Miradas congeladas tras el vidrio:
lo que se ve, solo es ficticio.
Millones por segundo
los sonidos van y vienen confundidos,
se revuelcan en el agua
se convierte en fantasma esquivos;
atrapados en el tiempo,
encerrados entre pedazos de vidrio.
Líneas negras y difusas que me impiden ver,
cuentan los meses que se han ido volando,
ahora vuelan las ropas que colgaban de los balcones
y los cuerpos bailan desnudos en el atardecer.
Las luces encandilan las pisadas
y las huellas derriten el cemento:
tiemblan las esculturas congeladas,
se deshacen las nubes almidonadas.
Zigzageamos a la deriva:
nadie sabe, nadie siente, nadie ve.
Las historias se truncan en cero:
cristales rotos dificultan al caminar.
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