Sí, es cierto que hay ciertas cosas que son inevitables; pero es inevitable querer que las cosas pudiesen regresar al pasado cuando ya están hechas: cuando debemos resignarnos en un alea iacta est. Pero es difícil, sobre todo cuando te cuesta entender que una situación –literalmente- se te escapó de las manos y te sientes triste por eso, te sientes tonto, pues no entiendes cómo pudo ocurrir, siendo que era tan fácil como pensar un poco en el lugar en el que te encontrabas, poner firmes las manos e impedir que cayera al suelo y luego se perdiera en el mar.
Hoy pensaba que iba a ser un gran día, tenía todas las intenciones de que así fuese puesto que venía lleno de la energía de un fin de semana muy grato para mí. Todo parecía ser bueno: día de sol, mucho calor y un cielo celeste que me invitaba a pensar. El cambio de hora también jugaba un papel importante en esta primavera que se hace más linda y nos hace sentirnos mucho mejor –a excepción de los que poseen alergia-, el hecho de ver luz al momento de iniciar y terminar el día. Todo parecía que iba a ser perfecto, contemplando un encuentro distinto.
Pero “uno propone y Dios dispone”, según dice el dicho popular, “…y el diablo lo descompone” como decía mi abuelita. No entiendo cómo fue que ocurrió, por qué caminé hacia ese lugar, porque me dejé llevar, por qué di cada uno de los pasos hacia ese lugar… sin pensar en lo que podría ocurrir. Pues bien, puede parecer un tanto estúpido el haber escrito toda esta historia para decir que aún me cuesta entender cómo se me pudo haber escapado el celular de las manos en Av. Perú, en las rocas… es difícil creer que algún día lo vaya a encontrar. No entiendo cómo fue, me siento como tonto, pero son cosas que le pueden pasar a cualquiera.
No hallaba dónde esconderme, en ese momento no me lo quería creer y me decía a mí mismo: “esto es un sueño, te vas a despertar en este preciso momento y verás que nada de esto ha ocurrido”. Pero no fue así, y ahora me desaparezco de la telefonía móvil quien sabe por cuánto tiempo. ¿Será para mejor? Por un lado sí: para librarme de tanto onda magnética que puede afectar el cerebro, para no tener que pensar que debo cargarlo cada cierto tiempo, para no tener que preocuparme de que tengo que llevarlo cuando salga, para no tener que recibir llamadas de gente con quien no quiero hablar –si se da el caso -.
Son cosas inevitables que nos ocurren: no hay mal que por bien no venga, dicen por ahí. (No es tu culpa, así que no estoy enojado contigo, duerme en paz jajaja). Así como decías, será por algo, y confío en que ocurrió por alguna razón: ahora, ¿cuál es? No sé… simplemente, intentando tomarlo desde el punto de visto más jocoso, pues la suerte ya está echada y nada más se le puede hacer. Consejo: cuiden los lugares en donde vayan a ver la hora (y nunca más se me va a olvidar la hora, 21.49 jajaja). Lo positivo, lo material se recupera, al menos no me caí yo a las rocas jajaja.
Hoy pensaba que iba a ser un gran día, tenía todas las intenciones de que así fuese puesto que venía lleno de la energía de un fin de semana muy grato para mí. Todo parecía ser bueno: día de sol, mucho calor y un cielo celeste que me invitaba a pensar. El cambio de hora también jugaba un papel importante en esta primavera que se hace más linda y nos hace sentirnos mucho mejor –a excepción de los que poseen alergia-, el hecho de ver luz al momento de iniciar y terminar el día. Todo parecía que iba a ser perfecto, contemplando un encuentro distinto.
Pero “uno propone y Dios dispone”, según dice el dicho popular, “…y el diablo lo descompone” como decía mi abuelita. No entiendo cómo fue que ocurrió, por qué caminé hacia ese lugar, porque me dejé llevar, por qué di cada uno de los pasos hacia ese lugar… sin pensar en lo que podría ocurrir. Pues bien, puede parecer un tanto estúpido el haber escrito toda esta historia para decir que aún me cuesta entender cómo se me pudo haber escapado el celular de las manos en Av. Perú, en las rocas… es difícil creer que algún día lo vaya a encontrar. No entiendo cómo fue, me siento como tonto, pero son cosas que le pueden pasar a cualquiera.
No hallaba dónde esconderme, en ese momento no me lo quería creer y me decía a mí mismo: “esto es un sueño, te vas a despertar en este preciso momento y verás que nada de esto ha ocurrido”. Pero no fue así, y ahora me desaparezco de la telefonía móvil quien sabe por cuánto tiempo. ¿Será para mejor? Por un lado sí: para librarme de tanto onda magnética que puede afectar el cerebro, para no tener que pensar que debo cargarlo cada cierto tiempo, para no tener que preocuparme de que tengo que llevarlo cuando salga, para no tener que recibir llamadas de gente con quien no quiero hablar –si se da el caso -.
Son cosas inevitables que nos ocurren: no hay mal que por bien no venga, dicen por ahí. (No es tu culpa, así que no estoy enojado contigo, duerme en paz jajaja). Así como decías, será por algo, y confío en que ocurrió por alguna razón: ahora, ¿cuál es? No sé… simplemente, intentando tomarlo desde el punto de visto más jocoso, pues la suerte ya está echada y nada más se le puede hacer. Consejo: cuiden los lugares en donde vayan a ver la hora (y nunca más se me va a olvidar la hora, 21.49 jajaja). Lo positivo, lo material se recupera, al menos no me caí yo a las rocas jajaja.
Inevitable - Shakira
Saludos!
kinkan ®
1 comentario:
ASDF.-
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