domingo, 27 de abril de 2014

Cuaderno 18

Y así como anteriormente señalaba que quiero vivir de la escritura y que me enfocaré en ello, el día viernes acabé mi cuaderno número 18. Es impresionante ver la cantidad de cuadernos que he ido acumulando desde que entré en conciencia de que la escritura era para mí mucho más que un pasatiempo y que, en definitiva, era a lo que me gustaría dedicarme. Recuerdo que tenía alrededor de 14 años cuando empecé a escribir de manera más ordenada -antes escribía en cualquier papel que quedaría tirado y olvidado, perdido en la mayoría de los casos-, dando más de alguna idea a mis padres sobre qué regalarme para navidad sin temor a equivocarse. Si bien, han pasado todos esos cuadernos y todavía no logro dedicarme tiempo completo a la escritura, creo que voy por buen camino y es algo a lo que me niego a renunciar. 

El cuaderno 18 apareció luego de casi 2 años en que me dediqué a escribir, exclusivamente, cuentos relacionados con mis aventuras, experiencias y ensoñaciones producidas en tierras europeas durante el año 2010. Claro que casi 120 páginas es poco para relatar todos los momentos que tuve durante esos seis meses, pero darse un espacio para dejar inmortalizadas muchas de mis imaginaciones me pareció justo y, claro está, siempre hay espacio para continuar escribiendo al respecto. El cuaderno 18 aparece precisamente después de ese viaje, dando espacio a una visión más realista en la que muchas veces estuve a punto de establecerme límites respecto a la creación: "solo lo que sea real y representable de manera más o menos fácil". Luego reflexioné y me dije que no podía limitarme... la escritura es una, un guión dramático y aplicable, otra cosa totalmente aparte. Fue así como recorrí nuevos mundos durante un año y casi 5 meses, período más breve que en otros cuadernos anteriores.

Fue agradable ver que la nota que dejé antes de comenzar a escribir este cuaderno. Hablaba de la frustración con la cual terminé el año 2012 y las proyecciones que tenía para el año siguiente, pidiendo no estar en el mismo lugar en el cual inicié ese cuaderno. Y así fue: 2013 fue de lo más inquieto y extravagante, fue un año de muchos cambios positivos y sueños. Me agradó ver que al inicio de ese cuaderno tenía el sueño de lanzar mi primer libro -al igual que en tantos otros cuadernos- y que, al fin, al terminar dicho cuaderno ya estaba concretado dicho sueño. No está de más decir que siempre sueño con más y más libros y que me motiva trabajar por ellos. Me motiva ver en la literatura una forma de escape, una forma casi de terapia personal. 

Me motiva pensar en un próximo cuaderno, el número 19, del cual no tengo ni la más remota idea de qué va a salir. Hay que dejar a la escritura ser.

jueves, 24 de abril de 2014

El bullicio puede ser música

Hoy sentí ternura al leer las poesías que escribieron unos alumnos, quienes me mostraban los textos con mucho ánimo y atentos a los comentarios que pudiese hacerles. Me recordó demasiado cuando yo tenía 15 años y me encontraba en ese mismo proceso creativo, aunque fui más tímido y no mostré mis poesías a todo el mundo: ese extraño celo de mi creación ha perdurado incluso hasta la actualidad porque, al fin y al cabo, vivir en el anonimato a veces tiene un toque bien romántico que agrada. Y es que hay que ser sinceros: a veces al artista le gusta ser sufrido porque, en ese sufrimiento, percibe los sentimientos del mundo y recuerda que tiene vida, quizá contradiciendo a Rubén Darío, que consideraría dichosa a "la piedra dura porque esa ya no siente". Estos días mi sensibilidad ha estado al máximo: todo me lo tomo al máximo y, posiblemente, le dé otra interpretación más allá de la que realmente podría tener.

Me alegré al leer estos textos, al hacer correcciones y frente a la mirada atenta de quienes esperaban las correcciones. Me alegré al leer un poco de esas cursilerías que, a esas edad, realmente nacen del alma y con las cuales es imposible no identificarse. Me hicieron recordar la búsqueda constante del ser humano y una serie de tópicos literarios... debo decir que ese breve instante me hizo sentir muy bien, darme cuenta que he ido pasando por diferentes etapas de la vida y que, como tal, otras nuevas vendrán. Me hizo volver a tener confianza en el futuro que comienza a construirse desde el presente. También pensaba en que, de repente, dejé de escribir poesía y no sé por qué. 

