viernes, 30 de septiembre de 2011

Me equivoqué

Dando vueltas de un lado a otro
y en silencio me duermo sobre el césped,
otra vez, otra vez,
veo todo el mundo al revés.
Tambalean mis pies en el cemento mal hecho,
las mismas falsas palabras de ayer,
de lo sucedido nada es cierto.
Me equivoqué por creer que me lo sabía todo,
me obnubilé de pronto en el deseo de poder.

Explotó mi cabeza, otra vez,
rompí las paredes con el puño
y, de repente, volví a caer.
Las sombras que bailan se confunden,
ya no recuerdo si este futuro era el de ayer. 

Me equivoqué al beber ignorancia
y creerme ahíto de sabiduría,
al creer en palabras baratas,
al dejarme llevar por la falsa rebeldía de una siniestra mirada.

Me equivoqué al creer sus palabras,
al seguir sus saltos al vacío
y fue tarde cuando ya me di cuenta.
Ya había sangre en el camino
y mi cuerpo ya estaba herido.
Perdí la guerra, la perderé otra vez,
la borrachera de incertidumbre se refleja en su mirada siniestra.

jueves, 29 de septiembre de 2011

No recuerdo la canción

Una noche de verano se enredó con mi sombra,
caminé tantas veces por los mismos lugares
y tropecé, sin querer, con el recuerdo de antaño.
Nunca supe bien qué hacer, 
nunca supe dónde ir,
solo supe que debía correr.
Correr hacia el horizonte y desaparecer,
volver convertido en el viento que se esconde:
convertirme en minidiós de mi universo divergente,
ser omipresente, solo de ilusión.

Soñé con el mundo en mis manos
y los planetas del universo alineados,
Dios Sol, geocentrismo, 
Albert Einstein dando clases de música.
La Mona Lisa caminando por las calles de París
y Leonardo Da Vinci esperando el metro en Estación Barón,
los cerros de un Valparaíso iluminado hasta la infinidad.
Y te vi pasar, quizás,
vi tu sombra enredada en el viento que enloquece a las palmeras
y las olas que rompen el cemento, 
que confunden al navegante somnoliento de juerga. 

No sé lo que pasó la noche anterior.
No recuerdo quiénes estaban alrededor.
No recuerdo la guitarra, no recuerdo la canción. 

martes, 27 de septiembre de 2011

Pensar en una despedida

Pensar en una despedida es algo que me trae tanta nostalgia que me deja sin palabras, pero con una increíble sensación de querer escribir todo: de decir muchas cosas, de expresar todas esas cosas que pasan por mi cabeza en este momento. Esta sensación de ausencia que comienza desde un primer momento, aunque sabemos que no lo será del todo: agradezco a la tecnología de acercar a la gente que está lejos y hacer sentir como si la distancia no existiese. Tener que acudir a la despedida de un amigo es algo extraño, pensando en todo lo que has compartido y en la gran importancia que tiene esa persona para tu vida. 

Ver que ese amigo parte lejos en busca de sus sueños es un motivo de alegría, pero nos deja la nostalgia de esos momentos que han quedado en el recuerdo. Saber que vas a llegar muy lejos y que seguirás creciendo como persona, es un motivo de orgullo. Gracias por todo, por tu amistad y por ser como eres. Te deseo mucho éxito.

Plaza de Armas

Me senté a mirar el cielo y perderme en la nubosidad parcial de aquellos 27º C que me parecían tan agobiantes. Sofocantes. Una plaza repleta de gente, bullicio y sensaciones extrasensoriales que se iban conectando con otros planetas que, por casualidad, comenzaban a alinearse en ese preciso instante con mi mente tan volátil. Vi niños practicando juegos a los cuales los adultos recurren cuando se sienten acabados. Vi ancianos jugando ajedrez y quizá recordando aquellos tiempos cuando todo parecía ser diferente. Seguramente, por ese lugar también pasó la muerte muchas veces... ¿qué lugar puede jactarse de lo contrario? 

Me aseguré de que la banca estuviese libre y entonces me senté a la sombra proyectada de un árbol silencioso, bajo el cual caminaba la gente hacia sus destinos inciertos. A mis espaldas... nunca supe lo que había a mis espaldas. Nunca supe todo lo que sucedía ni lo que iba a suceder. Solo supe que en ese instante tan breve, pude sentir la energía constante de una ciudad inquieta y agresiva que no se detiene, desde el propio corazón de su origen.


