Por muy triste que pueda parecer, llevo casi 3 meses dándome vueltas en muchas de las primeras unidades de los ramos que estoy tomando. Razón: movilizaciones varias por motivos varios que sutilmente he mencionado y ya no es momento de abordar… let it be. Y uno de esos temas que me ha estado volando la cabeza es la trasgresión. ¿Cuántas veces en nuestra vida cotidiana podemos considerarnos trasgresores de las reglas establecidas y nos escudamos en nuevos pensamientos vanguardistas que parecen enseñarnos una nueva esfera intelectual de la cual no nos dejamos de sorprender? Y todo surge desde la razón que entregan los formalistas rusos para dar argumentos a su intento de estudiar la literatura desde una perspectiva inmanente: la poesía es capaz de transgredir el signo lingüístico, con lo cual estoy de acuerdo. Y la literatura en todas sus formas debe encargarse de hacer eso, el arte en general no debe hacer otra cosa que darnos una nueva imagen de las cosas; en palabras de Shklowsi “una imagen que debe ser sensación y no sólo visión”. Leo todas estas ideas de las cuales me he ido apropiando y ahora comienzo a dialogar; me doy cuenta que realmente me gusta el estudio del lenguaje y la literatura.
Sin pretender caer en asuntos tan personales (que al final lo hago de todos modos, pero soñemos con la inmanencia), nuevamente vuelvo al tema del arte que da vueltas a nuestro alrededor y a veces no nos damos ni cuenta. Pese a todas las características y la “técnica” que he aprendido que se debe poseer para poder desarrollar una buena obra, creo que sería muy difícil de establecer una comunidad lo suficientemente apta como para clasificar correctamente qué es lo bueno de lo malo. Muchos odian a Coehlo y otros lo aman. Y es una duda que me surge a cada día que estudio teoría literaria que se convierte en un contenido interesante, pero sumamente estresante (no es difícil percatarse de eso al ver los cúmulos de textos que hacen que la mochila haga que me duela la espalda). No recuerdo con exactitud cuál era el texto –son tantos los que he leído en este último tiempo- que señalaba la necesidad de prolongar nuestras existencia en varios años para poder acceder a todo el potencial de libros existentes y en gestación. Eso te da como para pensar en que es necesario autoinventarse una competencia para crear y leer casi al mismo tiempo, sin dejar de lado ni la una ni la otra: ahora la necesito, porque llevo 3 semanas en descanso creativo que me tiene un tanto colapsado.
Y volviendo al tema de la trasgresión: en la actualidad todo el mundo se jacta de que quiere transgredir el sistema como si eso lo convirtiese en un ser espectacular. Y a veces transgredimos las cosas sin sentido, simplemente por el hecho de transgredir y ser supuestamente originales. Pero existe un problema al transgredir de unas maneras tan extrañas que se pierde el sentido por muy buena que pueda ser la idea (apelo a una metáfora extremamente encubierta para señalar muchos de los acontecimientos del último tiempo). ¿Es bueno transgredir las reglas? Si es que corresponden algo injusto tal vez sería bueno razonar y expresar una forma concreta de por qué está mal (me he dado cuenta, en el último tiempo, que las canciones de críticas sociales sólo critican y no aportan ninguna solución). Como ya comentaba en algún anterior comentario, transgredir la realidad para crear un mundo extraño en el cual podamos olvidarnos de una realidad devastada: me gusta el surrealismo.
A ratos me gusta escribir incoherencias. Me gusta que las palabras salgan solas. Es bueno ser sofista por 2 segundos, es bueno estar enloquecido y que todos te lo recuerden a cada rato para seguir enloqueciendo aún más. Tal vez a través de esta serie de enunciados estoy transgrediendo el sistema lineal; tal vez alguien se pregunte qué he querido decir todo esto o tal vez alguien algún día lo analice y hasta establezca alguna variable científica que sólo pretendo regular lo que no se puede regular. Y claro que una obra de arte poseería esa autonomía inherente al transgredir un signo… el problema es entenderlo. Así mismo en la realidad cuando queremos transgredirla, creo necesario entender por qué la transgredimos: ¿qué es lo que está mal? Para poder mejorarlo, precisamente.
Tengo sueño, tengo frío, tengo ganas de hacer muchas cosas, pero no tengo fuerzas ya a esta hora. Busco significados, busco sonidos, tengo ganas de crear tantas historias, pero la musa parece querer irse a dormir. Tengo ganas de extrañarme de todo lo que parece tan vano para encontrar lo oculto que me quiere decir. A veces quiero transgredir todo, pero ese todo me transgredí a mí con sus imponentes obligaciones de las cuales no debo huir: sólo saldría perdiendo. Tal vez tengamos una vida para hacer una trasgresión significativa que sea útil para el mundo, de lo contrario, mejor quedarse en silencio sin arruinar más las cosas.
Y caí en el sofismo sin saber por qué, pero con la monotonía de alguna melodía extraña he logrado transgredir una realidad difícil de entender.
1 comentario:
El otro día escuché a una compañera de curso decirnos a una amiga y a mí: ''no entiendo como pueden leer fuera del colegio''. Pobre de ella.
Con respecto a transgredir la realidad, yo siempre he creído que es enormemente necesario para nuestra salud mental. Por algo Dios nos otorgó nuestra creatividad e imaginación, nuestra capacidad soñar y de crear mundos, esa oportunidad de escapar a lo que parece desesperanzadoramente insoslayable.
Pero siempre hay un límite del cual tenemos que tener cuidado =)
Un saludo!!
PD: Sigur Rós lo logró de nuevo, o al menos eso parece.
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