Creo que a veces es bueno detenerse, quedarse en silencio -sí, lo estoy planteando yo aunque parezca inverosímil- y escuchar el mundo. El bullicio puede ser música. El oído es un órgano que a veces nos cuesta ocupar y que otro ser humano realmente agradece. Quiero seguir mi camino, hacer eso que amo: escribir. ¿Será muy difícil? ¿Será una utopía? Creo que debo trabajar para que no sea así. Y si es lo que más quiero, llegará el momento en que todo conspire para que así sea. Quizás sea este el momento del entrenamiento, adquirir fuerzas y conocimientos, para que el sueño se acabe de concretar.

martes, 22 de abril de 2014

Recorrer la mañana

Me gusta recorrer la mañana. A veces estamos tan automatizados a salir de la casa al trabajo que no nos damos el tiempo de disfrutar detalles tan mínimos como la enigmática bruma que cubre nuestro camino y que, seguramente, nos hará pensar en una que otra historia. El mundo, en sí mismo, tiene tantos lenguajes que con un poco de atención podemos interpretar: tantos mensajes, tantas señales, tantas imágenes en movimiento. 

Hoy pude cambiar mi rutina de día martes pidiendo permiso por unas horas para realizar un trámite relacionado con cosas que me gustan. No es que no le dé importancia al trabajo, solo que le asigno el valor que tiene y le corresponde. He hecho lo posible porque no se transforme en mi vida y espero que así se mantenga, por lo tanto, hacer algún cambio de vez en cuando no le viene mal a cualquiera. A las 8 de la mañana tomaba el metro en dirección a la costa, para recordar viejos momentos. Al salir del túnel en la estación Recreo, sonreí con mucha alegría al ver el mar cubierto de niebla. Hacía frío, pero ese frío húmedo que es tan agradable y dulce. Las épocas de frío me resultan extrañamente inspiradoras, me dan ganas de observar y ponerme a crear historias. 

Recorrí la mañana desde el cerro al plan. Recorrí la mañana entre edificios antiguos y otros un poco más modernos. Recorrí callejones y tomé fotos. Recorrí la vida que está fuera del trabajo para regresar, en mitad de la jornada, a continuar con la misma normalidad cotidiana, pero con la certeza de que la vida siempre tiene cosas interesantes a las cuales prestar atención. Y, claramente, cada vez que me 'escapo', me doy cuenta de que es necesario y que debo buscar la instancia de hacerlo una vez más.

lunes, 21 de abril de 2014

Días de furia

Puede sonar super lamentable que una persona empiece a sentirse frustrada de su profesión cuando apenas lleva tres años en el sistema y es lógico que exista una serie de comentarios que te critiquen por señalarlo de esa forma. Todos podrían amontonarse para decirte que no te puedes rendir, que es muy pronto, que no entienden tus motivos y un largo etcétera, sin embargo, las personas involucradas en el medio quizás puedan entender en parte tu sensación. Hoy tuve uno de esos días de furia que hacía tiempo que no tenía y, lo peor, es que parecía como si hubiese comenzado en esa dirección, como si esa hubiese sido la finalidad y el destino de la jornada. 

Normalmente, suelen darme bajones de ánimo luego de descansos prolongados y creo que es hasta entendible. Sin embargo, desde anoche ya me sentía extraño al darme cuenta de que las noches de domingo no me gustan porque es el inicio de la semana y todo lo que ello implica. Gritar, gritar y luchar por mantener el orden. ¿Hasta qué punto esta situación es digna? ¿En qué punto pasamos a hacer de esta práctica una situación completamente denigrante en que tu trabajo pasa a ser pisoteada? He luchado no sé cuánto tiempo por intentar quitarme esa sensación, por despersonalizar -que no es nada contra mí-, pero todavía me cuesta. Hoy tuve uno de esos momentos, en que te das cuenta de que cuentas los minutos para que se acabe la hora y que todo el mundo se vaya. ¿Cómo controlar eso? ¿Cómo lograr cosas? A veces me parece una utopía.

Creo que me bajonié lo suficiente como para que se notara: mi silencio no es algo común, al parecer. Sin embargo, siempre aparece una pequeña luz en medio de la tormenta, para hacerte recordar que hay algo bueno por lo cual agradecer. Y aunque hay sido un detalle muy ínfimo que queda solo al nivel de posibilidad, fue suficiente para inyectarme de energía y volver a sonreír. Después de todo, esto de los días de furia parece ser parte de. Aunque, de todas formas, no tengo por qué aceptarlo por siempre.

miércoles, 16 de abril de 2014

Acupuntura

Hacía harto tiempo que estaba con alergia y aún no me explico bien por qué. Ya he ido un par de veces al dermatólogo, pero lo único que logro es que me den más medicamentos que son solo paliativos para el problema y el hecho de llenarme de pastillas nunca me ha gustado demasiado (sumado al cuantioso gasto que me significaba gastar alrededor de $50.000 cada vez que me aparecía algo). Fue por eso que empecé a buscar soluciones alternativas ya que he aprendido que la medicina oriental busca atacar el problema real y no atacar simplemente los síntomas, es decir, estaba en una búsqueda de la solución real para poder recuperar el equilibro; después de todo, considero que cada enfermedad crónica para por un desequilibrio energético. Fue así como llegué a la acupuntura por recomendación de la red y de algunos otros conocidos. 

