Probablemente una de mis costumbres más ancestrales es dejar mi mente volar: paso la mitad de mi día – si es que no es la totalidad- pensando en cada cosa que pasa por delante de mis ojos intentando encontrarle un significado que a veces es superior a la mera sintaxis y su principio de recursividad, me la paso todo el día buscándole un sentido hasta a las flechas de las avenidas que indican que se puede transitar para ambos lados mientras en mi mente se revuelca la idea de “pese a ser polisémico, es sólo un sentido el que se debe ocupar en un espacio y un tiempo determinado”. Es una costumbre que siquiera me enseñaron –al menos no recuerdo a alguien que me haya dicho que esté pensando todo el día, a excepción del dicho popular de pensar las cosas antes de hacerlas o decirlas- y que se cultiva día a día en un sinfín de preguntas retóricas que a veces me tienen al borde del colapso magistral: un vómito de palabras y pensamientos esparcidas como pintura en una pared blanca que espera plasmarse de todo ese universo diegético que existe en el interior de un cerebro que funciona hasta cuando está dormido, a veces pienso que no me resigno a que dormir es para descansar: me parece otra instancia más para continuar soñando lo que no alcancé durante el resto del día.
“Pensando en ti” podría ser la frase que más me identifica al respecto. Por muy cliché y mamón que pueda parecer, es una verdad que ya estoy acostumbrándome a asumir. Por más que diga que no soy un ser romántico, me he dado cuenta de que todos llevamos un poco de Werther en nuestro interior. Sé que no es la primera vez que caigo rendido ante una bella mujer que me ha robado los pensamientos y los respiros, hasta me he atrevido a creer cosas por las cuales en algún momento habría reprochado a otras personas. Me he atrevido a suspirar y pasar horas pensando en esa hermosa mujer que me ha robado tantas veces los sueños, esa mujer en la que inconscientemente pienso aunque a veces parezco evitar. Sí, pienso en ella, pienso en que algún día dejaremos de cometer errores y acabaremos esa búsqueda con un beso tan perfecto que hasta el universo se detendrá a observarnos, a hacer eterno ese momento…
Pero, lejos, lo que más me frustra es la aparición de las ideas: justo cuando uno no tiene papel o algo en donde escribirlas. No queda otra que ejercitar la memoria –comer pasas, tomar agua, no sé… pero a veces uno se colapsa durante una hora reteniendo una idea pequeña, queriendo lanzarla al papel de una buena vez para verla crecer y echar raíces entre las líneas. O típico que cuando encuentro el famoso papel para escribirla, ya se me ha ido la idea…
Todo es un delirio; constante y eterno delirio de choques sinápticos neuronales funcionales-semánticos-sintácticos-prosódicos y a veces inconexos que buscan un sentido en la realidad.
“Pensando en ti” podría ser la frase que más me identifica al respecto. Por muy cliché y mamón que pueda parecer, es una verdad que ya estoy acostumbrándome a asumir. Por más que diga que no soy un ser romántico, me he dado cuenta de que todos llevamos un poco de Werther en nuestro interior. Sé que no es la primera vez que caigo rendido ante una bella mujer que me ha robado los pensamientos y los respiros, hasta me he atrevido a creer cosas por las cuales en algún momento habría reprochado a otras personas. Me he atrevido a suspirar y pasar horas pensando en esa hermosa mujer que me ha robado tantas veces los sueños, esa mujer en la que inconscientemente pienso aunque a veces parezco evitar. Sí, pienso en ella, pienso en que algún día dejaremos de cometer errores y acabaremos esa búsqueda con un beso tan perfecto que hasta el universo se detendrá a observarnos, a hacer eterno ese momento…
Pero, lejos, lo que más me frustra es la aparición de las ideas: justo cuando uno no tiene papel o algo en donde escribirlas. No queda otra que ejercitar la memoria –comer pasas, tomar agua, no sé… pero a veces uno se colapsa durante una hora reteniendo una idea pequeña, queriendo lanzarla al papel de una buena vez para verla crecer y echar raíces entre las líneas. O típico que cuando encuentro el famoso papel para escribirla, ya se me ha ido la idea…
Todo es un delirio; constante y eterno delirio de choques sinápticos neuronales funcionales-semánticos-sintácticos-prosódicos y a veces inconexos que buscan un sentido en la realidad.
2 comentarios:
ta weno el titulo..
onda titulos de Gepe
yo creo q tai medio colapsado
asi q date un time para hacer tonteras.-
distroi!
xau
uhh
goethe....
enamorado creo??
ah??
cosas que ocurren :S
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