jueves, 31 de diciembre de 2009

Adiós 2009

Es momento de decir adiós. Sí, a un año cargado de cosas extrañas: buenas y malas, como la vida misma. Una bipolaridad necesaria en todo ámbito de situaciones, que no permite comprender el mundo en una mayor globalidad. El 2009 se despide dejándonos todas esas ilusiones que no pudimos cumplir y todas las que se vieron satisfechas de maneras increíbles. El 2009 se va y no vuelve, sólo puede regresar su recuerdo que, espero, sólo traiga alegría. Que los errores no sean más que el motivo para poder volver a levantarnos y continuar aprendiendo, que las caídas sean el anuncio de que somos humanos e imperfectos, pero que somos capaces de recuperar el vigor y levantarnos.

Saludos a todos los que lleguen a este blog: a los de siempre, a los que están de paso. Felicidades y mucho ánimo para comenzar un nuevo año lleno de ilusiones y, sobre todo, esfuerzo para lograr cada una de nuestras metas.

Cristian Briceño González

lunes, 21 de diciembre de 2009

Considerar

CONSIDERAR
cum+ sidera
con + estrellas

Quiero creer que en algún lugar del mundo, por muy lejano o distinto que sea, alguien se detiene a mirar las estrellas al mismo momento que yo, que piensa lo mismo que yo, que siente lo mismo que yo y que en ese momento minúsculo nos convertimos en una sola persona unida por los lazos de un sentimiento fuerte. Sentir su abrazo, su silencio... su compañía.

Quiero considerarte y que también me consideres. Y que en ese momento exacto y perfecto, de una caminata nocturna podamos, al fin, considerarnos. Quiero considerar contigo. Quiero que tú también quieras considerar conmigo.

martes, 15 de diciembre de 2009

En la Gran Capital por enésima vez

Viajar a Santiago es algo muy extraño: pasan miles de años en que tengo la ventaja de no viajar, pero luego se vienen temporadas en que debo viajar seguido, como lo ha sido este año; en menos de 2 meses he viajado unas 4 - 5 veces, ya perdí la cuenta. Y como cada viaje es una nueva experiencia, una más se suma a mi historial de viajes en el último tiempo. He aquí la historia del provinciano, residente en Quilpué, que se ha levantado a las 5 de la mañana para tomar el bus a las 6 y partir a la Gran Capital, 'Buscando Visa para un sueño'.

Suena la alarma a las 5 de la mañana y me levanto con cara de sueño... lógicamente, nadie podría despertarse con un rostro reluciente a dicha hora. A las 6 de la mañana me subo al bus que se va a dar una vuelta bastante estúpida por Las Palmas. Dormí casi todo el viaje así que no tengo la más mínima idea si es que aparecieron luces extrañas en el cielo o si algún OVNI se acercó al bus para visitarnos, de todos modos, es muy poco probable que haya sucedido algún fenómeno de ese tipo. Llegué cerca de las 8 a Pajaritos, con un taco enorme y filas para cargar la tarjeta bip!. Extrañamente, el metro de la línea 1 no venía tan lleno como me lo esperaba... pero se llenaría después. 40 minutos de pie hasta llegar a la Estación Los Leones. Camino por 11 de septiembre hasta llegar al edificio... mmm no me acuerdo el nombre. Tuve la suerte de ser el primer número que entregaban y entonces ordené los papeles, completé el formulario (incluso me equivoqué y lo arreglé bien artesanalmente) y entonces me atiende la señora españolísima. Nuevamente reclamo por esos vidrios idiotas que tienen, porque uno no escucha nada y más encima que yo soy medio sordo. Estaba un poco asustado, pero todo salió bien. Se me había olvidado pegar la foto, pero la españolísima, muy amablemente la pegó. Me encantó su acento, insisto. Acabó todo en menos de 30 minutos, cuando me dice que debo venir a buscar el pasaporte cuando ellos me llamen, o sea, en 10 o 20 días más.