Pedí la hora la semana pasada y hoy realicé mi primera sesión en la escuela de yoga Savittar, ubicada en Viña del Mar. Entrar al lugar me pareció un poquito extraño debido al aire tranquilo que se respira, una sensación agradable al fin y al cabo. Luego las preguntas de por qué buscaba acupuntura: alergia extraña, problemas de rinitis, un poco de ansiedad y nerviosismo. Y luego lo que sigue, las agujas. Es una de las primeras cosas que uno cree que pueden ser terribles, pero no lo son en absoluto. Es obvio que no es normal tener pequeñas agujas clavándote el cuerpo, pero es un dolor completamente soportable que al final produce relajo. De hecho, aún me siento muy relajado. 

Necesitaré 10 sesiones, al menos, pero creo que me motiva mucho más que estar llenándome de pastillas. Veamos si resulta. A veces es bueno arriesgarse con cosas nuevas, sobre todo si se trata de cosas naturales.

martes, 15 de abril de 2014

Partir

Los rieles del tren emiten chirridos al momento de detenerse y la gente se agolpa en las puertas del vagón. Todo lo que veo es el silencio de sus gestos y los latidos de corazones congelados. ¿Hacia dónde van? ¿Cuál es el destino? ¿Qué es lo que estás buscando tú? Las puertas se cierran y el movimiento regresa, las casas quedan atrás, las luces se transforman en una línea continua. No miro, porque sé que no quieres mirar, porque tiene miedo de lo que se puede encontrar. Seguir en el silencio, seguir como si nada, cruzar las mismas calles del pasado, pero en un presente distinto. Todo sigue igual, el tiempo se ha detenido, pero algo es diferente. ¿Cómo lo voy a saber? 

Pues he sido yo el que ha partido.

lunes, 14 de abril de 2014

Otro momento de crisis existenciales

Sé que no soy un adolescente y que desde hace ya un tiempo que puedo estar considerado dentro del segmento de adulto joven o algo por el estilo. Sé que eso está relacionado con la cantidad de obligaciones, de responsabilidades y de acciones que tienes toda la capacidad de resolver. Sé que a estas alturas debiese tener un poco más de claridad respecto a mi vida y, lentamente, dejar de tener tantos cuestionamientos respecto a qué hacer o no hacer, avanzar hacia tener una moral de carácter más autónomo porque cuento con las herramientas para decidir "correctamente". Sin embargo, me siento de pronto y me doy cuenta de que, en parte, sigo siendo este niño mental que no ha evolucionado y que sigue viendo el mundo con el mismo temor de siempre, con la misma nostalgia, con las mismas dudas... la inquietud es una sensación agradable en muchos casos, pero en otras ocasiones ya es algo nefasto.

Ya no es el momento de crisis existenciales cuando cruzas la mitad de tus veintisiempre. No es momento de seguir mirando atrás y cuestionarte lo que hiciste y lo que no hiciste, cuando sabes que ya no es mucho más lo que puedes hacer al respecto. El presente es consecuencia del pasado y tampoco me puedo quejar porque me siento bastante cómodo en general, aunque algo todavía falta. Estar en ese punto medio de la nada en que no sabes hacia dónde seguir y tratas de pensar en vías alternativas, pero realmente tus neuronas no son capaces de interactuar de la manera precisa para llegar a una conclusión. 

¿Cuáles podrían ser esas vías alternativas? Eso es materia de reflexión y razonamiento... ya llegará la respuesta, siempre en el momento preciso, como ha sucedido en tantas otras ocasiones en el último tiempo. 

domingo, 13 de abril de 2014

Valparaíso en llamas

 
Una vez más, Valparaíso sucumbe ante las llamas descontroladas que quieren arrasar con todo. No he ido al Puerto, pero las imágenes que circulan en relación a la terrible catástrofe no hacen menos que deprimirme. ¡Cuánta gente, cuántas vidas, cuántas historias! Es una pena enorme observar cómo el fuego hace desaparecer el esfuerzo de tantos que han dedicado tanto tiempo a ganarse lo que tienen con honestidad y trabajo. Ante estas situaciones uno se cuestiona el por qué de las cosas y es claro que uno infiere que la vida no siempre es justa. Es inevitable pensar en los niños que seguro tendrán una historia no tan grata para el recuerdo, una instancia que lamentablemente marcará su vida. 

