descifrar. Sí, respira, uf, respira… da dos pasos al frente y uno hacia atrás.

Mañana no sabrás nada de lo que has dicho así como tampoco lo has sabido en el pasado: no sabrás cuál es la historia que estabas contando ni la vas a pretender entender. Mañana seguirás pensando en las cosas que estás pensando en este momento. Y yo te digo, todo es un torbellino que no tiene coherencia; sólo contenido, sí, contenido. Respiro, sentido, vino, rocío… toma un revólver y pégate un tiro.

sábado, 26 de julio de 2008

En las profundidades del mar

Miro el silencio que avanza a mi lado contándome secretos escritos en un código binario distinto al informático: morfema más morfema, derivado más derivado, flexión más flexión, estupidez más estupidez y excusa más excusa de las verdes palabras de un ser que no sabe qué más decir. Miro ese silencio que se mueve a mi lado como mi sombra y me asusta como si fuese un fantasma encadenado que arrastra ese metal que hace rugir al suelo con ese dolor; deja sus huellas de sangre marcadas en el suelo mientras se ríe de los rostros estresados de los transeúntes que caminan por las calles con apuro, sin percatarse de que esa sombra está a su lado gritando estupideces que se convierten en una nube de mala suerte que los persigue, pero nadie se da cuenta de su presencia: parece que es ese fantasma el que se quiere vengar de mis errores en la vida pasada, parece que yo no me acuerdo de lo que hice y él se quiere acercar para recordármelo. Si doy un paso, él también da un paso; si me alejo, él se acercará para continuar asustándome con sus chillidos: aún no puedo descifrar bien qué es lo que es.

Caminaré por la ciudad durante algunos instantes para ver qué es lo que pasa, para ver si esa sombra se cansa de perseguirme hacia donde voy. Sí, eso haré: me burlaré en su cara, le gritaré maldiciones y luego le lanzaré un crucifijo que algún día un cura bendijo, le diré que se aleje de mi camino y que se vaya al infierno desde donde proviene. Si, eso es lo que haré: me alejaré corriendo si es que acaso esas cadenas se acercan demasiado y con ganchos se pretenden clavar a mis tobillos adoloridos por todo lo que ya he caminado en esta huida de las tumbas que cuelgan de los árboles. Si se vuelve a acercar, intentaré darle un golpe. No, mejor no, puede que mi golpe no sea eficiente y sólo se convierta en el gancho de mi propia captura.

Me he alejado demasiado de la ciudad: sobre mi cabeza se ven las nubes que anuncian un interminable temporal de electricidad y nieve que amenaza con destruir todo lo que encuentre a su paso, el agua del mar me cubre hasta más arriba de los tobillos: hace frío, tiemblo, no sé qué voy a hacer, no sé hacia dónde puedo correr. Se acerca la sombra que he denominado fantasma, chillando y gritando en un idioma extraño: se ha quitado el velo y me muestra su identidad. Sí, tal y como lo pensaba, es la dama del silencio, encadenada al fuego de sus propios misterios, al fuego del tiempo que ha pasado en soledad en la búsqueda de lo que yo también he estado buscando. Es ella mi destinador y mi destinatario; es ella mi ayudante y también mi oponente: yo soy lo mismo para ella. Se acerca, se acerca más y más con su mirada hermosa, con su mirada onírica de belleza perfecta en un cuadro surrealista. Sonríe.

No he alcanzado a escapar. Corro, pero el agua me llega hasta las rodillas y las rocas del camino me hacen resbalar. El frío se apodera de todo mi cuerpo cuando mi cuerpo por completo se sumerge: apoyo las manos y los pies en las rocas, el agua me cubre hasta el pecho, las rodillas quedan al aire. Veo el fuego de su mirada que me quema desde antemano. Cierro los ojos a su mirada candente: cierro los ojos cuando sus cadenas se clavan como ganchos a mis tobillos y me arrastran hasta lo profundo del mar que se incendia. Pero ya nadie oye mis gritos de auxilio: me sumerjo en las profundidades del mar mientras ella muerde mis venas para embriagarse con mi sangre.

