Y las vacaciones de invierno comienzan a pasar: veíamos tan lejano ese momento que ahora vivimos y luego nos damos cuenta que una vez más el tiempo nos ha dejado con las ganas de hacer muchas más cosas. Dijimos que arreglaríamos esto, que iríamos a tal lugar y un montón de cosas que al final, quedaron en el tintero. Recuerdo la ilusión con la cual comencé un día a elaborar los controles de lectura para el segundo semestre y mi convicción inicial de que dejaría todo listo en estas dos semanas. Resultado: solo 4 conteroles de los casi 20 que debo hacer en total, pero a fin de cuentas, esto se trata de descansar de todo el agotamiento y no de dedicar todo el tiempo a trabajar. Creo que me he dado tiempo para todo y eso es lo más rescatable.
Dentro de las cosas que he podido notar, es que el frío produce ansiedad y la ansiedad, a su vez, produce un deseo inaguantable de comer a todas horas. Comer cualquier cosa, buscar en el refrigerador, abrir una y otra vez la puerta y ver qué queda para acabarlo. Seguramente sea ese el motivo de que comience a sentirme un poco más 'repuesto', pese a que todos dicen que estoy igual o incluso más flaco. ¿Será el cambio de clima de interior a esta maravillosa humedad de la costa? Aunque, también, tengo la teoría de que todo comienza por el hecho de que ya llevamos casi 4 meses en este departamento que no deja de ser genial, pero que todavía sigue con muchos de los problemas que de la corredora de propiedades se comprometieron a solucionar. Estoy hablando de algo tan básico como la presión del agua, la cual es tan baja que ni siquiera permite que el calefon se encienda. ¿Qué implica eso? Que todos los días debemos de ingeniarlas para que el agua se mantenga tibia por más de 20 segundos. Hoy fue el segundo día que voy a insistir en que queremos una solución y lo mismo de siempre: que es imposible contactar al gasfiter y blah blah. A veces me cuestiono si realmente le toman el peso a la situación o si simplemente les interesa que le paguemos a fin de mes.
En fin, salvo por esa situación, siento que mis vacaciones han sido geniales y merecidas. Se me han hecho nada y el tiempo para disfrutar el descanso en casa se pasó volando, quizás eso sea un buen indicio. Ahora solo queda retomar esta parte final del año, puesto que estamos en el momento de los descuentos finales. Simplemente, cuático.
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