Abrir los ojos una y otra vez, con la intención de que el sueño no acabe y de que pueda volver a renacer, quizás. Tener la dificultad de despegar los párpados y querer seguir durmiendo abrazado a un presente sonriente y a una mirada que te escudriña en la oscuridad.
viernes, 17 de mayo de 2013
Noche
Arrojado sobre el césped, contaba las gotas que caían desde el techo. La noche había sido fría y, sobre la nieve, aún permanecían las ropas de aquel cuerpo agitado.
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