Lo peor de todo, es observar desde acá -a casi 20 kilómetros de distancia- la nube de humo que contamina el aire y que tiñe de oscuridad siniestra, de no saber qué es lo que va a su suceder con ese puerto querido. ¿Qué es lo que te hace un imán de catástrofes, Valparaíso? ¿Qué es lo que hemos hecho todos para que te estés cayendo a pedazos? ¿Cómo te recordaremos en el futuro? Me da rabia ver el rojo encendido y no poder hacer nada para apagarlo. Me estremece la piel el pensar en la gente que va a quedar sin vivienda y en el tiempo que tardarán en recibir una solución definitiva. 

Tengo pena por Valparaíso, tengo pena por la gente. Solo queda confiar en Dios que todo esto acabará pronto y que las personas volverán a resurgir desde las cenizas como tantas veces lo han hecho. Me uno en pensamiento, en vibras y en lo que se pueda ayudar. Fuerza, Valparaíso.

Fotografía: Diario UChile (http://radio.uchile.cl/2014/04/13/confirman-cinco-victimas-fatales-por-incendio-en-valparaiso)

jueves, 10 de abril de 2014

Días extraños

Si hay una palabra para definir cómo ha sido esta semana, creo que la más adecuada sería la de "extraña". Disímil, ambigua, inconexa, demasiado extensa quizá. Nadie entiende nada, la gente está inquieta, a veces tengo instintos un poco asesinos en contra de ciertas situaciones. Y no entiendo por qué, si hasta el momento todo marchaba excelente, aunque siempre se tiene momentos mejores que otros en cualquier lugar que se esté, por lo tanto, no es ninguna crítica a mi situación actual. De hecho, me llama la atención oír que a la mayoría de la gente le ha sucedido lo mismo y que el deseo colectivo es que el fin de semana llegue rápido. Aunque, de todas formas, los días pasan bastante rápido. Creo que alguna vez me dijeron que la vida del adulto sería así.

He tratado de tomarme todo con calma: dejé de afeitarme por poco más de 10 días para que la dermatitis bajara y llego a la conclusión de que comprarme una máquina eléctrica pueda ser el remedio. Logré encontrar una hora para acupuntura, puesto que se señala como un buen tratamiento para las alergias. Veamos qué sucede, pero tengo todas mis expectativas en eso. Lo que no entiendo es por qué el día martes en la tarde me sentía morir... llegué a la casa con ganas de llorar y mandar todo a la mierda, sin saber bien por qué. Normalmente no pesco a nadie y me importa un reverendo lo que piense el resto, por lo que me costó entender el motivo de mi bajón. 

Y ahora ya es jueves, al fin. Los días siguen extraños, con el aire pesado, magnético, quizá con aire de temblor o lluvia. Quiero lluvia. Quiero descanso... y felizmente se acerca un fin de semana largo con huevos de chocolate incluido (léase con un "yay" incluido).


miércoles, 9 de abril de 2014

Abril, locura a mil

Marzo parecía quedarse pegado, como si el proceso se tornase en cámara lenta justo cuando estás viendo el final. Es como recordar esos momentos en que las personas se encuentran y corren, pero la cámara lenta los hace demorar mucho más de lo que parece. Así fue ese primer mes de trabajo en que me sentí bastante más calmado que otros años. Creo que es un punto positivo.

Y llegó abril con su locura a mil. ¿Qué tiene este cuarto mes del año que siempre me da un bajón enérgico extremo? Ando aletargado, sin energía... incluso perdí el ánimo de hacer ejercicio. De vez en cuando me obligo a salir a correr para inyectarme de endorfinas, pero me dura el día. Ha llegado el mes en que las cosas ya empiezan a tomar forma y el proceso marcha sobre ruedas. Aparecen una serie de oportunidades que no sabes si tomar o dejar pasar, porque todo tiene un riesgo, pero también tiene muchos posibles buenos resultados. ¿Qué hacer? Pensar en el futuro, proyecciones... pero el problema surge cuando no sabes cómo proyectarte con algo. 

Abril y entro en razón de que estoy con una alergia que no logro tratar y es momento de que busque nuevas terapias. Abril y ya quiero tener todo el semestre controlado, aunque me produzca dolor de estómago. Abril... ¿y la lluvia cuándo?