Fotografía: Plaza de Armas, Santiago.

lunes, 26 de septiembre de 2011

Green eyes girl

I'm still wondering about your smile
when I kiss your skin.
Touch me softly, travel through my soul
and got me. 
I look into your eyes:
green eyes girl,
brown eyes girl,
lovely eyes girl.

You're the girl I love. 

Lunes

Cuando un lunes no parece lunes, me doy cuenta que caminar por la Avenida Marina por enésima vez sigue teniendo algo de interesante. Simplemente, porque estabas tú.

domingo, 25 de septiembre de 2011

El mar.

Sonreír a la distancia y encontrarse de frente con una mirada que pareces conocer desde hace mucho tiempo. Me senté frente a la playa para ver las olas que desembocaban en la orilla de la arena y luego desaparecían en un incontenible vaivén de pensamientos, de divagaciones y de recuerdos de tantas cosas. Te sentí a mi lado nuevamente, vi que te acercabas hasta mí y me acariciabas con esa suavidad tímida de tus manos pequeñas. Sentí tu respiración agitada que se acomodaba primero en mi hombro y luego sobre mi pecho que también comenzaba a agitarse. 

Apenas puedo divisarte, pero es suficiente con el tacto para poder encontrarte. Me recorres lentamente y nos encontramos frente a frente casi sin mirarnos. Ya me has dicho tú que siempres somos capaces de ver mucho más lejos del horizonte, de comunicarnos sin hablar y de crear lenguajes extraños con mucha facilidad. Siento tu mirada multicolor que me inmoviliza e, inevitablemente, soy vulnerable a lo que tú quieras. Soy débil, no puedo escapar de ti. No quiero escapar de ti. Me pierdo en el silencio de tu carita de muñeca y sonrió de tenerte a mi lado, sonrió al oír tu respiración acelerada. 

La playa está desierta y las nubes comienzan a cubrir las luces de la ciudad, seguramente se avecina una tormenta. Sonrió al recordarte nuevamente, al saber que estarás por algún lado pensando también en mí. Sabiendo que, sin que yo te lo diga, te habrás enterado de toda la historia. Sabiendo que estar a tu lado me hace sentir tan pleno como un barco que navega sobre un mar de placeres ancestrales. 

sábado, 24 de septiembre de 2011

¿Sabes de coltán?

La verdad, es que yo no tengo idea. 


Fotografía: Paso bajo nivel Troncal Sur, calle Marga Marga, camino a Lo Orozco.

jueves, 22 de septiembre de 2011

Volador III

La danza del silencio,
la danza de tu mirada,
observarte es ver el mundo perfecto
y el camino directo a la horizontalidad lejana. 
El sonido de tus alas que vuelan
y la fuerza con que recorrer velocidades inalcanzables,
allá desde lo lejos te veo en tu vuelo:
te acercas y alejas, eres invulnerable.

Allá tras los cielos celestes de historias
donde nacen las palabras y las musas,
te encontraré con la cara sonriente y la vista en alto
sonriendo siempre, soñando. 
Verás el mundo y lo tomarás de la mano
planeando sobre la soledad de un horizonte que no anochece,
allá en las alturas que nadie más alcanza,
allá donde tu alma brilla como un cometa luminoso.

Alza el vuelo, volador, volantín,
cruza las nubes en un segundo, sin temor,
vuelva tan alto como puedas 
y jamás te detengas, como un platillo volador. 


Fotografía: Mar Mediterráneo desde el Castillo de Santa Bárbara, Alicante, España.

miércoles, 21 de septiembre de 2011

La travesía del comensal de la empanada de Pichidegua.

Érase un día 17 de septiembre en que un bus Ruta H cruzaba la ruta 5 sur, a la altura de la angostura de Pelequén, en que dos viajeros miraban el paisaje y se encontraban bastante perdidos. La llamda de la futura alcaldesa de Pichidegua confirmó el temor: no teníamos ni la más mínima idea de cuál era la bajada. Un ejemplo claro de ello es que yo pensaba que teníamos que bajarnos en la "catedral" de Miraflores, cuando en realidad se trataba de la Iglesia. Afortunadamente, la srta. González acudió a nuestra ayuda en San Vicente de Tagua Tagua, subiéndose al bus ante las miradas sorprendidas de Evelyn y de mí. Lo siguiente fue encontrar la iglesia y comenzar con nuestro viaje por los sabores típicos de una comuna muy acogedora como lo fue Pichidegua.

