lunes, 12 de febrero de 2007

El Precio del Progreso

Sé que a veces puedo parecer un intento de periodista y que mi blog tiende a transformarse en un semi diario de actualidad o retroceso. Pues bien, a veces es un poco así, puesto que sólo intento comentar los hechos que he visto a mí alrededor y me han llamado la atención. Es este el caso de un tema que he escuchado millones de veces, hasta podría decir que está al punto de ser considerado como asunto trillado, pero aún así, creo necesario hablar de él, de lo que me parece, y de lo que creo que será su influencia. Me refiero al Transantiago, uno de los planes de transporte más innovadores y espectaculares que se haya visto en Chile, iniciado durante el mandato de Ricardo Lagos y que apuesta a convertirse en el proyecto estrella del gobierno de Michelle Bachele, según algunas fuentes.

Sólo puedo limitarme a comentar mi punto de vista con respecto a lo visto en la televisión. Hoy fue el primer día laboral en el que se llevó a cabo el nuevo plan, y no estuvo exento de conflictos y caos por parte de los usuarios. Por un lado fue la tarjeta bip, puesto que existían máquinas que nos las leían. Por otro lado, fue la frecuencia de los microbuses que hicieron esperar horas a personas, con el consecuente atochamiento en el interior del transporte. A esto se suma el casi colapso del metro, que me hace comparar con las imágenes del metro de países asiáticos, en el que se debió implementar personas capacitadas para acomodar a la gente y que el vagón pudiese cerrar la puerta para continuar. Sin duda, un día caótico, gente molesta, por motivos obvios. Las autoridades recomendaron levantarse más temprano para poder orientarse, pero no fue suficiente.

Así como tuvo cosas malas, también hubo cosas destacables. Si bien, es cierto que no funcionó como las autoridades esperaban, creo meritorio de señalar la acción de ministros que no sólo dieron la orden desde la comodidad de un sillón o a través de teléfono, sino que se dirigieron directamente al terreno para verificar que la labor funcionase de la mejor manera posible. Por otro lado, está el optimismo de algunos usuarios que están seguros que todo este caos será momentáneo, y que el progreso también tiene su costo. Otra de las medidas que aplaudo, es la del ministerio del trabajo de prohibir la despedida de trabajadores por retrasos, puesto que, en tiempos de reducción de personal, cualquier excusa será causante de despido de gente y aumento de la cesantía. Bien considerado el tema en ese aspecto.

Desde lejos, me adhiero al pensamiento optimista del progreso, puesto que ha significado un esfuerzo enorme el gasto de los nuevos microbuses troncales (que ya han causado algunas polémicas), la publicidad y la modernización de ciertos lugares. Así como también es necesario tener en cuenta que un cambio radical en el transporte que mueve a más de 5 millones de usuarios suele traer complicaciones, nuevas vías, nuevos recorridos, dificultades en un principio… seguridad cuando todo se concrete, según lo que se pretende. Espero que el plan comience a desarrollarse en óptimas condiciones, y que se imiten estas iniciativas en regiones, puesto que, al ser menor número de habitantes, debiese ser un poco más agilizado el proceso. Lo que sí, hubiese dado más tiempo para que la gente se habitúe al servicio, a los horarios, por lo menos una semana. Tal vez dentro de un mes o más tiempo, podremos ver a la gente acostumbrada y sin mayores problemas, el hombre es animal de costumbre.
Saludos!
Kinkan ®

1 comentario:

Anónimo dijo...

es raro leer eso de tu parte
xD
pero tb me sumo a tu opinion...
eso seria...
xaw