Si es cuestión de confesar, agoté todo mi dinero, en mi paseo por Estación Central. Luego me voy a la casa de Pecas. Como no tenía hora para el pasaje, Pecas me dice si qquiero acompañarla al Alto Las Condes y yo le digo que sí, porque no conozco esos lugares tan top. Y fuimos en la tarde, con un calorcito exquisito de no sé cuántos grados, pero sobre los 28º. Pura gente cuica, mujeres pelo lais... parecía otro país. Y uno que es negrito y de pelo oscuro se ve tan extraño entre tanta gente top. Paseando entre tiendas, buscando novedades, regresamos por una de esas autopistas que ya ni recuerdo el nombre. Vi el futuro Costanera Center (aunque no encuentro la costa jaja) y conocí la famosa Torre Santa María, cuyo incendio causara tanto revuelo en los años 80... o 90, no me acuerdo bien... la encontré, más bien, chica comparada con los otros edificios de alrededor. Paseando por no sé cuantos lugares, regresamos para ir a Estación Central a conocer el centro de la perdición misma... del dinero que me quedaba. Recorrimos el sector Meiggs, lleno de tiendas y tienditas en las cuales había de todo, a precios muy módicos y tentadores. Pecas es una gran guía turística de ofertas, aunque, me cuentan por interno, que ahora está insolada y con alergia gracias a ese tour consumista.

Y al final, se suponía que iba a regresar a mi casa antes del mediodía, a almorzar. Un trámite de 20 minutos me tomó todo el día, recorriendo las calles de la Metrópolis... con un calor de 32º y peleando con tanta gente. Después de todo, Santiago ya no me aburre tanto, solo que hay que rebuscar los lugares en donde puedes encontrar diversión... y consumo.

Saludos a Pecas por ser la guía turística de ofertas y por soportarme una vez más.

viernes, 11 de diciembre de 2009

TRICOT se ve tan susceptible.

No voy a hacer un flashback al momento en que el despertador -o sea, mi celular- comenzó a sonar, a las 07.25... tampoco diré que quise dormir más y que le cargo de conciencia me hizo levantar a las 07.17. Tampoco voy a decir que era poco el ánimo que tenía de levantarme, aunque me agrado de que estuviese nublado ya que no me gusta estar ocupado cuando el día está bonito; me da la sensación de 'mira, lo que me estoy perdiendo'. Tampoco... mmm... tampoco diré que compré 100 dólares en el banco y que, por enésima vez, me miran raro cuando les digo 'quiero comprar dólares' y la cajera me mira y me pregunta '¿quiere comprar dólares?', como si no entendiesen bien las palabras tras ese vidrio aparatoso -que al menos debiese tener un aparato para poder hablar- o si mi aspecto no fuese el de un especulador... tampoco voy a hablar de por qué siempre te piden el nombre cuando estás comprando dólares. ¿Acaso el Banco Central tiene miedo de que yo, un simple chileno universitario aspirante a académico, pueda influir en la economía y dejar la grande? Ni que fuera Madoff...

Sí voy a comentar mi segundo día de trabajo y de que estuve pensando todo el día en poder llegar a mi pieza, a sentarme frente al computador y escribir cuanta cosa se me viniese a la cabeza al más puro estilo de una corriente de la conciencia, pero de manera un poco más conciente que la técnica tan vanguardista... quizá sofisticada. Tricot de avenida Valparaíso, ubicada en Viña del Mar, se ve tan susceptible... a que lleguen oleadas de gente con sus afanes consumistas a destruir las pilas de ropa ordenada con esmero, con pasión, con sufrimiento que me tomó algún tiempo y un dolor de espalda con el que aún estoy lidiando. Tricot se ve como un antro de la perdición... sí, puedes ver como la gente pierde su dinero escuchando la voz hipnótica que te habla de las ofertas y más encima te 'invita' a que visites los otros departamentos y continúes... qué derroshe (sí, con sh). Las mismas canciones todos los días (alcancé a captar alguna de Madonna, Maroon 5, September, Sash, Britney y no sé cuántas villancicos en las versiones más extrañas que la mente humana macabra pueda imaginar). El dolor de cuerpo que cambia: ayer me dolían los pies a morir y hoy lo son las rodillas. Desde las 10.30 hasta las 21.30, con dos horas de colación en que aproveché de chacharear y echar la talla de una manera impresionante con un demasiado amplio espectro de temáticas incluidas (llegué con 5 minutos de retraso después de la colación). Después de todo, creo que fue mejor comentar el día 2 que el primero, porque ayer habrían sido puras depresiones profundas al más puro estilo del 'me siento sobreexplotado y por el mínimo', 'quiero que todo termine'. Hoy fue más bien un 'no lo quiero hacer toda mi vida, pero tampoco es tan malo, pese a que me duelen a morir las rodillas, puedo reirme por un rato'. Y así fue.