El primer encuentro con las empanadas fue el mismo día en que llegamos, un almuerzo muy rico y agradable. Lo siguiente fue caminar por la ciudad y conocer sus lugares, tomar fotos miles y disfrutar del aire cálido de ese momento. De las fondas de Pichidegua, fuimos hasta las de San Vicente a eso de las 00.30 a continuar con la celebración, que solo pareció ser empañada por el intenso frío de esa hora. Se me olvidaba que estábamos en un valle donde las temperaturas suelen ser mucho más extremas. Fondas con nombres divertidos, originales y creativos me hicieron reír en busca de una empanada de queso que no encontré sino hasta el segundo día.

Fue así como, a eso del mediodía, despertamos a un sol no tan caluroso como el del primer día: el desfile del 18 de septiembre recorría la plaza municipal de Pichidegua con todos sus colegios y delegaciones, así como el espacio a una representación como modo de protesta por la posible instalación de FibroAndes en los alrededores de la comuna. Nos acercábamos al encuentro con el origen de ese placentero sabor de la masa, del pollo-pino picado, del huevo duro... el sabor de la empanada de Pichidegua, descubierto hace dos años y que ahora podría descubrir desde el horno. Descubrí que la empanada de Pichidegua no era de Pichidegua como tal, sino de Larmahue. De todas formas, quedarán bautizadas de esa forma en honor a Carolina González, futura intendenta regional. Llegamos al lugar, caminamos un rato y luego me comentan que estamos cerca del horno de barro en el cual nacen a uno de los sabores más bien cuidados del mundo.

Lo que sigue es bastante evidente. Sentarse, ver las empanadas que avanzan hacia los comensales que las esperan con alegría, ansiedad, quizá un poco de sorpresa y, por sobre todo, muchas ganas de volver a sentir esa sensación única de la mezcla de ingredientes que se encuentran ocultos y que lentamente irán emergiendo hacia las papilas gustativas. Las veo venir hacia mí, sentarse a mi lado, veo mi mano que se extiende en un segundo eterno y persistente, avanza lento, avanza decidido hasta sentirlas nuevamente: casi como un deja vu. Ya las he visto, ahora solo vuelvo a sentirlas. Y no se trata de un reencuentro con una vida pasada, sino que con años anteriores, pero todo parece como si volviera a ser la primera vez. Caricias, sabores... la empanada de Pichidegua se encuentra en mis manos y en mi boca, pruebo su sabor. Sé que los dioses del Olimpo lucharían por tener este placer que ahora es solo mío y de nadie más. Claramente, esto sucedió una y otra vez, por cada empanada que comí. 

Fue así como mi reencuentro fue diferente, esta vez mucho mejor. La empanada no debió recorrer kilómetros y kilómetros, esconderse en bolsos que se impregnaron de su aroma, vivir con la angustia de ser secuestrada o causar algún tipo de conflicto laboral (al estar escondida y, potencialmente, no tener como destino alguno de los altos mandos). Ella no vino a mí, sino yo a ella,aunque, tal vez, ambos vinimos el uno hacia el otro. Quizás se produjo un choque. Qué sabroso encuentro. 


Fotografía: Empanadas de Pichidegua, pero en Larmahue, Región de O'Higgins

lunes, 19 de septiembre de 2011

Volador II

Trazando los horizontes lejanos de la penumbra
allá entre las nubes un extraño mundo se vislumbra,
allá donde cantan los ángeles y ruiseñores
en voces que configuran extrañas canciones,
bailan las musas pintadas de ilusiones
y la lluvia desarma, pronto, todas las desilusiones.
Soñar con el sueño,
saber que en el sueño se puede volver a soñar.

Donde las palabras se transforman en motores,
donde tu entrada se anuncia con honores
y la fiesta primaveral es eterna.
Allá en las alturas se pierden tus alas
que revolotean tan ligeras como la seda
y se encienden como potentes llamaradas.
Soñar con alcanzar las alturas,
allá donde todos los males se curan. 

Alza el vuelo, volador, volantín,
cruza las nubes en un segundo, sin temor,
vuelva tan alto como puedas 
y jamás te detengas, como un platillo volador.



Fotografía: Avda Borgoño mirando hacia el mar, Concón.

domingo, 18 de septiembre de 2011

Un día como hoy.


