Tres días fuera del mundo

Pueden pasar muchos años para que se cumplan los planes que uno viene intentando realizar. Durante mucho tiempo uno piensa que siempre dependerá de alguien para poder sobrevivir, y en cierta medida es un pensamiento bastante acertado. Pero comprobé una cosa, que pude resistir 3 días fuera de mi casa durmiendo en carpa, soportando el calor durante el día y el frío por la noche.

Como ya dije en un principio, venía planeando esto desde hacía mucho tiempo. Creo que fue como en 2do medio (año 2004) cuando dije que podíamos hacer una salida en grupo por unos cuantos días a algún lugar por establecer en el momento. Al principio pensábamos irnos lejos, pero al final, no era necesario. Y este año nos pusimos a organizar con Machuca una salida de camping, buscando lugares, fechas y participantes de dicha actividad. Hasta que un día di el anuncio de un lugar, luego le avisé a la gente y entonces partimos. Todo comenzó el 7 de enero, mientras esperábamos los resultados de la PSU, cuando comenzamos a organizar las cosas, lo que sirvió para matar el nerviosismo propio del momento.

Pasaron los días, hasta que el lunes pasado nos juntamos a comprar las cosas para iniciar el viaje. Muchas veces pensé que comprar todo sería un caos y en algún instante me puse en el lugar de mis padres cuando tienen que hacer eso cada mes, y en cantidades aún más grandes. Todo resultó genial, a pesar de ser un tanto caótico, todos terminamos sonrientes caminando con bolsas hacia el mall.

Llegó el miércoles 24, cuando partimos. Llegaron todos a mi casa alrededor de las 11.00 de la mañana. Entonces, terminando de arreglar las últimas cosas y partimos. Gracias a la organización de Francisco, logramos instalar el mosquitero entre todos, incluida mi mamá y la de él. Luchando contra insectos, todo salió muy bien. Paso siguiente, la piscina. Un día de gran calor, y manos a la obra con bloqueador y traje de baño al agüita en la cual estuvimos gran parte del paseo. Ahí surgieron algunas bromas que algunos recordarán… En la noche, la primera cena, asadito y yo pan con queso, nadie me manda a ser “mañoso” podrán decir, pero todo salió bien. El juego de Escrúpulos en nuestra carpa y luego nuestras conversaciones. Una grata conversación con Sebastián Arancibia, mi gran amigo de toda la vida.

Día segundo despertándonos bajo el sol, tomando desayuno y a la ducha con agua fría. Al menos sirvió para despertar de inmediato. Dato notable, la pasta para uno china que en un principio no le di mucha confianza, pero que funcionó. La llegada de mi mamá con yogurt, bebida y más papas fritas, y mi hermana con su amiga que nos dijeron que éramos “organizados”. Comida nunca nos faltó. Ese día fue en la noche cuando me bajó un poco de nostalgia, sobre todo al momento de la última cena con música mística, sólo faltó el incienso. Luego a caminar y mirar las estrellas un rato, inmortalizando el momento.

Viernes, último día, en que supuestamente nos íbamos a levantar temprano, pero yo dormí hasta las 10. Desarmando carpas, a excepción de la de Héctor jejeje. Ya nadie con hambre, y luego a conversar bajo la sombra de un arbolito cercano a la piscina. Hasta que nos dieron las dos y nos fuimos a “almorzar”. Ahí rematando un poco la comida, ya que al final nos quedó bastante. Pero fue mejor así, es preferible que quede a que falte. La última estadía en la piscina y la caída inminente del mosquitero ya nos daban la despedida. Luego a esperar la llegada de mi mamá en el auto y la espera por la llegada de los papás de Francisco para cargar el auto, despedirnos todos y partir de regreso al mundo de la civilización que no vimos por todos esos días en que nos conocimos un poco más, y aprendimos a vivir sin la supervisión de nuestros padres. Me doy cuenta de que estamos creciendo, y que en algún momento, tendremos que partir a hacer nuestras vidas.

Para concluir, sólo darles las gracias a todos por haber confiado en esto, en que iba a resultar y poner lo mejor de cada uno en este proyecto cumplido.

Sebastián Machuca: muchas gracias por el humor y la alegría que siempre has puesto en todo, por estar presente en cada momento que fue necesario.

Sebastián Arancibia: muchas gracias por la confianza que siempre has depositado en mí, y por estar ahí, formando parte del acontecimiento. De seguro será un momento que nunca olvidaremos, gracias por escucharme cuando lo necesitaba.

Francisco Martínez: muchas gracias por dar la voz de mando en un principio cuando estábamos un poco desorientados. En algún momento pensamos que no vendrías, pero llegaste con toda tu energía para ser fundamental en el campamento.

Héctor Berríos: gracias por poner lo mejor de ti y por decir que sí inmediatamente cuando te hicimos la propuesta. Gracias por las fotos y por todo lo demás.

Gracias también a mis papás que consiguieron el lugar y los papás de Francisco por el traslado.

Saludos a todos!

Kinkan ®

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