Ahora estoy buscando alguna forma para sentir que el tiempo se pasa más rápido... entre las 19.00 y las 20.00 miré el reloj vaaaaarias veces y parecía estar detenido. Acepto sugerencias.

martes, 8 de diciembre de 2009

Y a él solo le daba risa

Y en este tubería -ubicada a 20 kilómetros de profundidad desde la Plaza Central- estaba llena de cuerpos humanos que colgaban desde el techo, amarrados de los pies y con las manos intentando alcanzar el suelo. Pero era imposible, a menos que sus cuerpos lograses estirarse 2 metros. Sus rostros asustados parecían temer aún más al hombro que caminaba chapoteando por las posas que se formaban en el interior de dicha tubería, que parecía interminable. Algunas gotas de sangre salpicaban el suelo y lo tornaban rojizo, lo que hacía sonreír al hombre que caminaba por entre los cuerpos que estaban próximos a ser asesinados, mutilados parte por parte, probablemente quemados o retorcidos hasta que las vísceras saltasen por la nariz. Y a él solo le daba risa.

Avanzó hasta encontrarse frente a uno de estos cuerpos, al parecer, el que recién había llegado. Sería un joven de 20 años de edad, de cabello oscuro, con la mirada asustada. Pidió que lo descendieran un tanto, para poder alcanzarlo del cuello. Las cadenas fijas a los tobillos chorreaban sangre, la cual caía por las piernas, recorriendo el cuerpo hasta el pecho y el cuello, en dirección contraria a la gravedad. El joven estaba mareado: llevaba casi 1 hora colgado y, probablemente, ya habría perdido demasiada sangre. El hombre lo tomó del cuello y lo amenazó con un cuchillo, sonriendo. Luego, sin más ni más, se lo clavó en medio del pecho, rasgándole la piel hasta el ombligo, sin importarle los gritos del joven que moría bajo el filo de su arma. Guardó el cuchillo y se alejó, dejándolo medio muerto, medio vivo, con la sangre alcanzándole le boca y tiñéndole de rojo los labios, con la mirada perdida. Y a él, sólo le daba risa.

domingo, 6 de diciembre de 2009

Próximo a comenzar

Como de pronto pongo mi mirada en las manecillas del reloj y los segundos se escapan de mi vista casi sin que me de cuenta. No recuerdo bien cómo llegué aquí, sólo sé que ha sido un viaje; me he alejado de casa con la fe de que es el destino el que me llama. Sí, tengo fe, creo en esto que sucede, creo en esto que comienza. Miro el reloj y ya han pasado minutos... esto no para. Con la cabeza pegada al vidrio de la ventana veo las líneas de la carretera que quedan atrás; los audífonos en mis oídos no logran aislarme del mundo, no logran aislarme de lo que está a mi alrededor. Quiero hablar, quisiera decirles tantas cosas, pero no sé cómo empezar ni cómo terminar. No quiero hacer nada, sólo quiero que suceda. Todo corre tan rápido, la señalética del camino, la curva, el tráfico, las nubes, los aviones en el cielo...

