Este año no me alcanzó el tiempo ni la inspiración para hacer ninguna predicción: solo veo que, una vez más, termina el mes de la patria y demuestro los efectos de las fiestas. Sí, está claro que ahora comienza la paranoia y el aumento considerable de las visitas a la piscina, con el deseo evidente de dejar de ser una boya en medio del mar. Comida, comida, una semana de vacaciones y los múltiples intentos frustrados de decir que no me importa nada: así se fue septiembre y mi tiempo que no sé en dónde se quedó.
Recuerdo que el año pasado me sorprendí de lo rápido que se había ido el mes, pero ahora me pareció absolutamente esperable. ¿Por qué la vida de adultos nos hace observar que el mundo pasa tan rápido ante nuestros ojos? Mañana ya comienza octubre, pero el frío parece no querer dejarnos: todo es tan extraño. Sé que vendrá viento, como ese que ya se ha dejado sentir en las calles de Valparaíso que nuevamente se ha convertido en mi dormitorio.
Y ahora, octubre, ¿qué nos dirás?
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