Días de relajo

Que agradable es el verano: tiempo para levantarse a la hora que quieres -decidir si quieres ponerte en pie o no-, salir a caminar sin ningún apuro, para quedarte despierto hasta tarde por el simple hecho de que el calor te impide dormir. ¿Por qué será que el insomnio de medianoche te lleva a hablar tantas tonteras juntas? Música, planes locos, chistes, videos en youtube... en fin, todo es posible cuando no hayas qué hacer para que la temperatura baje un poco y puedas descansar. Quizás sea ese el motivo de que ande un poco somnoliento durante la mañana.

Contrario a lo que pudiese haber pensado, volver a Quilpué me ha hecho estar mucho más relajado que en Valparaíso. Sí, amo el Puerto con toda su belleza extraña y sus locuras, pero esta ciudad de interior parece ser mucho más relajada y cómoda para vivir. Sí, lo estoy diciendo yo, aunque no lo crea. Me encanta la vista que tengo por la ventana y saber que puedo tomar una micro que en 20 minutos me tendrá en Viña: las distancias se sienten diferente, ¿será el verano? No sé... desde que estamos acá, hemos salido a recorrer la costa con mucha más frecuencia que durante el tiempo en Valparaíso. Además, Quilpué durante la noche es tan silencioso y tranquilo que hasta te dan ganas de dormir. Increíble, ¿no?

Incluso se ha dado la instacia de volver a reencontrarse con amistades de la vida, gente que conoces desde hace casi 10 años con la que te puedes reír de estupideces de adolescente. Es realmente simpático ver que tienes 25 y que esa gente, de una u otra forma, sigue contigo. Amistades con las que no te ves en meses y que cuando te reencuentras, debes tomar mucha agua porque la lengua se te seca: se te pasan las horas y no te das ni cuenta. Dan ganas de brindar por esas cosas tan simples.

Hoy es uno de esos tantos días quilpueínos en que la temperatura ambiental nocturna es tan agradable que te dan ganas de salir a caminar descalzo por el pavimento, realmente. Creo que cualquier día de estos me arrancará para que no sean solamente las ganas.