Son tiempos misteriosos. Son segundos escandaloso. Son presencias momentáneas de un futuro que sé que ya viví. Sé que va a suceder, estoy sentado, esperando. No quiero mirar el reloj otra vez, estoy a punto de lanzarlo por la ventana. Las puertas se abren de a poco. El pasillo es ancho y luminoso, allí me saluda el camino. Tic tac tic tac tic tac tic tac... eternamente. Siento a mis espaldas la sonrisa del mundo, la sonrisa de lo que he vivido. Un abrazo y unas palabras pueden ser suficientes... el momento en que los pies se despegan del suelo está próximo a comenzar.

miércoles, 2 de diciembre de 2009

En Santiago... otra vez!

Así es, son las 01.05 y estoy escribiendo desde una de las habitaciones del departamento ubicado en pleno centro de Santiago, de doña Pecas que gentilmente me ha invitado a alojar durante mi estadía de 3 días, para poder asistir a las II Jornadas de Estudiantes de Literatura de la USACH. En un principio, Santiago sólo era para mí la capital de nuestro país, la urbe más salvaje que he conocido con su entramado interminable de calles y gente que corre y te aprisiona en el metro. Pero cada vez que vengo encuentro algo nuevo bajo la capa de smog que se convierte en una de las postales que nadie reconoce. Gracias a la Ellen es que he aprendido a vivir cada lugar, disfrutando incluso sus cosas no tan gratas.

Llegué a mediodía y llamé no sé cuántas veces a Pecas para decirle dónde estaba. Ella ya me estaba esperando en una calle que no me acuerdo bien cómo se llamaba... ¿Ruiz Tagle puede ser? Una que queda a la salida del terminal Alameda de Tur Bus. Era la primera vez que nos veíamos en persona... es el segundo encuentro virtual-concreto que tengo en menos de un mes. La vida me ha sonreído de una manera increíble en el último tiempo... so I've gotta be happy. Luchando por cruzar las calles de esta capitalina urbe, llegamos a su departamento ubicado muy cerca del famoso centro de eventos Matucana 100, del que más de alguna vez oí y que nunca había conocido bien.

Llegué, dejé mis cosas y bajé a la USACH a inscribirme... estaba perdido, lo reconozco, pese a las instrucciones a prueba de no-inteligentes que me dio Pecas. Llegué más rápido de lo que esperaba, aunque me di no sé cuántas vueltas y le pregunté a medio mundo... me sorprende ver que los santiaguinos también son gente simpática algunas veces. Al final logré inscribirme y regresé a almorzar. Turisteamos brevemente -reconocí algunas calles, lo que para mí es un logro- y luego regresamos para seguir conversando durante algún rato. Eran las 4 y caminé hacia Alameda para ir al metro, para preguntar donde se validaba la TNE. Resulta que era en la misma Estación Central, por lo que caminé un poco más y llegué hasta el servicentro donde la maquinita sonreía -es una hipérbole, recuerde usted que a veces este tipo se las da de poeta- y puse la tarjeta... pasaron 30 segundos o tal vez más o menos, quién sabe, y apareció en pantalla 'pase extendido' lo que asumo que es 'validado'.

Era la hora y caminé a la USACH, pero ahora ya me ubicaba. Llegué rapidamente al CENI (Centro de Eventos Nacionales e Internacionales... no tiene nada que ver con senil, aunque suenen similar) y esperé para una ponencia en la cual acabé casi quedándome dormido y a punto de olvidar mi celular en la mesa, si no fuera que me avisaron oportunamente... y yo que intentaba irme piolamente. Finalmente, he estado casi toda la tarde conversando con Pecas porque me entretengo harto, además de pasar pegado a la ventana mirando Santiago iluminado de noche, porque es un espectáculo entretenido para un 'provinciano' como yo. De todos modos, las luces de Valparaíso cayendo desde los cerros al mar no tienen punto de comparación.

Después de todo, cada nuevo lugar es una nueva experiencia.