jueves, 24 de julio de 2008

A veces

A veces quiero saberlo todo, a veces quiero caminar por sobre las aguas y tener tanta fuerza como un torbellino de ideas que arrasa todo lo que ve a su paso -aún esas cosas con una raíz firme y decidida a permanecer en su lugar-, a veces quiero perder la mirada en el horizonte sin saber por qué, a veces no quiero saber por qué, a veces quiero seguir caminando sin saber hacia dónde voy a llegar. ¿Para que saberlo si al final sólo me haría regresar al mismo punto desde el cual había comenzado?
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A veces quiero saber qué es lo que pasa tu cabeza: a veces quiero ser ese narrador heterodiegético que lo sabe todo y hasta es capaz de hablar por sus personajes, a veces quisiera sentir lo que tú sientes, a veces quisiera ponerme en tu lugar y saber todas las cosas por las que estás pasando. A veces quisiera salirme de mi cuerpo y dejar que mi alma vagara libre por la iluminada soledad del puerto en donde veo las naves que viene y se van, dejando sus sueños y su esencia. A veces quisiera llegar a tu lado y mirar tu belleza, acariciarte con ternura, que me veas y sonrías, que me veas y tu corazón comenzara a latir de la misma manera como late el mío cuando te ve.
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Sí, a veces también quisiera ser un Dios para saber cada una de las cosas que van a ocurrir: para tener el poder de hacer un flash back al pasado para reparar cada uno de mis erorres o adelantarme hacia el futuro para saber cuáles serían las consecuencias de mi estado actual. A veces he pensando tantas cosas que sería inútil intentar enumerar: la vida, la muerte, el universo, el mundo, mi vida, tu vida, nuestras vidas, el silencio y la eternidad... ¿hasta dónde todo llegará? A veces he pensado en esos minutos en que la ciudad me habla desde ultratumba y me cuenta sus historias: yo sólo quiero saber cuál es la tuya. A veces quisiera tener el poder de hacerte sentir lo que me haces sentir tú: a veces quisiera que tú también fueses feliz con la idea de estar junto a mí.

sábado, 19 de julio de 2008

Aterrizaje


De pronto me dio rabia y es como bastante estúpida la razón. No sé si es la culpa de Beth Gibbons que con su voz tan sexy en la canción “Mourning Air” me hace rememorar esos recuerdos de pensamientos que vienen desde el pasado, de aquellas preguntas que continúan dándome vueltas en la cabeza pese a que ha pasado el tiempo. Sí, sigo siendo una persona estúpidamente inmadura que no aprende de sus errores, que todavía cree en su mundo de Bilz y Pap, que cree que todo el mundo piensa de la misma manera que yo. ¡Me da tanta rabia cuando me doy cuenta de que detalles tan pequeños son vistos de una manera radicalmente distinta por otra persona que parece ser tan similar a uno! Y no es que sea una persona cerrada de mente, pero me doy cuenta de que me es dificultoso darme cuenta de eso: al respecto he tenido muchas situaciones que no vale la pena mencionar o recordaría cosas que más que animarme me harían hacer más agobiante la tarea de transcribir los ppt para una prueba del día martes.

No sé por qué me volví a acordar de ese personaje que alguien carente de sentido y agobiada por una decepción autoinventada pronunció al aire llamó “fantasmal”, inexistente, irreal. En cierta medida lo es –aunque me haya dado tanta rabia notarlo-, pero sé que esa idea puede ser personificada: hasta he sentido que se ha personificado y pude tener un pequeño flash forward que me rememoró un futuro. Pero, si fuese así, ¿por qué suceden las cosas de una manera distinta? ¿Es posible que 4 puntos negros que debiesen fijar una trayectoria igual divaguen en horizontes aparentemente distintos? En fin, sigo pensando en todo el tiempo que ha pasado y que he estado pensando en eso. No sé por qué, en vez de motivarme, termina deprimiéndome de una manera desastrosa que sólo se acaba cuando puedo olvidarme del tema; cuando vuelvo a caer en el “opio del pueblo” de pensar que en el futuro las cosas van a ser mejores, el que guarda siempre tiene, el que trabaja siempre cosecha. Pero, pensando en una película que vi hace poco, ¿qué pasa si no existe ese bello y utópico futuro que me han prometido tantas veces? ¿Qué pasa si estoy soñando con algo que jamás vendrá? Y fue en ese momento en que miraba desde mi asiento la ventana que daba al aire: estaba en un quinto piso. Me dio risa la idea, porque sé que nunca sería capaz de hacerlo. Pero es que a veces siento el deseo de saborear el veneno de una vez y ver cómo lentamente se acaba todo.

