Y con todo el tiempo metido en el trabajo, ya casi se me había olvidado que hace unos meses lancé un libro (exageración, claro). Afortunadamente, Marcelo Novoa no olvidó mi libro y me escribió un correo hace unas dos semanas para comentarme de la presentación que haríamos en Santiago para este viernes 9 de mayo. Al principio me rompió el esquema, porque debía ir a la capital, pero a otro evento: entrega de certificados del diplomado que tomamos el año pasado, pero luego lo pensé mejor y la oportunidad era clara. Fue por eso que me arriesgué nuevamente a una locura -esas a las que ya me estoy acostumbrando- y partimos hacia allá. Estuve a punto de llegar con retraso, casi como si me las quisiera dar de divo, pero fue el metro el que se encargó de crear esa ilusión sobre mi actitud.
Creo que empezamos como con 10 minutos de retraso, tiempo en el cual pude interactuar con Jorge Alberto Collao, autor de la novela "Aunque tal vez solo seamos dioses de las hormigas" con quien compartiríamos espacio en la presentación de nuestros relatos. Es agradable tener la oportunidad de presentar en una ciudad más grande, con gente diferente y ritmos un poco más inquietos. Me pareció muy interesante la interacción que se produjo en relación al tema de la ciencia ficción y la fantasía, sobre todo en cuanto a las proyecciones del género y nuestras propias perspectivas del asunto. Asimismo, me doy cuenta que la literatura, muchas veces, nace en relación a los propios cuestionamientos y a la búsqueda de respuestas que encuentran cabido en la creación de ficciones, una sensación que me parece completamente magnífica.
Gracias a ello, luego nos quedamos hasta el sábado recorriendo la gran urbe y disfrutando de sus encantos. Me agrada Santiago, me parece interesante. Ya buscaré una nueva excusa para volver, en busca de historias, en busca de quién sabe qué otras cosas. Lo que sí, es claro que hay muchas cosas que esperan por ser encontradas.
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