Cuando dicen que cada año nuevo trae cosas nuevas, nunca me lo tomé tan en serio. Si pensaba que este año comenzaba con un regreso al lugar en el cual viví tanto tiempo casi a regañadientes, hoy me doy cuenta que ese cambio parece ser ínfimo en relación a todo lo demás. La vida comienza a tomar un matiz diferente y creo que me atrevería a decir, un poco más adulta. Algo de ese niño interno se empieza a dar cuenta que las responsabilidades cambian, lo que no implica de ninguna forma que pueda dejar de jugar y ser lo que es, siempre ha sido y espera seguir siendo. La mente sigue volando cada vez más, los sueños siguen creciendo, la imaginación nunca se detiene.
El regreso a la realidad me pilló por sorpresa, aunque las dudas del "regreso" me tuvieron inquieto por algún tiempo. Volví a la calma al ver que nuevamente tenía trabajo, que todo comenzaba rápido, pero tranquilo a la vez. ¿Qué es lo que hace que en este momento empiece a sentirme mucho más tranquilo? ¿Qué es lo que hace que empiece a sonreír? Un poco de madurez, un cambio de perspectiva, un poco más de agradecimiento a las cosas positivas que me ha ido regalando la vida. Al fin soy escritor, ¿quizás será el hecho de ver que mis sueños se están cumpliendo lo que me tiene tan pleno? He vuelto a trabajar, tercer cambio en... tres años, guau. ¿La tercera es la vencida? No quiero aventurarme a hacer promesas ni demasiadas proyecciones: el año pasado ya me dio resultado el no esperar mucho.
Tengo tanta ansiedad de lo que se viene que a veces me baja la inquietud. Pero, como siempre, tengo la confianza y la tranquilidad de que la vida nos prepara cosas buenas. Aunque esté agotado luego de trabajar por mucho tiempo, ese cansancio es agradable.
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