Al fin y al cabo, me estoy acostumbrando a vivir en una perspectiva a veces pesimista y otras, optimista. Embrace it, como decía Bárbara el año pasado y que nunca entendí muy bien. Ese personaje fantasmal que se encarna diegéticamente en mis palabras cada noche ya me tiene bastante loco, bastante fuera de la razón. Pero, ¿quién quiere ser racional? Sobre todo ahora que la actualidad sólo nos muestre una desastrosa inflación que no se sabe en qué quedará. ¿Para qué quiero ser racional ahora, cuando me doy cuenta de que lo que más quiero me es negado cuando creo haberlo encontrado? Respóndemelo, Beth Gibbons, con tu voz tan espectacular que me hace alucinar; respóndemelo, Madonna, que te apareces en mis sueños y te quedas en mi casa para conversar. Respóndemelo, Nelly Furtado con tu Say it right. Respóndemelo, tú, cuyo nombre cuido de pronunciar por las implicancias que ello tiene. En este mundo real de pacotilla, prefiero seguir soñando en mi irracionalidad para creer que la tierra prometida existe en realidad, de lo contrario, no tendré ganas de aterrizar.

jueves, 17 de julio de 2008

Recuerdos

Casi sin saber por qué, mientras dormía con el rostro pegado a la almohada intentando concentrarme en el silencio de las frazadas que me cubrían, vino a mí el recuerdo de momentos que han pasado. Momentos que en su momento disfruté, pero creo que podría haberlos aprovechado aún más. Y eso es algo que me sucede a menudo cuando me doy cuenta de que han pasado años desde los sucesos que en algún momento esperé con anhelo: ahora los recuerdo con cierto anhelo de volver a sentir esa emoción de vivirlos. Todo a raíz del tema de una clase, en que, recurriendo a las distintas formas de presentar un relato, llegamos al tema del regreso al pasado. En mi “semi-paranoia” me puse a pensar en ese cuento escrito ad ovo que es nuestra propia vida y en lo bueno que sería tener esa capacidad de regresar al pasado a arreglar ciertos asuntos o a revivir las situaciones que nos causaron agrado, ¿acaso tendríamos la misma situación que en ese entonces? ¿Acaso el aire sería el mismo? ¿Acaso seríamos los mismos?

Fue un minúsculo regreso al pasado en que recordé mi primer año universitario: mi época de “mechón” ilusionado con las nuevas posibilidades que te daba la condición de mayor de edad y la supuesta libertad que eso implica (ahora que ya cumplo mi 2do año de mayoría de edad me doy cuenta de que sigo siendo un ser dependiente y que la situación no ha cambiado mucho). Recuerdo la alegría y lo bien que lo pasé en cada una de esas salidas, recuerdo el frío de las mañanas cuando caminaba a tomar la micro y el pasto estaba escarchado –recordándome parte de mi infancia, austral, en Punta Arenas- y las horas que pasaba frente a mi escritorio estudiando como nunca antes lo había hecho. Recuerdo esas salidas a “El Huevo” que en su tiempo me veía bastante seguido y en el cual viví algunas historias que marcaron gran parte de ese año. Y es que, ahora que lo recuerdo bien, todo el sector Bellavista de Valparaíso se convertiría en el escenario de mis andanzas nocturnas que tantas anécdotas me permitirán contar hacia el futuro: tantas que no caben en una página y escribirlas sería una tortura de escritor-lector.

Mi primer año universitario se pasó tan rápido; la vida parecía ser tan relajada y creí que todo podía ser relativamente fácil como en ese momento. Era indescriptible la alegría que sentí cuando me di cuenta de que me eximía de todo el primer semestre (1 codiciado mes de vacaciones de invierno se presentaba frente a mis ojos) y cuando me pude repetir el plato en diciembre, teniendo las vacaciones más extensas de las cuales tenga recuerdo. De Agosto en adelante en que todo parecía ponerse un poco más complicado y tuvo un agradable final. Esa primavera extraña e improvisada que me pilló desprevenido un día cualquiera y luego tejió una fábula un tanto compleja, en que sólo yo sabía cuál sería el final (sí, lo sabía, porque tengo la desventaja de calcular hasta cómo acabará todo y cuando eso ocurre, ya sé cómo afrontarlo). Esos meses de finalización de año en que la luz del renacimiento de la naturaleza parecía animarme más y más cada día por la mañana, cuando al fin podía levantarme a las 10 de la mañana para ir a clases a mediodía, cuando obtuve notas excelentes en literatura y cuando vi a una muchacha en la micro que me hizo latir el corazón como nunca antes, pero que nunca más la he vuelto a ver: un amor a primera vista momentáneo. Una época en que todavía podía escribir (tenía el tiempo) y una época en que obtuve ciertas respuestas en el momento preciso. Una época en que lo pasé demasiado bien y a veces quiere recuperar, pero sé que las cosas ahora son distintas y tendría que entretejer una nueva historia para reconstruir otro edificio.

Sí, mis recuerdos viajan por esos momentos en que camino por Bellavista. Mis recuerdos avanzan por esas noches de música y vasos de ron o cerveza, bailando hasta las 5 de la mañana cuando el cuerpo llegaba a doler. Mis recuerdos caminan por esos momentos que quisiera volver a tener ahora, pero sé que las cosas, aunque parecidas, serían distintas esta vez…