jueves, 21 de noviembre de 2013

El camino a los sueños

Recuerdo que en el primer blog que tuve, antes de salir del colegio, solía escribir reflexiones filosóficas sobre los típicos temas que uno se cuestiona cuando tienes diecisiete años, considerando que esa una etapa tan importante en que tienes que tomar decisiones fundamentales para el resto de tu vida. Recuerdo, también, que por un error, acabé borrándolo y perdiendo varios de esos pensamientos que, en definitiva, pueden ser entendidos como el cambio de una etapa. Ahora recuerdo ese momento ya que siento que, por un instante, puedo volver a establecer meditaciones muy similares a la de aquellos años...

Siempre hemos escuchado que alguien nos dice que debemos luchar por nuestros sueños, que son lo único que nos va a motivar a no perder la esperanza cuando el mundo se nos pone cuesta arriba. Sueños... ¿acaso eso que tenemos al dormir? Sueños... ¿acaso es cuando bostezo cada vez que me aburro de escuchar a ciertas personas que se creen dueñas de toda la verdad y están en la completa ignorancia? Sueños, esa proyección del futuro que aspiramos lograr, eso que visualizamos y que, claramente, nos haría vernos en un estado mejor al actual, un estado placentero, casi perfecto. Para mí, la mayoría de mis sueños se constituyen como imágenes en las cuales me veo, siempre, con una sonrisa, satisfecho. ¿Qué es la satisfacción? No entraré a definir cada uno de los conceptos porque no acabaría nunca, pero sí puedo decir que es una de las sensaciones más agradables que se puede tener: ver que todo eso que querías empieza a tomar forma, que las cosas se logran pese a las dificultades.

Hay sueños que aparecen en un segundo y se nos olvidan como la patente de la micro que se nos fue, otros que nacen casi al momento en que viste la luz de este mundo por primera vez. ¿Habrá, acaso, sueños que trasciendan más de una vida? No lo sé, pero es la explicación que tengo muchas veces ante ciertos intereses que no sé de dónde vienen. Sueños he tenido miles y nunca quiero dejar de soñar, nunca quiero dejar de tener esperanzas: hoy estoy en uno de esos momentos en que creo que es preciso seguir soñando, seguir deseando cumplirlos, seguir luchando por ello. Seguir viviendo: no puedo concebir la vida si no es soñando. 

Hace algunas semanas que comienzo a vivir uno de mis mayores sueños, de a poco, paso a paso. Es un proceso extraño que me tiene ansioso y que ha sido de gran utilidad como cable a tierra para olvidarme de algunas cosas no tan gratas de la vida laboral: después de todo, el trabajo solo es una parte, lo más importante es todo lo que sucede fuera de aquellas murallas limitadas. Comienzo a ver que eso que creí -y a lo que en algún momento pensé desertar por considerar tan poco realizable- puede ser mucho más real de lo que imaginé, que puede tomar forma y que, efectivamente, se cumple. Vuelvo a creer que la energía que siento no es en vano, que es el camino correcto y que la vida misma se encarga de llevarte por aquella vía.

Siento que el camino a mis sueños está cada vez más próximo. Sé que quiero continuar.

1 comentario:

E dijo...

Es maravilloso cuando ves a quien amas haciendo lo que realmente le gusta, se nota en su mirada.... y tus ojitos me dicen que lo estás disfrutando...

Siga adelante que nos quedan muchos sueños por cumplir :D

Teamauuuuuuuuu