Hacía ya varios días que me lo habían advertido e intenté tomar la precauciones pertinentes, pero no fue suficiente. Siempre te sorprende la vida, siempre te encuentras con cosas que te dejan boquiabierto. Empecé por ordenar el escritorio, guardar las cosas en cajas y prepararme para el fin de los tiempos. Continué eliminando objetos diversos que ya sabía que tarde o temprano dejarían de estar en mi habitación: el tiempo se agotaba, debía correr, apresurarme. El huracán estaba próximo.
Y así fue como hoy he regresado a casa luego de un caminata vespertina para encontrarme con mi pieza completamente desarmada a la espera de la remodelación que, realmente, no se sabe de aquí a cuándo estará. ¿Por qué ahora, Señor? ¿Por qué a mí? Son las típicas frases que vienen a tu mente cuando ves que no tienes donde dormir y pasas a ser algo así como un desalojado. Ufff... cambios, que espero sean para bien. Desde ya me hago la idea de que en algún momento tendré que ordenar mis cosas y es bastante complejo. Así no más po.
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