Un día como hoy, en 1810, se reune la Primera Junta de Gobierno. Este singular hecho se constituye como un antecedente esencial en la conformación de la identidad como nación y posterior independencia de la Corona Española. Mucha gente comete el error de señalar este día como "el de la independencia", si bien es un antecedente de este hecho, no lo es tal. Lo que, efectivamente, celebramos es el primer paso hacia la independencia. 

Saludos y felices Fiestas Patrias.

Fotografía: Avda Valparaíso, Viña del Mar.

sábado, 17 de septiembre de 2011

viernes, 16 de septiembre de 2011

A centímetros de distancia

Dormiré abrazado a tu cuello tan gracioso, tan suave.
Soñaré con tu pelo encendido en llamas, salvaje.
Te abrazaré en el silencio de los mundos,
cuando nadie más nos oiga,
cuando nadie más esté despierto.

Te besaré hasta en los sueños,
a centímetros de distancia.
Porque aunque no esté contigo,
lo único que hago es pensar en ti.

Si miro el mar es porque te busco entre las olas que explotan,
te busco en el cielo profundo.
Te busco en cada sombra que pasa mi lado,
en los rincones más ocultos que nadie puede ver.

No hay un instante en que no piense en ti.



Fotografía: Belloto sur, Quilpué.

jueves, 15 de septiembre de 2011

Volador.

¿Cuántas veces se mueve la tierra en el día?
¿Cuántas veces tambalean tus pisadas?
Miras al cielo en silencio, 
confundidos tus ojos se pierden en las nubes
y poco a poco se eleva tu cuerpo a las alturas.
Eres un ave que se alza al vuelo,
abre tus alas y vuela.
Vuela tan lejos como puedas.

¿Cuántas veces has escapado de tus miedos?
¿Cuántas veces se han transformado en una realidad?
Huyes de las sombras de un pasado lejano
que da vueltas en tu mente aturdida,
te escondes en el silencio, tu vida perdida,
sin mirar el paisaje perfecto por el que corres alegre.
Una vida te espera allá afuera,
sal, corre y rompe las cadenas.

Alza el vuelo, volador, volantín,
cruza las nubes en un segundo, sin temor,
vuelva tan alto como puedas 
y jamás te detengas, como un platillo volador.

miércoles, 14 de septiembre de 2011

Canciones de cuna en Sevilla.

Durmiendo entre calles de edificios envejecidos
donde el tiempo que circula, no avanza.
Allá donde los cantos rodean las esquinas
y los fantasmas te acompañan en el tranvía,
en el metro o en el tren,
Santa Justa cantando canciones de cuna
antes de comenzar un viaje hacia los campos primaverales.
Estrellas fugaces, un tren detenido en la estación
y un camino bajo el sol de julio.

Caminando bajo la cálida brisa nocturna
y soñando con los secretos ocultos bajo sus calles. 
Paseando por Sevilla, cantando canciones de cuna.

martes, 13 de septiembre de 2011

A la deriva.

Tantas veces he escrito tonterías que luego se vuelan por los aires. Tantas veces me he detenido frente a la playa y me he lanzado sobre la arena humeda, solo para marcar mis huellas en el camino y sonreír pensando en que un poco de mi historia ha quedado ahí. Aunque, en realidad, es mucha más la historia que me he llevado pegada a los pies, quizá dibujando nuevas líneas de mi destino. He escrito historias, he borrado otras, he arrancado páginas enfurecido y he lanzado otras cuantas a los aires para ver cuál es el destino que alcanzan con el viento. Y, finalmente, siempre acabo durmiendo, flotando en el mar a la deriva: siempre me espera un puerto sonriente.

lunes, 12 de septiembre de 2011

Ya es medianoche en París.

La luna ha aparecido tarde, pese a que la he estado buscando todo el día. El verano en Europa resulta un poco extraño y hasta ahora, no logro entender la versatilidad de su clima: de un extremo a otro en pocos días. Casi tan bipolar como yo. Aunque esperaba la noche con tanta esperanza, el sol parecía no querer retirarse y en el eterno horizonte poblado se dibujaban colores diversos que se extendían hacia el universo. Lentamente, las luces empiezan a pintar ese plano dinámico del Arco del Triunfo allá en una de las tantas calles que llegan hacia él, divago mentalmente por los Campos Elíseos pensando que soy un pasajero más viajando por sus parques para esconderme en las sombras. El sol que no se retira y la Luna que exige su lugar.

