Cuando de pronto el cielo se oscurezca
y se te acabe la esperanza de volver a empezar,
cuando sientas que el suelo tambalea en tus pisadas
y todo se convierta en una pesadilla,
acuérdate de las sonrisas de las tardes de verano
y estaremos de regreso a los buenos momentos
que cultivamos a cada instante.
Recordarás las calles de una ciudad iluminada
o nuestras huellas descalzas en la arena,
dormiremos abrazados en lechos de poesía
y, al despertar, escribiremos juntos una canción.
Queda mucho por caminar,
queda mucho por encontrar,
queda mucho, aún, por recorrer.
El mundo no se acaba:
todavía queda tiempo para soñar.
Los sueños del pasado ya se ven lejanos
de este presente ficticio,
¿en qué momento decidimos inventarnos estas vidas
de las cuales creímos quizás qué cosas?
Elecciones de niños confundidos,
¿qué es la vida para un adolescente?
Esos sueños que nos despertaron en la infancia
y que ahora parecen solo una película
todavía están en nuestra puerta,
esperándonos:
aún hay tiempo de volver a encontrarlos.
No es momento de rendirse,
es momento de seguir.
Es momento de hacerse más fuerte,
es momento de crecer,
es momento de plantar más semillas
que germinarán en un futuro sonriente.
Es momento de darle más sonrisas al presente.
Porque vamos a llegar muy lejos,
vamos a llegar muy alto,
porque la vida no se acaba tras una decisión que ahora no entendemos:
todavía queda tiempo para soñar.