Sueño con romperme a mí mismo, quebrarme en pedazos y echarlos a volar al viento. Sí, un hueso por aquí, un brazo por allá, los ojos tirados en quién sabe donde. A veces encontrarse con el espejo es una huida extraña, una sensación de vacío, un terremoto simultáneo grado 10 mientras se abren las capas terrestres y divago en un inacabable abismo. Y es que a veces presionar un gatillo parecería la mejor solución para acabar con todo de una sola vez, para cambiar lo que en esta vida parece imposible, para darse una nueva oportunidad de renacer.
Fotografía: Jardín Botánico, Viña del Mar (27 junio 2009)
1 comentario:
Amor mío, tus sueños son un poco.... egocéntricos, no crees?
Publicar un comentario