Sí, sí, es normal. Por más que uno intente decir que está bien y hasta créerselo, llega un momento en que la vida te pega en la cara y te empieza a mostrar todas esas cosas que están incompletas. Sí, nuevamente viene el 2012 con sus deudas, con sus heridas que no han sanado, con todos esos temores que me mantienen atado y me dificultan poder avanzar. Es normal que de vez en cuando vengan esos bajones anímicos, sobre todo cuando acaba de terminar un año que ha resultado un poco traumático en muchos sentidos, sobre todo en el ámbito laboral y profesional que, se supone, debiese ser algo que motivase. Por el contrario, el último tiempo solo se ha encargado de tirarme más para abajo, lo que no es difícil de entender si ves que tu ambiente más cercano (dígase, familia) se encargan a diario de darte a entender que lo que haces es una mierda, que ganarás poco dinero toda tu vida, que nunca vas a poder surgir y blah, blah. ¿Cómo se da a entender esto? En acciones tales como la estúpida creencia de que siempre tengo tiempo libre, que las cosas a mí no me cuestan y que, por lo tanto, debo estar siempre pendiente de andar ayudando al resto en todo: ¿a mí quién me ha ayudado? Hasta lo que sé, he hecho mis cosas solito.
Siento que mi profesión está tan mal vista y me es difícil darle una nueva mirada, creer que es algo valioso, que a alguien le importa. Haber estudiado 5 años, haber adquirido un sinfín de experiencias para acabar rogándole a alguien que te escuche no es, definitivamente, lo que quiero hacer por el resto de mi vida. Me parece tan estupidizante, me hace sentir por el suelo. Y debo reconocer que me cda un poco de envidia ver que cierta gente esté en lugares que no se merece, avanzando de manera sucia y con sonrisas falsas. ¿Por qué? Siento que el final de la universidad debió haber sido diferente, no me merezco acabar en un sistema donde siempre tengo la culpa de todo, donde soy el que se lleva la carga más pesada y ni siquiera te pagan bien. No me merezco salir a la vida como una persona común porque mi desempeño nunca lo fue tal, entonces, ¿por qué me siento ahora detenido en mitad del camino?
Para peor, las cosas no parecen resultar bien: cuando la calma parece querer asomarse, vuelve la incertidumbre a asomarse a la ventana con su sombra que nubla el cielo. ¿Cómo voy a permitir que la luz ingrese si la vida no me permite descansar? ¿Qué es lo que demonios tengo que hacer ahora: simular que esto me gusta y lo quiero hacer de por vida, olvidarme de lo que siempre soñé, acabar en el peor lugar y convertirme en un amargado de aquí a los 30? ¿Dónde quedaron las promesas de 'ayuda', de querer apoyarte? ¿Dónde quedó ese futuro de tranquilidad, de buen trabajo y tranquilidad donde valoran tu persona? Ya no sé qué hacer cuando mi única opción no logra alegrarme: quiero surgir, quiero salir de ahí, ese no es mi lugar.
¿Es muy difícil pensar en hacer algo que realmente me guste y que alguien esté interesado en dicha habilidad? ¿Puedo lograr estabilidad en base a eso? Son tantas las preguntas para la vida que, ojalá, se puedan responder pronto. Simplemente no sé, no sé. No sé nada. No sé cuánto tiempo me tome encontrar esas respuestas. Ya espero pronto poder estar mejor. Quiero confiar que en algún momento encontraré algún lugar donde mis habilidades sean valoradas, donde realmente pueda hacer lo que me gusta y no enfermarme haciendo algo que no me llena.
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