Marzo parecía quedarse pegado, como si el proceso se tornase en cámara lenta justo cuando estás viendo el final. Es como recordar esos momentos en que las personas se encuentran y corren, pero la cámara lenta los hace demorar mucho más de lo que parece. Así fue ese primer mes de trabajo en que me sentí bastante más calmado que otros años. Creo que es un punto positivo.
Y llegó abril con su locura a mil. ¿Qué tiene este cuarto mes del año que siempre me da un bajón enérgico extremo? Ando aletargado, sin energía... incluso perdí el ánimo de hacer ejercicio. De vez en cuando me obligo a salir a correr para inyectarme de endorfinas, pero me dura el día. Ha llegado el mes en que las cosas ya empiezan a tomar forma y el proceso marcha sobre ruedas. Aparecen una serie de oportunidades que no sabes si tomar o dejar pasar, porque todo tiene un riesgo, pero también tiene muchos posibles buenos resultados. ¿Qué hacer? Pensar en el futuro, proyecciones... pero el problema surge cuando no sabes cómo proyectarte con algo.
Abril y entro en razón de que estoy con una alergia que no logro tratar y es momento de que busque nuevas terapias. Abril y ya quiero tener todo el semestre controlado, aunque me produzca dolor de estómago. Abril... ¿y la lluvia cuándo?
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