miércoles, 10 de septiembre de 2014

¿Terrorismo?

Recuerdo que hace algunos años- bastantes, en realidad, pues fue en el año 2005- reflexionábamos en clases de historia respecto a las distintas amenazas internas que podía tener un estado y cómo esto podía poner en riesgo el orden público y la integridad de las personas. En ese sentido, recuerdo que divagamos respecto a si era necesario legislar al respecto y qué era lo que debía llevar a cabo cualquier gobierno para resguardar la seguridad, por sobre todo. Esta semana he vuelto a ese cuestionamiento en relación a los últimos acontecimientos que no dejan de sorprender a la opinión pública y que, claramente, están produciendo un pánico colectivo generalizado. Pero, ¿podemos hablar de terrorismo? 

La palabra terrorismo es fuerte y produce, lógicamente, temor. Se trataría de grupos organizados cuya finalidad es la de producir disturbios con la finalidad de causar miedo en la sociedad, pero no un miedo gratuito, sino más bien una amenaza: una negociación radical, claramente. Si bien ya había quedado impresionado por lo sucedido en Escuela Militar el día lunes 7, ahora me llevo la sorpresa de otro bombazo acontecido en Viña del Mar. Lo que me parece más lamentable es que sea gente inocente la que se vea afectada, gente trabajadora que saca adelante a su familia. Si lo que buscan estos grupos es llamar la atención de las autoridades, no sé si lo logren en realidad más allá de lo mediático en que claramente saldrán hablando, pero cuyas acciones reales no siempre serán muy convincentes. 

Hacía algún tiempo veíamos esta situación como algo lejano y considerábamos a Chile como un país seguro. Los bombazos se han visto desde hace mucho, sobre todo en el sector alto, pero eran detonados en horarios en que no provocaba heridos. Esta vez estamos hablando de catorce personas, incluso algunas con riesgo de amputación. ¿Qué sucede en estos momentos? ¿Qué es lo que debemos creer? No puede ser posible que uno salga a la calle y tenga miedo de una explosión. ¿Qué hacer? Se llenan la boca con la ley antiterrorista, pero no sé si realmente dé algún resultado. Quizás sea el momento de que a las autoridades pongan mano dura, como tantas veces han prometido.

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