Caminando con los ojos cerrado mientras cruzo el Pont Des Arts y me encuentro, en secreto, con La Maga que se esconde tras el farol. Veo su nombre en uno de los candados que no quieren salir y veo a alguien que lanza una llave al río: nunca se sabe lo que pueda pasar y cuántos nombres se graban a fuego en ese lugar. La brisa cálida comienza a ser un poco más fresca a esta hora y sonrió. Lo único que anhelo es regresar a mi habitación para sumergirme en un baño de agua tibia y contemplar desde la ventana a los gatos que recorren los tejados, misteriosamente, cargando las historias que ningún historiador querría contarte. 

Ya es medianoche en París. 


Fotografía: Vista de París desde la Torre Eiffel, París, Francia. 

domingo, 11 de septiembre de 2011

Whispers in the ears

Whispers in the ears,
words you can't understand.
Are you with me?

Walking down the street,
feeling happy and crazy:
I think about you all the time. 

And I feel you,
I kissed you,
I hug you,
I love you.

sábado, 10 de septiembre de 2011

2012

No pude evitarlo. Vi esta propaganda y no pude dejar de pensar en las profecías fatalistas que encierra el año 2012, tales como el fin del mundo, por lo tanto, sería un buen plan postegar créditos desde y pasado dicho año, pues, no habrá mundo para pagar. Momentos irónicos ociosos. 


Fotografía: Claudio Vicuña, Quilpué.

viernes, 9 de septiembre de 2011

Universo divergente.

La playa estaba vacía cuando sus pisadas descalzas quedaron marcadas en la arena lisa, jamás pisada por un pie humano. La brisa corría suave, levantando polvo de vez en cuando. Las olas eran suaves y la marea ascendía con tranquilidad hasta humedecerlo los pies. Había caminado mucho tiempo: quizá días, semanas. Era el momento que había estado esperando, aunque le parecía extraño haberlo encontrado. Alzó la mirada al cielo y se encontró con un celeste profundo, casi ausente de nubes, observándole también: era un elemento más dentro del universo divergente.


Fotografía: Playa del Postiguet, Alicante, España.

jueves, 8 de septiembre de 2011

Lo mejor está por venir.

Ya te habrás dado cuenta de que hay gente que necesita una pantallita de neón para percatarse de que tiene las cosas al lado, pero aún así no se da cuenta. Para muchos resulta mucho más cómodo, fácil y divertido permanecer en la irrealidad del sueño, precisamente, porque es menos complejo. Ante cualquier consecuencia nefasta, la mejor excusa es la falsa inocencia: un argumento falaz que apela a ti mismo como persona, que apela a una relación, a un vínculo sólido -y a veces ni eso-, para intentar evadir las culpas. Evadir las propias culpas bajo la excusa de inmadurez, de no darte cuenta de las cosas que están sucediendo en la cara. 

Pero gente así hay mucha. Hay mucha gente que siempre buscará excusarse, por lo cual, solo voy a decirte que sigas adelante. No te mereces esto que te está sucediendo, pero así sucedió y ya no le vamos a dar más vueltas al asunto. Como futuro profe, podría decirte que absolutamente todo en esta vida es una instancia de aprendizaje y que cada suceso te marca: esa es la experiencia que no va a aparecer en el Curriculum Vitae, pero sí va a pesar mucho en tus decisiones futuras, en tu configuración propia de persona. Si hay una cosa que admiro mucho de ti, es la fortaleza con la cual has sabido llevar tu vida adelante hasta posicionarte en el lugar al cual has llegado, con esfuerzo y dedicación y más de algún momento en que has querido mandar todo a la mierda. Siempre has sido honesto, educado y buen amigo y sé que esto te hará aún más fuerte. 

Solo puedo decirte que va a llegar ese momento en que llegarás a buen puerto, a uno mejor del que estás en este momento. Todo, absolutamente todo, fue para crecer. Llegará un día en que mires atrás y no te arrepentirás de lo sucedido, por el contrario, dirás que te ha servido: te ha dado fuerza, te ha hecho aprender. Has resistido muchas cosas y vas a resistir muchas más. Aún puedes llegar más lejos y sé que lo vas a lograr. Te mereces una persona a tu altura, con ideales y valores, pero, sobre todo, con sueños. Sueños tan fuertes como los tuyos, a los que les has sido leal y te han llevado hasta donde estás. Porque has sabido esforzarte y tomar las decisiones: has sabido marcar tu carácter.

