Por estos días –y ya desde hace harto tiempo que estoy en las mismas- siento que todo lo que escribo está limitado a lo que el presupuesto de una realidad concreta podría llevar a cabo; es decir, siento como si estuviera “errado” escribir cosas en que la gente puede abrir sus alas (sin tener motivo aparente para poseerlas) y largarse a volar por los cielos de Valparaíso o poder cruzar el Océano Pacífico en busca de algún tesoro caído desde el espacio. Y todo surge de la idea que se me ha metido en la cabeza y ya nadie me la podrá sacar: el famoso y querido proyecto de realizar un cortometraje.
Anoche me encontraba escribiendo un cuento, titulado “Brisa”, y me di cuenta de que inconscientemente buscaba sucesos que no fuesen tan difíciles de llevar a cabo, que pudiesen realizarse casi cotidianamente y que no sean tan difíciles de entender. Eso me hizo darme cuenta de que estoy limitando mis líneas a una de las posibilidades que da la mimesis: el realismo. No es mi afán criticar este tópico frecuente en la literatura de todas las épocas, puesto que considero que es una útil herramienta que refleja las vivencias de una etapa del tiempo. El problema es que últimamente he caído en el afán de crear cosas demasiado reales en que la imaginación se ve un poco limitada a eso, como si hubiese puesto paredes que funcionan como estrictos límites que sigo.
Sí, mi idea de crear la idea de algún cortometraje es fuerte, pero a veces creo que también se me está olvidando que en primera instancia lo que yo busco escribir son cuentos, historias y poesía. Como ya lo decía antes, la idea puede ser tomada del cuento (que no es lo mismo que escribir un guión con las escenas precisas para grabar, con las locaciones y personajes), y el cuento es eso: una historia. Por lo tanto, mi idea es que el efecto sea producido por la escritura misma más que por una composición audiovisual, sin dejar de lado esta manifestación artística que cada día me interesa más.
Ahora sólo queda continuar escribiendo (ojalá cumpla mi meta de acabar mi cuaderno antes de regresar a clases) y experimentando con las palabras si es que se puede. Son tantas las ideas que aparecen y espero que sean muchas más las que puedan seguir viniendo con el paso del tiempo.
Anoche me encontraba escribiendo un cuento, titulado “Brisa”, y me di cuenta de que inconscientemente buscaba sucesos que no fuesen tan difíciles de llevar a cabo, que pudiesen realizarse casi cotidianamente y que no sean tan difíciles de entender. Eso me hizo darme cuenta de que estoy limitando mis líneas a una de las posibilidades que da la mimesis: el realismo. No es mi afán criticar este tópico frecuente en la literatura de todas las épocas, puesto que considero que es una útil herramienta que refleja las vivencias de una etapa del tiempo. El problema es que últimamente he caído en el afán de crear cosas demasiado reales en que la imaginación se ve un poco limitada a eso, como si hubiese puesto paredes que funcionan como estrictos límites que sigo.
Sí, mi idea de crear la idea de algún cortometraje es fuerte, pero a veces creo que también se me está olvidando que en primera instancia lo que yo busco escribir son cuentos, historias y poesía. Como ya lo decía antes, la idea puede ser tomada del cuento (que no es lo mismo que escribir un guión con las escenas precisas para grabar, con las locaciones y personajes), y el cuento es eso: una historia. Por lo tanto, mi idea es que el efecto sea producido por la escritura misma más que por una composición audiovisual, sin dejar de lado esta manifestación artística que cada día me interesa más.
Ahora sólo queda continuar escribiendo (ojalá cumpla mi meta de acabar mi cuaderno antes de regresar a clases) y experimentando con las palabras si es que se puede. Son tantas las ideas que aparecen y espero que sean muchas más las que puedan seguir viniendo con el paso del tiempo.
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Hello and Welcome - Enigma
Saludos!
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kikan ®
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