Fue extraño que, de repente, me acordara de una fecha que pasó desapercibida por algún tiempo. Y lo más divertido, es que lo notara luego de finalizar una de esas actividades que me ha acompañado en la medida que he ido cumpliendo años: escribir. Fue así como concluía un cuento y, al momento de registrar la fecha y la hora, me doy cuenta de que hoy, 17 de febrero de 2012, se cumplen exactamente 13 años desde que conocí la austral ciudad de Punta Arenas, en pleno Estrecho de Magallanes. Aquel recóndito lugar del sur del sur del mundo fue mi hogar por 4 años en que aprendí tantas cosas y que, sin lugar a dudas, forjó una parte importante de la persona que soy el día de hoy.
Es emocionante pensar que ese niño de aquel entonces soñaba con tantas cosas que nunca pensó que iba a cumplir y que, ahora, puedo observarlo desde fuera, con otros ojos, al alero de nuevas experiencias que me hacen ver ese momento de una forma totalmente diferente a como lo fue. Aquella ciudad que me pareció tan extraña y fría, tan ajena, guarda el recuerdo de aquellas cuatro años en que descubrí un mundo diferente al que estaba acostumbrado, con sus historias particulares y la magia suspendida en el aire. La magia que caía sobre mi cabeza cada vez que un copo de nieve se posaba frente a mi mirada, cuando la ciudad se volvía completamente blanca y el hielo me hacía resbalar en más de alguna ocasión.
Hoy, 13 años después, me acuerdo de ese momento en que comenzaría ese romance con una ciudad un poco oculta, pero con mucha más vida que cualquier otra gran ciudad. Y sé que la leyenda del calafate es cierta porque ya volví una vez... y espero pronto poder volver a recorrer sus secretos.
1 comentario:
Tienes una capacidad de describir las ciudades que transporta al lector aunque nunca las haya visitado :)
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