Día viernes 20 de noviembre y los atisbos de fin de semestre no dejan descansar. Es como si todo apareciese con alargue. Toda la mañana trabajando en una u otra cosa, intentando ordenarse para poder cumplir todo. De dormir, mejor ni hablar... el déficit de horas de sueño puede producir efectos faciales considerables. Son las 11.30 de la mañana aproximadamente cuando llamo a Ada para preguntarle si íbamos a reunirnos al final... no sabía muy bien porque tenía un tour en la tarde. Entonces quedamos en llamarnos como a las 4 de la tarde, hora en la que yo terminaba de hacer mi trabajo.
Cuando llega la hora determinada, la llamo nuevamente y me dice que está en el Museo Naval y que pronto van a bajar en ascensor al plan. Le digo que si voy para allá y no sabe cuánto tiempo van a estar... que me llama de vuelta. Espero la llamada y al final me dice que va en una micro a Viña, pero no sabe dónde está ni dónde van a bajarse, que no se ubica. Se supone que me va a avisar cuando llegue a Viña para juntarnos allá. Ok. Entonces viene a mi mente el siguiente pensamiento: "Voy a tomar una micro a Viña, me bajo en Libertad y entonces espero a que me llame". Camino al paradero. Y un nuevo pensamiento intuitivo aparece... "¿y si me la encuentro en la micro?". Sucede que mi historial intuitivo me recuerda que todas las veces que he estado en esta situaciones y han venido estos pensamientos, se cumplen. Camino hacia el paradero cuando me encuentro con una compañera que me pregunta por un trabajo. Veo la micro y aparece el rostro que busco. Le digo a mi compañera que se lo envío al mail y corro al paradero al momento en que la Ada me ve y me saluda... corro, corro, corro hasta alcanzar la micro que ya está a punto de partir, doy un salto a la micro y me subo. Pago mi pasaje y luego camino por el pasillo hacia la sonrisa de Ada y me siento al lado. "Hola!". "Hola!" Y entonces, finalmente, luego de una odisea porteña de la Ada, pudimos conocernos... nada más y nada menos que en una micro.
Creo que ha sido una de las experiencias más mágicamente entretenidas que he tenido en el último tiempo. Y conocer a Ada que es demasiado simpática y buena onda, además de ser muy linda que debe tener a todos los valdivianos locos. Y es que no son muchas las veces en que uno puede contar este tipo de coincidencias que, a mi juicio, no son coincidencias. Y definitivamente esa semana me pasaron muchas cosas buenas, como que se pusieron de acuerdo. El encuentro con Ada fue uno de ellos... ahora solo hace falta el encuentro entre Ada y Cristian en el sur. Es un encuentro pendiente que espero cumplir.
¡Saludos para Ada por ser una de las protagonistas de la historia!