Sigue adelante, lo mejor está por venir, porque te lo mereces.

miércoles, 7 de septiembre de 2011

Sin título

Cuando levantó la mirada se encontró con el vuelo de pájaros. La migración de las almas también era consecuencia de algún movimiento natural, quizá tectónico o submarino. La cortina de la terraza flameaba con el viento y la brisa marina le había permitido un sueño sin precedentes. El único problema era que no recordaba cómo había empezado la historia: una botella de vino vacía y una copa de vidrio quebrada en el suelo, unas cuantas manchas rojas sobre el papel en el cual se disponía a escribir una carta. No sabía si era de amor, odio, desesperación, alegría, tristeza, vida o muerte. Mucho menos sabía cuál era el final.

Somníforo.

Caes enredadas de las estrellas de tu mundo perfecto
pintado del azul modernista del silencio.
Te enredas de nuevo en mi mirada perdida
y cantas en silencio esas nuevas melodías,
melodías dormidas del presente incipiente
que nace y que crece, que no muere.

Dos locos danzando en la calle 
la ciudad se detiene,
me encuentro contigo y enloquece el valle.
Lo que sentimos es muy fuerte.

Te abrazas a mis historias
y yo me abrazo a tu mirada multicolor:
de verde, de azul, de café,
ya no lo sé.
Te enredas en un abrazo
y te entregas a ese refugio construido para ti,
te duermes con una sonrisa en mis brazos,
aludiendo a electrones equivocados danzando por todos lados. 

El amor es somnífero, te olvida del mundo.
El amor es un sueño y no quiero despertar.
Vuelo con locura y no quiero aterrizar,
¿vuelas tú conmigo también?

Somníforos propios, somníforos bellos,
somníforos tus besos que me enredan a ti.
Somniforo de locura, de pensamientos,
somníforo de historias inmortales.

martes, 6 de septiembre de 2011

Dímelo

Dímelo.
Mírame con esos ojos multicolores, hermosos. Mírame con esa sonrisa que me dan ganas de besar una y otra vez. Mírame con esas manos que me dan ganas de entrelazar y no volver a soltar.
Acércate, eres abrazable.

Dime, con tan solo un parpadeo... ¿sabes tú qué es lo que va a pasar?

lunes, 5 de septiembre de 2011

Quizá

Quizá siempre nos encontremos en el mismo punto. El lugar de encuentro sea la calle y la ciudad, con su magia iluminada. Quizá caminemos todos los días por los mismos lugares, sonriamos al azar al ver algo entretenido, rocemos nuestros hombros y hasta compartamos el oxígeno al interior de algún medio de transporte público. Quizá nos vayamos de fiesta a los mismos lugares: bebamos los mismos tragos y bailemos toda la noche observando el mar. Quizá nos hayamos bañado en la misma agua que viaja por todo el mundo en un tiempo indeterminado. 

Quizá miremos la hora al mismo tiempo, quizá las neuronas hagan una sinapsis precisa que se conecte. Quizá podamos sentir lo mismo, tener una búsqueda similar y creer que las cosas pueden ser perfectas, siempre mejores. Quizá seamos los mismos y nunca nos hayamos dado cuenta: quizá nunca nos demos cuenta.

Miradas

Las luces de la ciudad tornan el horizonte de una línea continua e iluminada que confluye en las quebradas de los cerros, cerros que desembocan en el mar y traen consigo una increíble carga energética que me motiva a seguir observando, a seguir caminando, a seguir buscando más y más secretos de una postal surrealista de mi propio ensueño. Los edificios cubren el cielo de la Avenida Libertad, ensordecida por el paso de microbuses en direcciones varias. En cada calle se entrecruzan nuevas miradas, nuevas personas: nuevas historias caminan de un lado a otro quizá sin darse cuenta que en ese mismo camino también circulan varias de las almas con las que han convivido desde ya hace varias vidas. Almas distintas entre sí, pero similares: como hermanas. Almas que han compartido muchos momentos, historias, cuentos, amores, desamores... almas que han compartido vidas. 

Tantas historias que se descubren al encontrarse con la mirada de gente que observa el semáforo a la espera del cambio de luz para poder cruzar en el paso peatonal de 1 norte. Miradas que aparecen de pronto a mi lado, gente que se agolpa en mi inconciente. Gente proveniente desde una dimensión intangible, diferente a la nuestra. Gente que está a mi lado, con la que coincidimos por un solo instante casual. Me siento pequeño en medio de un mundo voraginoso, increíble... sorprendente. Me siento como un niño pequeño que aún tiene tantas cosas por descubrir. Sonrío continúo mi camino.

domingo, 4 de septiembre de 2011

Anécdotas de día domingo.

Desaparición cibernética: la simpleza de hacerse adicto a estar frente a una caja eléctrica portátil por el solo hecho de que, cómodamente, guarda música, fotos y plantillas para escribir. Todo perfecto, un día domingo de sol de primavera despertando a mediodía, hasta que descubres que el computador te dice que no queda batería, pero... ¿no que estaba conectado a la corriente alterna? Nones. Lo que temí por años acaba de suceder: el cable ha dejado de existir. 

El colapso de no tener computador dura algunos instantes en que el apagón digital te trae de regreso a viejos pasatiempos de infancia. Me acordé de la existencia de libros -y que son para leer, no para adornar el librero-, de que existía televisión -que daban películas- y que existen lugares tales como Portal Belloto para darse vuelta un rato, evitando la tentación de comprar algo. Lo simple es pasar al Easy y buscar el adaptador que por $1590 puede ser la solución. Lo siguiente es regresar caminando a la casa y disfrutar el aire primaveral de septiembre para luego llegar a tomar agua. Me gusta caminar, me entretiene. 

Pero lo mejor de todo es llegar a la casa, cambiar el adaptador y ver que el problema no era el adaptador. ¡El problema es el cable! Dos años y medio de funcionamiento llegan a su fin y me dejan en la incertidumbre informática... espero que no por mucho tiempo más. Un día sin computador, espero, sea un aliciente para evitar el insomnio... es lo que hay.

sábado, 3 de septiembre de 2011

Extremismo


Algunos que se dicen democráticos (anti-dictadura) no respetan que otros establecimientos decidan, democráticamente, mantenerse en clases. Así con respetar lo que piensa el otro.

Fotografía: Calle Los Algarrobos, Villa Alemana.

viernes, 2 de septiembre de 2011

Como si nada hubiese sucedido.

Cuando te vi de reojo tras el cristal, caminabas como si nada hubiese sucedido. Tu vida era perfecta: tenías un buen trabajo, tenías amigos que te adoraban y una buena proyección a futuro que te convertían en la envidia de cualquier persona. Sabías la mirada exacta con la cual podríamos caer rendidos ante tus encantos juveniles, ante esa sonrisa que muchas veces te ruborizaba las mejillas. Tú nunca me viste cuando yo estaba sentado del otro lado de la vitrina, fumándome esos cigarros de mala muerte que había comprado en la feria, a un precio ínfimo. Nadie necesitaba decirme que no era el tipo que tú buscabas. 

Caminabas tranquila, sin saber que yo te había estado observando todo el camino desde que me miraste, me besaste, lloraste y luego te alejaste de mí como si nada hubiese sucedido. Como si fuésemos dos extraños que nunca se encontrarían en la vida y que desaparecen como el viento que vuela kilómetros en tan solo un segundo. Caminabas como una femme fatale que acababa de asesinarme para siempre, sin vuelta atrás.

jueves, 1 de septiembre de 2011

Melodías en do.

Con pinceles danzan las figuras en el cielo
cuando se nubla del silencio fanstamal de antaño
y acarrea el viento de historias futuras.
Una mezcla del cronos perpetuo
azules los verdes paisajes
de aquel inicial cuento,
esas historias que te contaba antes de dormir
cuando la luna se posaba cerca del balcón;
esa luna en la cual dormíamos abrazados
a la espera de un caluroso nuevo amanecer.

Telas traídas de oriente y un canto bajo el sol,
una manta dorada se eleva en la arena
mientras brindan las guitarras en su son,
beben del buen vino de la vendimia
y sonríen a la naturaleza, melodías en do. 
¿Hasta dónde llegará la fiesta,
hasta dónde llegarán las historias estivales del invierno?
Con una mano en la cintura y la otra en el cielo,
sonriéndole a la doncella que se quita el velo,
que camina hacia el mar y se sumerge, lentamente,
hasta ser parte de ese horizonte desconocido.

¿Hasta dónde oirán las voces de los cantos de ultramar?
Donde las guitarras tocan melodías en do
y el buen vino nos inunda de felicidad.
A lo lejos se escuchan, renace la ciudad,
las palabras reestructuran su inmensidad.